SYMBOLOS
Revista internacional de
Arte - Cultura - Gnosis
 
 
RECORDACION, INDIA Y PLATONICA
ANANDA K. COOMARASWAMY
2ª Parte
Hemos visto ya que hay un tal Sí mismo omnisciente, la fuente de la Memoria (Chāndogya Upaniṣad VII.26.1, Maitri Upaniṣad VI.7; cf. I Corintios 2:11), y se afirma repetidamente que este Sí mismo solar, pre-conociente, espiritual e inmortal de todos los seres, cuya presencia es indivisa en las cosas divididas (Bhagavad Gītā XIII.15, 16)27, es nuestro Sí mismo real, a ser distinguido del Ego contingente, un agregado aparentemente unánime (excepto en los casos de esquizofrenia) de los poderes de percepción y de acción, los cuales son "solamente los nombres de Sus actos" (Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad I.4.7, Maitri Upaniṣad II.6d, etc.). El Principio providencial, en otras palabras, es el Espíritu inmanente, el Conocedor del campo, prescindiendo del Cual, por una parte, ningún nacimiento podría tener lugar (Bhagavad Gītā XIII, etc.), y prescindiendo del Cual, como único veedor, oidor, pensador, etc., en nosotros (Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad III.7.23, etc.), ni la experiencia ni la memoria podrían ser concebidas28. Vemos también que la "verificación" de las palabras, "Eso eres tú", debe implicar al mismo tiempo la liberación y la omnisciencia. 

Es significativa la conexión de la omnisciencia con el nacimiento implícita arriba. Jātissaro, citado arriba de Milindapañha 78, sugiere de hecho, inmediatamente, el antiguo epíteto Jātavedas, epíteto de Agni, debido a que "él conoce todos los nacimientos" (visvā veda janimā, Ṛg Veda Saṁhitā VI.15.13; jātānāṁ veda, Aitareya Brāhmaṇa II.39), y también el término jātavidyā, conocimiento de los nacimientos, o de la genealogía29. Se debe a que Tanū-napāt (Agni-Prajāpati) deviene los Soplos inmanentes o Poderes del Alma (cf. Śatapatha Brāhmaṇa I.8.3.2; Taittirīya Saṁhitā II.1.1.3, 4; Jaiminīya Upaniṣad Brāhmaṇa IV.2.6; Maitri Upaniṣad II.6a, b, etc.) y de que es así "el presenciador de sus hijos" (prajānām upadraṇṭā; cf. Jaiminīya Brāhmaṇa III.261, agnir jajñeaupadraṇṭryāya) como los dioses a través de él "conocen la mente del hombre" (Śatapatha Brāhmaṇa III.4.2.5-7)30. ¿Cómo, El "que está de cara a todas las vías" (viśvatomukha, Ṛg Veda Saṁhitā I.97.6) y es "de muchos nacimientos" (bhūri-janmā, Ṛg Veda Saṁhitā X.5.1), el que es la "vida universal" (viśvāyu, Ṛg Veda Saṁhitā I.27.3, y passim) o "movedor de la vida universal" (Ṛg Veda Saṁhitā VIII.43.25), y que asume todas las formas (viśvarūpa, Ṛg Veda Saṁhitā III.38.4), no va a ser también el "Omniconocedor" (viśvavit, Ṛg Veda Saṁhitā III.29.7; viśvavedās, Ṛg Veda Saṁhitā III.20.4, y passim)? Agni, Jātavedās, es el Soplo (Aitareya Brāhmaṇa II.39, Śatapatha Brāhmaṇa II.2.2.15): "aquellos de cuyos nacimientos tiene conocimiento, esos ciertamente vienen al ser (bhavanti), pero aquellos de cuyos nacimientos no tiene conocimiento, ¿cómo podrían existir?" (Aitareya Brāhmaṇa II.39); "en tanto que él es el Soplo que monta (vivifica) el semen emitido y lo conoce, por eso mismo Él conoce todo lo que nace" (Śatapatha Brāhmaṇa IX.5.1.68). Siendo omniprogenitivo, el Espíritu es omnipresente; y siendo omnipresente, es necesariamente omnisciente. 

Este Soplo (o "Vida") inmanente es también Vāmadeva (Aitareya Āraṇyaka II.2.1), que dice de sí mismo, "Estando ahora31 en la matriz (garbhe nu san) he conocido todos los nacimientos de los dioses" (Ṛg Veda Saṁhitā IV.27.1; Aitareya Āraṇyaka II.5); "así habló Vāmadeva, yacente en la matriz" (garbhesayānaḥ; Aitareya Āraṇyaka II.5)32. En tanto que Agni, etc., engendrado en todas las cosas en moción o en reposo (garbhaś ca sthātāṁ garbhaś carathām), el Único Transmigrante33 conoce las operaciones de los dioses y los nacimientos de los hombres, y se le suplica que proteja (ni pāhi) sus nacimientos (Ṛg Veda Saṁhitā I.70.1-3); en tanto que Gandharva34 guardián del Soma "él protege (pāti) las generaciones de los dioses" (Ṛg Veda Saṁhitā IX.83.4); y en tanto que el Omniveedor (viśvam abhi caṇṭe, Ṛg Veda Saṁhitā VII.61.1), el Sí mismo de todo lo que está en moción o en reposo (Ṛg Veda Saṁhitā I.115.1) y nuestro verdadero Padre (Jaiminīya Upaniṣad Brāhmaṇa III.10.4), él es, como se ha dicho ya, el "Conocedor de los nacimientos" (Ṛg Veda Saṁhitā I.50.1). En tanto que Krishna, "el Sí mismo que mora en todos los seres" (aham ātmāsarva-bhūtāśaya-sthitaḥ, Bhagavad Gītā X.20; cf. Hebreos 4:12, 13) él conoce todos sus nacimientos (janmānitāny ahaṁ veda sarvāṇi, Bhagavad Gītā IV.5). 

Este no es un conocimiento de acontecimientos sucesivos, sino de todos a la vez —"Dove s'appunta ogni ubi ed ogni quando… chè nè prima nè poscia procedette" (Paradiso XXIX.11, 20; Śvetāśvatara Upaniṣad I.2). La Persona de quien todas las cosas nacen, el Señor de la Inmortalidad (amṛtatvasyeśānaḥ), "cuando sube sobre el alimento"35 (yad annenāti rohati) deviene "todo esto, a la vez lo que ha sido y lo que será" (Ṛg Veda Saṁhitā X.90.2, cf. I.25.10-12; Śvetāśvatara Upaniṣad III.15)36. "Ese Dios (el îtman y Brahma de los versos precedentes) llena, ciertamente, todos los cuadrantes del Cielo, nació antes del tiempo, y está dentro de la matriz. Solo Él ha nacido y nacerá. Él está del lado de los hombres, de cara a todas las vías" (Śvetāśvatara Upaniṣad II.16). "Otro que el pasado y el futuro... Señor de lo que ha sido y será, sólo Él es hoy y mañana" (Kaṭha Upaniṣad I.14, IV.13). Ese Gran Ser es Omniconocedor, justamente a causa de que Todas las cosas se originan en Él (Ṣaṇkarācārya sobre Brahma Sūtra Bhāṣya I.1.3, Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad II.4.10). In divinis, Brahma es el destello iluminador, que revela todas las cosas instantáneamente; y dentro de vosotros, "eso que viene a la mente y por lo cual ella recuerda instantáneamente" (upasmaraty abhīkṇnam, Jaiminīya Upaniṣad Brāhmaṇa IV.21.4, 5 = Kena Upaniṣad IV.4.5). [Cf. Platón, Epístola VIII, 341D, "a veces este conocimiento deslumbra con un destello instantáneo…"] 

Se ha establecido así claramente, en las fuentes indias, una conexión lógica de la Omniciencia, una Memoria intacta de todas las cosas, con la omnipresencia temporal y espacial37. Solo desde este punto de vista puede hacerse inteligible la noción de una "Providencia", pues la Vida divina es inaconteciente, no en el sentido de que ella no conoce nada de lo que nosotros llamamos acontecimientos, sino en tanto que todos los acontecimientos de lo que son para nosotros tiempos pasados y futuros son presente para ella ahora y no en una sucesión. Es justamente en este punto cuando podemos volver a considerar más ventajosamente la doctrina Platónica similar de "que nosotros no aprendemos, y eso que llamamos aprender es recordación" ( ), y de que "no hay enseñanza alguna, sino solamente recordación" ( Menón 81E, 82A; cf. Fedro 278A)38. Dando por establecida la repetida distinción de Platón de las "almas" mortal e inmortal que moran juntas en nosotros39, y asumiendo además que el alma inmortal no es un individuo sino un Principio universal "participado" por el individuo, no como una cosa repartida sino como un Principio que nosotros podemos conocer —y ser— según la medida de nuestra capacidad para "conocernos a nosotros mismos"40, procedemos a citar el texto principal, el de "Menón" 81CD. 

"Viendo, entonces, que el Alma [ de Leyes 897B] es inmortal y ha nacido muchas veces, y ha contemplado todas las cosas tanto en este mundo como en el Hades, ella ha aprendido todas las cosas, sin excepción; de modo que no hay que maravillarse de que sea capaz de recodar todo cuanto conoció antes41 acerca de la virtud y las demás cosas. Y puesto que toda la Naturaleza es congenérica, no hay razón alguna por la cual nosotros no debiéramos, no recordando sino una cosa única42 —que es lo que nosotros llamamos "aprender"— descubrir todas las otras, si somos bravos y no flaqueamos en la indagación; pues parece que indagar y aprender son enteramente una cuestión de recuerdo"43. La misma doctrina se trata en Fedón 72E sig., y 75E, donde "nosotros debemos haber aprendido necesariamente en algún tiempo anterior lo que ahora recordamos. Pero esto es imposible si el Alma en nosotros no hubiera existido en alguna parte antes de nacer en esta naturaleza humana; y así, por esta consideración, aparece de nuevo que el Alma es inmortal"; como en Menón 86AB, "si en nosotros la verdad de todas las cosas es el Alma, entonces el Alma debe ser "inmortal" pues ella conoce cosas de las cuales nosotros no podríamos haber adquirido conocimiento en esta vida y "debe haber tenido esta enseñanza desde siempre" ()"44 [cf.  Timeo 36E]. Siguiendo a Menón 81, Sócrates continua dando una demostración práctica más bien por deducción que por comunicación a un discípulo, del conocimiento que él no parecía poseer; y esto parece mostrar que toda educación verdadera es más bien una destrucción de la ignorancia45 que el don de un conocimiento, un punto de vista que está en estrecho acuerdo con lo que se llama en la India la naturaleza de la "auto-manifestación" (sva-prakāśatva) del principio intelectual. 

El Alma Inmortal de Platón, "la parte más divina y señorial de nosotros" (Timeo 90AB), solo puede ser el Daimon inmanente, "ese compañero vulgar que no cuida de nada sino la verdad" (Hipias mayor 286D). Es el "Alma del alma" de Filón; el Spiritus Sanctus en tanto que distinguido del "alma" (mortal) (Hebreos 4:12) y la "fuente de todo lo que es verdadero, por quienquiera que haya sido dicho" (San Ambrosio sobre I Corintios 12:3, citado por Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica I-II.109.1), el "Speculum Aeternum"46 y la Sindéresis47 escolásticos, el Amor de Dante (Purgatorio XXIX.52-54), y nuestra propia "consciencia" (I.A. "inwyt") en el sentido original y más pleno de la palabra; y el Sí mismo Inmortal, la fuente de la Memoria, del Vedānta. 

Encontramos también la doctrina de la recordación en contextos Hebreos. En el Talmud (Nidda 30B) y en el Zohar (Wayyiqra, Aharei Mot), se nos dice que todas las almas humanas tienen un conocimiento pleno de la Torah, etc. (ver nota 32) y retienen todo su conocimiento hasta que descienden a la tierra y nacen. Manasseh ben Israel (siglo XVII) vio aquí el equivalente de la doctrina de la Recordación de Platón, pues puede deducirse que todo cuanto se aprende después del nacimiento solo puede equivaler a una recuperación de este conocimiento, y así Elimelech de Lizensk (siglo XVIII) dice, "Al reaprender la Torah más tarde por amor de ella, él (el niño) logra aprehender la verdad como ella fue implantada originalmente en él"48. La eternidad implícita de "la Torah que creó todos los mundos y es el medio por el que estos se sostienen" (Zohar, Beha 'Alotheka) es como la del Veda, de cuyo origen nada más puede decirse sino que "el Señor" (Īśvara = Kyrios, Demiurgos), al comienzo de cada mundo-eón, le "recuerda" (smrtvā) y promulga, y no hay fundamento alguno para suponer que fuera compuesto con ningún otro modelo (îpadeva)49. La doctrina de la Recordación es explícita también en el Maestro Eckhart, que dice: "Si yo conociera mi Sí mismo tan íntimamente como debería, yo tendría conocimiento perfecto de todas las criaturas", pues "el alma es capaz de conocer todas las cosas en su facultad más elevada", a saber, "como un espejo claro ve todas las cosas en una única imagen", y así "hasta que no conoce todo lo que ha de ser conocido ella (el alma) no pasa al Bien Inconocido"50. La misma doctrina sobrevive en las palabras de Blake "¿Es el Espíritu Santo otro que un manantial intelectual?". 

No necesitamos intentar seguir la historia de la doctrina con un mayor detalle. Nuestro objeto principal ha sido llamar la atención a la vez sobre la importancia y la universalidad de la doctrina de la Recordación, y exponer que ella es solamente uno de los muchos rasgos consistentes de una "filosofía" que es esencialmente la misma en Platón y en el Vedānta51. 

Traducción: Pedro Rodea

 
NOTAS
27 Como en Dionisio, "De divinibus nominibus", XII.11. 
28 Cf. Hebreos 4:13. El hombre recordado y regenerado es "renovado en el conocimiento según la imagen de Aquel que le creó" (Colosenses 3:10). 
29 Para el Conocedor de los Nacimientos in divinis esto significará la "genealogía" de todas las cosas siempre; en el caso del sacerdote humano, su análogo mortal, que vadati jātavidyām (Ṛg Veda Saṁhitā X.71.11), la genealogía tendrá que ver con una línea de descenso particular (santāna). 
30 El Sol omnividente y las miríadas de los "rayos" u "ojos" solares [pies o manos] que devienen el Soplo inmanente y los Soplos, nuestros poderes interiores cuyos instrumentos son los órganos de los sentidos (Jaiminīya Upaniṣad Brāhmaṇa I.28; Maitri Upaniṣad VI.8, etc.) son precisamente "die gṇttlicher Späher, die der Menschen Thaten erschauen" (Grassmann), Ṛg Veda Saṁhitā passim
31 El védico nu, como sakṛt, "una vez por todas", "ahora-siempre". Similarmente el pretérito perfecto, "he conocido". 
32 Como en Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad II.5.18, puriśaya; siendo pura, como en Platón  "cuerpo", y śaya o śayāna etimológicamente civis, "ciudadano". Paul Deussen ha señalado que la doctrina de un conocimiento dentro de la matriz que se pierde al nacer, enunciada en Garbha Upaniṣad 3.4, corresponde a la doctrina platónica de que todo "aprender" es realmente recordación. 
33 Ver Coomaraswamy, "Sobre el Único y Solo Transmigrante".
34 La deidad solar progenitiva, como en Majjhima Nikāya I.265, 266, gandhabbo, prescindiendo de la cual la unión de los padres humanos es estéril. 
35 Cuando "viene comiendo y bebiendo" (San Lucas 7:34). "Esa Persona de Oro en el Sol… es también El que mora dentro del loto del corazón y come el alimento" (Maitri Upaniṣad VI.1). "Alimento" en este contexto no es, por supuesto, solamente el "alimento sólido", sino todo combustible que alimenta los fuegos de la vida, bien sea físico o mental. 
36 Hay una doctrina significativa del pasado (bhūtam) y del futuro (bhavyam). El pasado es al futuro lo que el Cielo, el Día, el Sol, el Sacerdotium (brahma), la Realidad (satyam) y la Certeza son a la Tierra, la Noche, la Luna, el Regnum (kṇatra), la Irrealidad (anṛtam) y la Incertidumbre (Atharva Veda Saṁhitā II.15; Śatapatha Brāhmaṇa II.3.1.25). Estos son pares progenitivos, respectivamente masculino y femenino, diferenciados aquí pero coincidentes in divinis. El hombre es generado (prajāyate) y hecho crecer a partir del encuentro o conyugación (maithunam) de lo real y lo irreal (Aitareya Āraṇyaka II.3.6); o como nosotros podríamos decirlo, el hombre es el hijo del pasado y el futuro. Es nuestra génesis ininterrumpida la que separa estos contrarios; teniendo lugar su reunión solamente a condición de nuestro cesar de devenir, de modo que nosotros seamos lo que nosotros somos ("Eso eres tú"), ahora, sub specie aeternitatis
37 Es, por supuesto, "solo como si fuera con una parte de sí misma" (Bhagavad Gītā XV.7) como La Suprema Identidad del Ser y No Ser puede ser concebida como Omnipresente, Omniforme, Omnisciente. Pues la Omnisciencia solo puede serlo de las posibilidades y actualidad de la manifestación: de lo que queda (ucchiṇṭam, Atharva Veda Saṁhitā XI.7, etc.) no puede haber ni ciencia ni omnisciencia, y es desde este punto de vista que, como lo hace notar justamente Erígena, "Dios no sabe lo que él es, debido a que él no es ningún qué" (cf. el budista ākiṁcaññā). Son solamente sus posibilidades de manifestación las que devienen "qués", de los cuales puede haber ciencia u omnisciencia.
38 Es en concordancia con esta doctrina como Platón da por establecido que la función de las obras de arte es recordarnos las realidades eternas (Fedón 74 sig., Fedro 278A); cf. Maitri Upaniṣad VI.34, fin., donde para aquellos que no sacrifican, ni conocen, ni contemplan, "el recuerdo (smaraṇā, [docta ignorantia]) de la morada celestial de Brahma (es decir, el brahmaloka) está obstruido". "Es lo inconocido —pienso— lo que tú deberías recordar" (atha nu mīmāṁsyam eva te manye 'viditam, Jaiminīya Upaniṣad Brāhmaṇa IV.19.1). En la iconografía de Śiva, el demonio sobre quien él se erige se llama "la persona de la amnesia" (apasmāra Puruṣa).
39 Timeo 69D, 90AC, República 430, 604B; siendo el Alma Inmortal el "Sí mismo real" de Leyes 959B. Que esta Alma jamás ha devenido alguien se ve claramente en Menón 81B, donde se cita la doctrina hierática de que "el Alma del Hombre es inmortal, y en un mismo tiempo alcanza un fin, que se llama "morir", y "nace nuevamente", pero nunca es matada". Esto es casi idéntico con Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad IV.4.5,6, Bhagavad Gītā II.13 y 17-26, correspondiendo el  de Platón a na hanyate hayamāne śarīre y el   a nityam mṛtam. De la misma manera "Fedón" 83BC, "el Sí mismo de (todos) los seres" () y el "Alma de todo hombre" ( versión de Fowler, preferible a "toda alma de hombre" de Jowett), corresponde al "Sí mismo de todos los seres" (sarveṇaṁ bhūtānām ātmā, Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad I.4.16) de las Upaniṣads. Cf. Fedro 246B,  y 249E; y Hermes, Lib. X.7,  También puede llamarse particularmente la atención sobre Fedón 77A, donde se nos dice, no que "nuestras almas existieran antes de que naciéramos", sino que "el alma de nosotros () existía antes de que naciéramos" Hay un paralelo en el Vinaya budista, I.23 (es decir, Mahāvagga I.14, cf. Visuddhi Magga 393), donde el Buddha pregunta a un grupo de jóvenes que están buscando a una mujer perdida, "¿Qué sería lo mejor para vosotros, seguir buscando a la mujer o buscar el Sí mismo?"; él no dice "vuestros sí mismos". En ambos casos la referencia es al principio único de muchos individuos. [Cf. Boehme, Signatura rerum IX.65]. 
40 "La Filosofía… amonestando al alma a recogerse y juntarse en su Sí mismo, y a no arrojarse en nada sino su Sí mismo, a fin de que ella misma conozca su Sí mismo, el Sí mismo de (todos) los seres" (Fedón 83B). Cf. Coomaraswamy, "La "E" de Delfos", e Hinduism and Buddhism, 1943, pp. 15-18, 58.
41 La doctrina de la Recordación aparece repetidamente en el Corán (VI.80), e impregna el Mathnawī de Rūmī (ver Anamnesis en el índice de temas de Nicholson). Mathnawī IV.3632-3635 dice, "¿De qué extrañarse, entonces, si el espíritu no recuerda sus antiguas moradas, que han sido su lugar de residencia y su patria antes del tiempo, desde que este mundo, como el sueño, le cubre como las nubes cubren las estrellas? Especialmente cuando ha caminado por tantas ciudades, y el polvo todavía no ha sido barrido de su facultad perceptiva, ni ha hecho ardientes esfuerzos para que su corazón devenga puro y contemple el pasado; para que su corazón saque su cabeza por la abertura del misterio y vea el comienzo y el fin con el ojo abierto" La redacción sugiere una derivación más bien india que platónica. La doctrina conexa de que Dios es el agente real y el hombre solamente su instrumento, según se expresa, por ejemplo, en el Manṭiqu-ṭ-éair
    "Todo lo que tú has sido, y visto, y hecho, y pensado, 
    No , sino Yo, he sido, y visto, y trabajado" 
es igualmente india (Jaiminīya Upaniṣad Brāhmaṇa I.5.2, Maitri Upaniṣad III.2, Bhagavad Gītā III.27, etc.) y neoplatónica (Filón, De opificio mundi 78, etc.). 
42 Cf. "Timeo" 50AB, y Chāndogya Upaniṣad VI.1.4, "Esa enseñanza (ādeśam) por la cual lo que no ha sido oído deviene oído, lo que no ha sido pensado deviene pensado, lo que no ha sido conocido deviene conocido... Lo mismo que por una pieza de arcilla toda cosa hecha de arcilla puede ser conocida, pues la modificación es solamente una cuestión de nombre y la realidad (satyam) solo arcilla". Cf. Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad IV.5.6. [Sócrates pretende conocer todo siempre por medio de su alma, Eutidemo 295 sig.].
43 La "Virtud" () es el tema bajo discusión. El Diálogo no decide lo que la "virtud" es; no es ni natural ni enseñada, ni es prudencia (), sino una cosa "que viene a nosotros por una dispensación divina" (Menón 98E, 99E sig.). Es una cosa que ha de ser recordada, cuya recordación se llama propiamente "aprender" ( cf.  discípulo = śrāvaka): de donde se sigue que la ignorancia, o más bien la "falta de aprendizaje" (, cf. pāli assutavā putthujanā = los  profanos), la ignorancia que es tan oprobiosa (Apología 29B, Fedro 277E), es realmente "olvido"; cf. el sánscrito aśruta, "inenseñado", y aśruti, "olvido". Para Hermes, "el vicio del alma es la ignorancia () y su virtud () la gnosis" (Lib. X.8.9, cf. 13.7B); y eso, pienso yo, es justamente lo que Sócrates quiere decir, a saber, que la virtud es una función del conocimiento de sí mismo (sánscrito ātmajñāna), y que solamente puede ser de quienes "se conocen a sí mismos". 

La "ignorancia" tradicional no tiene nada que ver, por supuesto, con lo que nosotros llamamos "ser iletrado". El valor exagerado que nosotros damos a la "literatura" como tal, habría sido para Platón, ciertamente, una evidencia de "ignorancia" (Fedro 275, 278); [cf. Leyes 689, "solo deberían gobernar aquellos que son dueños de sí mismos, no aquellos que son meramente letrados o expertos de todo otro tipo"]. La ignorancia es "sujeción al placer", o lo que equivale a lo mismo, "sujeción a uno mismo" (, Protágoras 357E, 358C; cf. República 430E sig.); la ignorancia es de lo que es justo y lo que es injusto (Fedro 277E); nada es peor que pensar que uno sabe lo que uno no sabe (Apología 29B). Es el Sí mismo lo que debe ser conocido (): pues cuando el Sí mismo es visto, oído, concebido y conocido, este Todo es conocido (Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad IV.5.6). Mientras que poner nuestra confianza en los caracteres escritos, que no son una parte de nuestro Sí mismo, es un obstáculo a esa recordación que está en el Sí mismo y que es del Sí mismo (Fedro 275A).

44 Aquí nuevamente "alma" en singular, "nosotros" en plural. Pero en otras partes encontramos "almas" (inmortales) en plural (Fedón 76). Ambos usos son conformes con el punto de vista de que todas las almas son facetas de un Alma única, lo cual, pienso yo, era la creencia de Platón, como era ciertamente la creencia de Plotino y Hermes.
45 No que la ignorancia sea "real" (en cuyo caso no podría ser "destruida"), sino como la obscuridad (privación de luz) que es desalojada por la iluminación. Los textos de pāli emplean a menudo esta ilustración: cuando el Buddha ha aclarado algún problema con su argumento, "ello es justamente como si una lámpara fuera introducida en una habitación obscura". 
46 "Donde aquellos que miran contemplan todas las cosas, y mejor que en ninguna otra parte" (San Buenaventura, I Sent. d.35, a unic., q. 1, fund. 3, "sicut dicit Augustinus"); "como un claro espejo ve todas las cosas en una única imagen" (Maestro Eckhart, ed. Evans, I, 253). 
47 Cf. O. Renz, "Die Synteresis nach dem Hl. Thomas von Aquin", en Beiträge zur Geschichte der Philosophie des Mittelalters, X (Münster, 1911).
48 Para un tratamiento más completo de este material ver J. Finkel, "A Psychoanalytic Prefiguration in Hasidic Literature", Eidenu, Nueva York, 1942. Finkel observa justamente que el "Inconsciente" de Elimelech no es psicológico sino transcendental. Cf. nota 33. [Eleazar de Worms (d. 1223-1232) sostiene que un ángel guardián causa el olvido al nacer debido a que si se recordara, la contradicción del curso del mundo con su nacimiento conduciría a la locura (G. G. Scholem, "Major Trends in Jewish Mysticism", Jerusalén 1941 —Nueva York, 1954— p. 92)].
49 Mīmaṁsā Nyāya Prakāśa 6; posterior, pero una reafirmación de la antiquísima doctrina del Pūrva Mimāṁsā; [Cf. Pūrva Mīmāṁsā Sūtras I.1.5 y Brahma Sūtra Bhāṣya I.3.28]. La doctrina similar de que el Corán es "increado" es fundamental en el islam. 

No haber estudiado (adhī) o comprendido (vijñā) el Veda es la ignorancia extrema (Śāṇkhāyana Āraṇyaka XIV). Puesto que los significados de adhī (literalmente "ir") son "estudiar" o "recordar" y de smṛ, "recordar" o "enseñar", todo esto equivale a decir que aprender es recordar. Estrechamente conexo con esto están los bien conocidos principios pedagógicos indios de la instrucción oral y del aprendizaje de memoria, los cuales, nuevamente, están en concordancia con Platón (Fedro 275A, 278A). Haber "ojeado" un texto implica que aunque nosotros hayamos recordado una vez, de nuevo hemos vuelto a olvidar, y que no somos menos ignorantes que antes. Nosotros solo conocemos realmente aquello que podemos citar siempre. De aquí la preferencia por la instrucción oral, la cual debe ser recordada si nosotros hemos de poseerla. Bajo estas condiciones, como también en muchas civilizaciones "primitivas", la cultura es independiente de la escolarización, a la que Platón llamaba "una invención para olvidar". Cf. Coomaraswamy, "La Plaga de la Escolarización". 

El argumento adicional de la Pūrva Mīmāṁsā, de que las palabras participan en la eternidad a causa de que tienen un significado, es enteramente comprensible desde la doctrina platónica, aristotélica y escolástica de que el conocimiento solo puede serlo de lo inmutable, y no de las cosas en flujo, singulares o accidentales, que nunca retienen su identidad de un momento a otro. En otras palabras, percepción y conocimiento, hechos y realidades, son cosas muy diferentes. 

50 Ed. Evans I, 324, 253, 359, 385.
51 La identidad virtual de la filosofía india y socrático-platónica es de una significación mucho mayor que el problema tal como se trata a menudo en conexión con Plotino. Estamos tratando no de "influencias" sino —justamente como en el caso de las raíces e idiomas de las lenguas griega y sánscrita mismas— de doctrinas y mitos emparentados, muchos de los cuales son en igual medida sumerios que griegos o indios. La Filosofía Perenne es anterior en fecha a todo el período histórico dentro del cual pueden predicarse las "influencias". 

Por ejemplo, no es por una apropiación sino solamente por una remota herencia, como podemos explicar la aparición de las formas "caña cortante" y "roca chocante" de la "puerta activa" (Janua Coeli) por una parte en Grecia y por otra en las mitologías navajo y esquimal, mexicana y sudamericana, y china e india. Cf. R. Guénon, Introducción General al Estudio de las Doctrinas Hindúes. Toda mitología implica una filosofía correspondiente; y si hay solamente una única mitología, como hay solo una única "Filosofía Perenne", entonces que "el mito no es mío propio, [pues] lo obtuve de mi madre" (Eurípides) apunta a una unidad espiritual de la raza humana ya predeterminada mucho antes del descubrimiento de los metales. Puede ser ciertamente verdad que, como Alfred Jeremías dijo, las diferentes culturas de la humanidad no son más que los dialectos de uno y el mismo lenguaje espiritual. Para este punto de vista, como ahora lo sostiene una amplia escuela de antropólogos, para quienes el concepto de un único "Dios Altísimo" es anterior en fecha incluso al desarrollo del animismo, cf. Padre Wilhelm Schmidt, Der Ursprung der Gottesidee (Münster, 1912-1939); The Origin and Growth of Religion, tr. H. J. Rose (Nueva York, 1931); y High Gods in North America (Oxford, 1933). [Fundamentalmente, se sostiene en común que la filosofía es a la vez un modo de vida y un medio de escape de la rueda, con cuya ayuda el alma retorna a sí misma].

 
A. K. Coomaraswamy
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