RENE GUENON ET L'ACTUALITE DE LA PENSEE TRADITIONNELLE. Actes du Colloque International de Cerisy-La Salle: 13-20 Julliet 1973. Editions du Baucens, Belgique 1977. 333 págs. Dirigida por René Alleau y Marina Scriabine. SOMMAIRE: Nadjmoud-Dine Bammate: Discours inaugural; René Alleau: Introduction; Discussion; Jean Pierre Laurant: Sources historiques de la pensée de Guénon, Discussion (avec la lecture d'un texte de Gabriel Asfar: Guénon et l'Introduction générale à l'étude des doctrines hindoues- Héresies et vérités; 1re. Table ronde: Témoignages sur Réne Guénon; Jean Tourniac: Réflexions sur l'oeuvre de Réne Guénon, Discussion; Philippe Lavastine: Tri-Varga (Les Trois Valeurs); Nadjmoud-Dine Bammate: René Guénon et L'Islam, Discussion; 2e. Table ronde: Le Soufisme; Robert Amadou: René Guénon et le Soufisme; Max Lejbowicz: Essai d'une approche astrologique de René Guénon, Discussion; Jean Baylot: René Guénon et la Franc-maçonnerie, Discussion; Bernard Guillemain: René Guénon et le symbolisme maçonnique, Discussion; 3e. Table ronde: L'Initiation (avec lecture d'un texte de Gaston Georgel); Maurice de Gandillac: L'homme et le monde dans le Corpus hermeticum, Discussión; 4e. Table ronde: Le Symbolisme (avec un comunication de Pierre Narcollier: Réflexions sur la voie symbolique selon René Guénon); 5e. Table ronde: Les Sciences traditionnelles (avec lecture d'un texte de Frans Vreede: Science moderne et initiation actuelle); 6e. Table ronde: René Guénon et le Catholicisme (avec lecture de textes de Gaston Georgel et de François Chenique); Marina Scriabine: Contre-initiation et contre-tradition, Discussion; René-Maria Burlet: Art et tradition (débat avec projections); 7e. Table ronde: Le Roi du monde (avec des exposés de René Alleau et Philippe Lavastine); Jean Hani: René Guénon et la politique, Discussion; Antoine Faivre: Démystification et remythisation, Discussion; Gilles Ferrand: Du rôle et de quelques aspects de la jeunesse (résumé de l'auteur), Discussion; Séance de clôture; Notes; Table des illustrations; Table des matiéres. En Français: .

Estos Coloquios, realizados del 13 al 20 de Julio de 1973, aparecieron editados cuatro años después gracias a la diligencia de Marina Scriabine y Nadjmoud-Dine Bammate, siendo el primer coloquio dedicado a la obra y personalidad de Guénon. Pasaremos a reseñar algunos de los estudios allí presentados, no sin antes destacar la riqueza de los coloquios que se efectuaron después de cada conferencia, y que denotaron el interés del público por todo aquello que con respeto denominaremos "el fenómeno guenoniano". 

Sources historiques de la pensée de Guénon. Jean-Pierre Laurant. Biógrafo de Guénon, Laurant investiga, naturalmente de forma somera pero esclarecedora, quiénes y cuales fueron los hombres y fuentes documentales que de alguna manera influyeron en el Guénon de los primeros años. Y el hecho de que éste muy rara vez hiciera referencias explícitas a esas fuentes, no era sino para evitar, según Laurant "que toda su andadura se sumiera en la crítica histórica", y más cuando "su documentación no ha sido nunca el resultado de una búsqueda sistemática, sino del encuentro, hombre o libro, que aporta algunas de sus confirmaciones". Guénon, en efecto, protegía así su obra de cualquier malentendido, y más cuando él mismo le confesó en cierta ocasión a un amigo suyo, el Dr. T. Grangier, que "su verdad era impersonal, de origen divino, transmitida por revelación, desapegada y sin pasión". En efecto, después de relatarnos algunas de sus fuentes bibliográficas, Laurant se ve obligado a decir que "una vez caído el telón del decorado, queda la orientación del pensamiento, más valioso que todos los documentos que pudo tener en sus manos". 

Laurant destaca en primer lugar la importancia que en Guénon tuvo su encuentro con Albert Leclère, su profesor de filosofía en Blois, cuando cursaba el bachillerato. Leclère era especialista en los presocráticos, y autor de diversas obras, entre ellas un Essai critique sur le droit d'affirmer, en el que se deslizan algunas ideas que serán determinantes en la formación del joven Guénon (entre ellas que el pensamiento fenomenológico por sí solo no puede acceder al ser), y que posteriormente desarrollará en algunos de sus libros, especialmente en los Principes du calcul infinitésimal, cuyos fundamentos ya expuso Guénon en dos artículos publicados en 1911 en La Gnose: "Notas sobre la producción de los números" y "Notas sobre la notación matemática" (editados por SYMBOLOS en el  nº 4 de Cuadernos de la Gnosis). También es interesante destacar el libro de este profesor de filosofía Mysticisme catholique et l'âme de Dante, en donde, citamos a Laurant, "después de haber hablado del misticismo en un tono sentimental, señala las afinidades de Platón y del amor de Dante por Beatriz". 

Al mismo tiempo que A. Leclère, el abad Gombault, cura de Montlivault, con el que Guénon mantuvo numerosas conversaciones, parece que también inspiró en éste algunas ideas, concretamente en las que se refieren al problema del Bien y del Mal. Un libro de este abad L'Avenir de l'hypnose (en donde se denuncian los fenómenos espiritistas) guarda ciertas relaciones con lo expuesto por Guénon en L'Erreur spirite, sobre todo en el cap. X "La cuestión del satanismo". Laurant cita, por ejemplo, esta afirmación de Gombault en otro de sus libros L'Imagination et les phénomènes préternaturels, y que podía haber sido suscrita por el propio Guénon: "...bajo el aspecto engañoso de las tendencias espiritualistas, se encuentra un animismo grosero, hermano del materialismo". 

Ya en París, y entre los años 1906 y 1908, Guénon frecuenta los ambientes ocultistas, entrando en la Escuela hermética de Papus, dentro de la cual asiste a los cursos de Sédir, autor de la Histoire des Rose-Croix, a la que según Laurant debe bastante El Esoterismo de Dante, concretamente en lo que se refiere a los cap. III y IV de éste, titulados respectivamente "Similitudes masónicas y herméticas" y "Dante y el rosacrucianismo". 

En lo que respecta a la Tradición Hindú, las fuentes documentales más importantes le fueron aportadas por autores del siglo XIX, inscritos casi todos ellos dentro de la corriente de la historia de las religiones, como por ejemplo el Essai sur la philosophie des Indiens, de Colebrooke (citado por Guénon en la nota 10 del cap. IV de El Hombre y su Devenir según el Vêdânta); la Introducción al Milarepa de Bacot; las traducciones a la Bhagavad-Gîtâ de Sénart; los tres volúmenes de The Vêdanta-Sutras with Commentary of Shankaracharya, de G. Thibaut; el importante libro del hindú "no occidentalizado" B. G. Tilak sobre el origen polar de la Tradición The Arctic Home in the Vêda (traducido al francés hace unos años por ed. Arché Milano), y al que Guénon cita elogiosamente en Formas Tradicionales y Ciclos Cósmicos; la voluminosa obra de F. de Rougemont Peuple primitif, especialmente los volúmenes cuarto y quinto, los cuales están repletos de referencias a los símbolos y mitos cosmogónicos de numerosas culturas tradicionales, y que sin duda fueron utilizadas por Guénon en sus estudios. Unos ejemplos para hacernos una idea: Rougemont menciona a la Trimurti hindú y sus correspondencias con la tríada taoísta Cielo, Tierra, Hombre; la función de Creador atribuída al Demiurgo y no al Ser; el simbolismo de la cruz y su universalidad; el Cisne de Leda y el Espíritu de Dios planeando sobre las aguas primordiales; la relación entre el Menes egipcio y el Manú hindú (recogido también por Saint-Yves d'Alveydre, citado por Guénon en varias ocasiones); las referencias a Melquisedec; el simbolismo del árbol invertido; los símbolos del Centro y del Mundo, como la montaña cósmica, la "isla blanca", la "isla verde" y la "isla de Ogigia"; las vinculaciones entre el jabalí y el "Var" sánscrito, de donde procede boar, de donde bórea (o hiperbórea), y sus similitudes con Varuna y Urano, etc. Asimismo mencionar a Creuzer y su Les Religions de l'antiquité, a De Brière y su Essai sur le symbolisme antique de l'Orient, a Lethierry-Barrois y su Les Racines hébraïques avec leurs dérivés dans les principales langues d'Europe, etc. También alude Laurant a las fructíferas relaciones con Coomaraswamy, y la influencia de éste último en el cambio de criterio de Guénon con respecto al Budismo. 

En cuanto a Charbonneau-Lassay (recordemos su voluminoso Le Bestiaire du Christ) Guénon tuvo en él a alguien que le ayudó a completar sus conocimientos sobre el esoterismo cristiano, además de ser quien lo introdujo en la revista Regnabit. Sobre el esoterismo islámico Laurant menciona a Abdul Hadi (nombre musulmán del pintor sueco Ivan Aguéli), quien le dio a conocer los textos traducidos de Ibn'Arabi. Y no menos importantes, en cuanto a ciertos datos vertidos en El Esoterismo de Dante, fueron los libros de Bouchet Les Sources orientales de la Divine Comédie y Études sur le gnosticisme musulman, así como las obras del jesuita español Miguel Asín Palacios, especialista en la España musulmana. Con respecto a los conocimientos de Guénon sobre la Cábala, Laurant resalta que éstos debieron mucho a Paul Vulliaud y su Le Kabbale Juive, casi siempre citada por Guénon cuando éste alude a la gnosis judía. Y en lo que se refiere al simbolismo y la historia de la Masonería importantísimos fueron los datos que extrajo de los libros de Knoop Genesis of Masonry, Early Masonic Catechism, Early Masonic Pamphlets, y sobre todo Medieval Mason. 

Y ya que hablamos de Laurant no quisiéramos terminar estas notas sin hacer mención a un reciente libro suyo: L'Esoterisme Chrétien en France au XIX Siècle, publicado por Ed. L'Age d'Homme en su colección Politica Hermética. Se trata, como su título indica, de una incursión en los medios esotéricos y ocultistas de la Francia del siglo pasado y principios de éste. Un texto en sí muy interesante en cuanto tiene de información fehaciente y muy documentada acerca de esos movimientos tan variados y heteróclitos que conformaron un tiempo que anunciaba profundos cambios en la historia de las ideas esotéricas en Europa. Un mundo en verdad confuso y caótico, pues junto al verdadero esoterismo, hermetismo, cábala, masonería, gnosis y alquimia, se entremezclaban el burdo espiritismo, el teosofismo, el neoespiritualismo, el magnetismo, etc., amalgama que Guénon (al que también se menciona) se encargó de aclarar y poner en su justo lugar. 

L'homme et le monde dans le Corpus Hermeticum. Maurice de Gandillac. Esta conferencia -en la que no se nombra a Guénon para nada- se edita como un texto de diez páginas, breve comentario a algunas de las partes de los Hermética que el padre Festugière, al que se sigue en parte, desarrolló en cuatro gruesos volúmenes sin acabar el tema, como es propio en este tipo de estudios. Desde nuestro punto de vista, no hemos de comentar la plática en sí sino indicar la importancia de esta intervención del Sr. Gandillac en el sentido de incorporar los libros del Corpus Hermeticum a un Simposio dedicado a Guénon, el cual sin precisar exactamente los "libros herméticos" de que trata -salvo el de Enoc-, se refiere a ellos en dos oportunidades en Formas Tradicionales y Ciclos Cósmicos; en el estudio "La Tumba de Hermes", donde: "se dice que Idris o Enoc escribió numerosos libros inspirados después de que el propio Adán y Seth hubiesen escritos otros; estos libros fueron los prototipos de los libros sagrados de los Egipcios, y los 'libros herméticos' más recientes, sólo representan por decirlo así, una readaptación, así como también los diversos libros de Enoc que con este nombre han llegado hasta nuestros días", y en una nota del estudio llamado "Hermes": "¿No habría que concluir... que el libro de Enoc, o al menos lo que con este título se conoce, ha de considerarse que forma parte integrante del conjunto de los 'libros herméticos'?". Estas breves referencias de Guénon bastarían para pensar que en ellas se insinúa un camino de búsqueda a seguir, ya que se trata de textos sagrados y por lo tanto auténticamente tradicionales derivados del Egipto helenizado, incluidos ciertos libros gnósticos, a pesar de la desconfianza de Guénon con respecto al "gnosticismo". 

Sin embargo en el debate posterior a la charla surgieron distintos interlocutores que expresaron conceptos curiosos al respecto, entre los que se destacó René Alleau que manifestó que había que distinguir el hermetismo del Corpus Hermeticum del hermetismo del Renacimiento, y posteriormente expresó que el Corpus Hermeticum era una especie de mélange, un teosofismo sincrético del tipo de Madame Blavatsky. 

Es obvia la importancia que tuvo el descubrimiento de los textos de la Hermética para el Renacimiento (que creían que habían sido escritos por el propio dios Hermes) y los siglos posteriores como bien lo ha demostrado la obra de Frances Yates; necesariamente también para la Alquimia o mejor la Tradición hermético-alquímica como la ha llamado Evola; por otra parte los manuscritos egipcios de la época griega del Corpus están obviamente relacionados con la Gnosis, como lo ha demostrado el que se haya encontrado en Nag Hammadi una versión del Asclepios. 

Por lo que también habría que aclarar que existe una Tradición anterior que podríamos denominar hermética-gnóstica, que es por otra parte la que engendra a la Alquimia y al actual esoterismo hermético en general, para el cual la Tabla de Esmeralda es un texto sagrado, y que se organiza bajo el amparo de un dios, Hermes Trismegisto, formas que son adaptaciones para tiempos y lugares diferentes de la revelación Hermética. 

¿Por qué tanto prejuicio sobre el Corpus Hermeticum, verdadero conjunto de sabiduría revelada que como todos los textos sacros -y en primer lugar los Evangelios cristianos- son totalmente esotéricos y susceptibles de cuatro niveles de lectura que incluso pueden oponerse los unos a los otros? 

Le Roi du Monde. René Alleau y Philippe Lavastine. Bajo este título general, Alleau y Lavastine nos ofrecen unas muy interesantes reflexiones (seguidas de los coloquios habituales con casi todos los ponentes) acerca de los diversos sentidos simbólicos contenidos en la función del Rey del Mundo, del Chakravartî o Monarca Universal (al que, como se sabe, Guénon dedicó un volumen entero), viendo en dicha función el arquetipo de donde emanaba toda autoridad en los reyes y jefes de todos los pueblos tradicionales. En la primera intervención, Alleau aborda esta simbólica afirmando que en su sentido original el rey asume las funciones respectivas del poder temporal (la "mano de justicia") y de la autoridad espiritual (la "mano que bendice"), es decir de la realeza y el sacerdocio, tal cual, por poner unos ejemplos, los reyes de Asiria y Sumeria, el Faraón en el antiguo Egipto o el Wang (el Rey-Pontífice) en la tradición extremo-oriental, acerca del cual Guénon habla extensamente en La Gran Tríada. En efecto, el rey es "el prototipo del hombre que recibe la luz por un rayo emanado del principio, reflejando esta luz en el mundo que es su dominio, a la vez espiritual y temporal". 

El rey es, por tanto, un eje, un puente, a través del cual las influencias celestes se vierten a la tierra, y viceversa, las energías terrestres son transmutadas y elevadas hacia el cielo. En este sentido, en su intervención posterior el Sr. Lavastine, que se centra sobre todo en la tradición hindú, señalará que en sánscrito la palabra hombre significa a la vez "hombre" y "gnomon", o sea, verticalidad perfecta. Alleau habla también del significado del "Arte Real", y por consiguiente de la tradición hermético-alquímica, afirmando que si el "rey antiguo era esencialmente un intermediario entre los hombres y el dios, él se presenta, en la tradición hermética, en el papel del artista que es el intermediario entre los metales y el fuego. En esta perspectiva tradicional, el adepto y el rey ocupan analógicamente una posición central entre el cielo y la tierra, entre el círculo y el cuadrado, realizando así la 'cuadratura del círculo' (...) que es la operación que religa el cielo a la tierra". Vale la pena recordar a este respecto las palabras de la "Tabla de Esmeralda" hermética: "Sube de la Tierra al Cielo, y de nuevo desciende a la Tierra". Menciona asimismo Alleau el origen etimológico del francés Roi, que dice provenir no del latín Rex, sino del celta Rei, que a su vez procede del verbo roe, que significa "dar". El rey es, pues, "aquel que es dado, aquel que recibe el don, y aquel que da. El primer carácter es providencial, él es dado; el segundo, aquel que recibe el don, es sobrenatural; el tercero, aquel que da, designa la función 'natural' ". Alleau termina sus reflexiones describiendo con todo detalle la consagración de los antiguos reyes de Francia, a la que se consideraba como un rito iniciático, y que se podría extender, en lo esencial, al que tenía lugar entre los reyes de todas las culturas tradicionales. 

Lavastine, como hemos dicho, se circunscribe especialmente a la tradición hindú, y de su intervención queremos destacar lo siguiente: "Quiero explicar por qué en la India se dice que el rey come su reino... Es porque lo pone en orden en el interior de él. Este rey es entonces Kronos-Saturno. En el origen de este mito, Kronos-Saturno come sus hijos: se dice que el rey 'come' todo su pueblo. Prajâpati [el "Señor de los seres producidos"] dice a las criaturas: 'venid a mi, yo os comeré, no tengáis miedo. Es en mí que seréis digeridos, puestos en vuestro lugar y en vuestro orden'... Y es en el interior de Kronos-Saturno que preside la edad de oro, que el hombre devorado encuentra su lugar'. Entonces el rey es, en el fondo, aquel que come, que bebe su reino". Y más adelante: "En la India, Indra bebe el Soma [la 'bebida de inmortalidad']. Ahora bien, saber ponerse en armonía con el universo, se denomina simbólicamente 'beber el Soma'". 

A lo largo de las intervenciones los demás ponentes propiciaron una serie de reflexiones sobre algunos puntos que acerca del tema tocó Guénon en su libro sobre el Rey del Mundo: la idea de Centro Supremo, Melquisedec, Agartha, Realeza y Pontificado, etc., todas ellas, desde luego, muy esclarecedores y sugerentes. 

L'initiation. Gaston Georgel. El autor envía una breve comunicación con respecto al tema, impedido de asistir al coloquio, lo que da pie para la tercera mesa redonda precisamente sobre la iniciación. En ella intervienen distinguidos autores y miembros del panel de participantes tales como los dos diligentes organizadores de estas reuniones, y S. Hutin, B. Guillemain, J. P. Laurant, Dr. Schnetzler, P. Lavastine, J. P. Teste, P. Warecollier, etc. que tratan de dilucidar el tema y el pensamiento de Guénon al respecto refiriéndose no sólo a la masonería y el catolicismo, sino incluso al budismo y a las tradiciones arcaicas australianas. Nos ha llamado poderosamente la atención una actitud que consideramos general entre las personalidades que se han ocupado de estos temas: ellas se refieren exclusivamente a la posibilidad de la Iniciación relacionándola exclusivamente con ceremonias y ritos o con actividades de tipo religioso. De hecho, la Iniciación es iniciación en el Conocimiento, y esto lo manifiesta de cabo a rabo Guénon en su obra; igualmente es sabido que éste destaca, siguiendo a Aristóteles, la identidad entre Ser y Conocimiento, motivo por el que se es lo que se conoce. La iniciación sin el ser es un absurdo, así se trate de misterios menores o mayores, y los recipiendarios de una influencia espiritual transmitida de modo vertical, aunque recibida en lo horizontal son los portadores de ese Conocimiento que más que nada es una experiencia concreta, una vivencia absoluta e imborrable, por lo cual precisamente, se habla del Conocimiento como obtenido de una manera gradual a través de toda clase de pruebas, que abarcan lo físico, lo psicológico y lo espiritual, y que se encarna en el ser individual identificándolo con el Ser Universal, expresión afirmada del No Ser (Ain Soph), que sólo está secundariamente, relacionado de manera refleja con ceremonias, sacramentos, o actitudes solemnes. El verdadero rito es el Rito del Conocimiento, producto de la Intuición Directa, radicada en el Corazón, promovido por una Enseñanza y ella no tiene demasiado que ver con adscripciones burocráticas y pequeñas formalidades institucionales. 

Sólo René Alleau casi al fin de la mesa redonda identifica al Conocimiento con el Ser y por lo tanto a la iniciación con los grados de Conocimiento del Ser Universal, pero casi de modo anecdótico y no parece habérsele dado a ello la importancia capital que verdaderamente conlleva. 

Démistification et remythisation. A. Faivre. El autor comienza haciendo una distinción de términos entre esoterismo, palabra que es relativamente reciente, y teosofía como ciencia de las analogías y las correspondencias, viva a lo largo de la historia de las ideas y que excluye al ocultismo, tema que no interesa tratar en su exposición. En ese sentido cree que la obra de Guénon por su propia envergadura es el mejor pretexto para tratar la situación y la significación actual de nuestra tradición occidental. 

Pasa luego a revisar sintéticamente la cultura de Occidente en un desarrollo tan pleno de sentido como de trouvailles interesantísimas que muchos compartimos con el autor, destacándose, desde luego el tipo de pensamiento que él denomina teosófico y que incluye tanto a Marcilio Ficino y los cabalistas cristianos, como a la filosofía de la naturaleza, la escuela de Chartres, las ciencias mánticas especialmente el Tarot, la iconografía alquímica, Jung, e incluso a Bachelard y Gilbert Durand, etc., de modo de ir esclareciendo el pensamiento teosófico que, por cierto no relaciona con la Sra. Blavatsky, ni pretende encasillar en módulos rígidos. El discurso de Antoine Faivre, donde se destaca la imaginación creadora y el plano de lo imaginal, es interesantísimo e imposible de ser resumido pues es en sí una magnífica síntesis por lo cual sólo podemos recomendar a nuestros lectores su atenta lectura y la consiguiente meditación. 

Concluye su excelente trabajo trayendo a la mesa diversas ideas de la cultura actual, huérfana de principios trascendentes, por lo cual el pensamiento de Guénon, que no es por cierto el de un "hombre moderno", es, paradójicamente, permanentemente actual. 

Destacamos que a lo largo de este estudio puede verse la importancia que puede tener una investigación, o mejor, una actitud histórica como coadyuvante y enriquecedora de una ubicación con respecto al temario y sobre todo a la Enseñanza directamente referida al Conocimiento y por ende a la Iniciación. En este sentido queremos destacar que la función de Guénon, eminentemente vertical, es también obviamente histórica. 

 
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