SYMBOLOS

Revista internacional de
Arte - Cultura - Gnosis

CADENA ÁUREA1

MARÍA CORREA

Hilo invisible que liga la doctrina metafísica y cosmogónica perenne, y a los iniciados que de ella son partícipes entre sí.
Éste es un concepto que alguna vez se oye y se archiva en el inconsciente, pero a medida que uno va avanzando en el camino del conocimiento y se va nutriendo de los autores que se señalan como predecesores en este tipo de materia, se va haciendo cada vez más coherente y se ilumina constantemente el hecho de que a lo largo del tiempo se haya conocido una serie de temas que nos hubieran parecido absurdos y mentiras cuando éramos hombres profanos y no teníamos la menor idea de este abrir de la conciencia a una misma y única fuente de la que todo emana.2

Es imposible expresar la luminosidad y el colorido de la Luz que se nos viene entregando por medio de la Cadena Áurea cuando a ella se engancha el alma, fulgor que produce un arrebato cada vez más intenso hacia algo desconocido y que, paradójicamente, se siente como íntimamente familiar. Un nuevo nacimiento en la claridad que señala la salida del mundo de la ignorancia, el camino de lo más hermoso, de la Verdad. Referirse a la Cadena Áurea es hacerlo a su vez a la Iniciación y a la Transmisión, en y de “Eso” que nos llama y es inexpresable.

El toque a ese despertar llega muchas veces tras intensas búsquedas, respondiendo al que “llamó”; llamó y buscó con la intuición de que hay otros mundos en este mundo, otra manera de conocer, de conocerse a uno mismo. Y de pronto esa puerta se le abre, y sí, todo tiene otra realidad llena de deidad, llena de todo atributo divino. ¡Real y accesible! Una serie de autores han dejado constancia de ello en sus escritos inspirados, y ahora es que llegan a mis manos, me los trago y algo en mi vuela a esa otra percepción en un vaivén que de a poco se va fijando, gradualmente, con la ayuda de los dioses, pues “lo inferior es liberado por un orden y poder superior, y del inferior nos liberamos cuando pasamos a una suerte mejor”.3

… iniciación deriva de initium, y este término significa propiamente “entrada” y “comienzo”: es la entrada en una vía que hay que recorrer en lo sucesivo; o también el principio de una nueva existencia en el transcurso de la cual se desarrollarán posibilidades de otro orden que las que limitan estrechamente la vida del hombre ordinario; y la iniciación así entendida, en su sentido más estricto y más preciso, no es, en realidad, sino la transmisión inicial de la influencia espiritual en estado de germen, es decir, en otros términos, la vinculación iniciática misma.4

Esta posibilidad de la vinculación iniciática viene de la mano de la Cadena Áurea, una propuesta celeste a integrarse a ese Conocimiento por la imantación amorosa más intensa y potente: “La más alta posibilidad del amor. La esencia del magnetismo. La vuelta al origen, por antonomasia”.5

La integración de un ser cualquiera en todo tiempo y lugar a esta cadena es una posibilidad que puede dársenos sin ninguna otra condición que el amor al Conocimiento, para algunos una verdadera necesidad. Oportunidad que al comienzo del proceso no se puede creer por su magnitud y generosidad pero que puede hacerse nuestra y en nosotros pese a su inmensa grandeza y su cabalidad.6

Una transmisión “en cadena” ligada por el Amor –lo que es lo mismo que decir por la Gracia– y que se fija en el gesto trino de las diosas que dan, reciben y devuelven, de modo que todo retorne a su origen.

Es pues la gracia y no los trabajos afanosos del hombre, o sea, los nuestros, la que nos llevará al Conocimiento, pues la puerta está siempre abierta para ser transitada por todos aquellos que hayan sido llamados para ello.7

Cabe mencionar que para que sea operativa, la transmisión de una “influencia espiritual” debe necesariamente canalizarla el que la transmite, habiéndola recibido previamente por un medio o vehículo (símbolo, participación en un rito) emanado en última instancia de la “Tradición Primordial”; del mismo modo, el que la recibe, estando preparado para ello, debe saberla aceptar y “la recibirá el neófito en cierto modo, de manera proporcionada a su propio estado”.8 Quizás haya algo muy primordial que le impulse a uno a devolver esto recibido, por agradecimiento (término que deriva de “gracia”) y por el deseo que surge de compartir lo más extraordinario que le puede pasar al ser humano. Añadiremos que puesto que nos encontramos bajo los efluvios de Hermes, dios de la Sabiduría –que entre otras habilidades posee la del negocio–, decir que en la economía divina, lo que uno invierte (que puede ser visto como lo que uno entrega o da), le viene retornado con enormes creces, las que de nuevo se podrán volver a invertir del mismo modo guiado por este dios, hasta alcanzar si se quiere y puede, el Infinito. Aunque esto sea sólo una manera de decir.

Esta entrega, recepción y devolución se ha expresado –y sigue expresándose– en una maravillosa variedad de formas por los seres vinculados a la Cadena Áurea, según las diferentes posibilidades que ofrezca el medio y el mejor hacer de cada quien. Igualmente, este mensaje que lanzan a los vientos, misteriosamente el azar divino ha dispuesto que siempre haya formas finamente “ajustadas” para penetrar en los canales de cualquier oído deseoso y listo para recibirlo.

La transmisión toma formas misteriosas como es mistérico el tema del que trata, es decir, el de la realización metafísica, o iniciación, en el sentido más alto que se le pueda atribuir a esta palabra (tercer nacimiento). Pocas veces se da efectivamente de maestro a discípulo, como se supone y es habitual en Oriente, aunque la subsistencia de uno o más grupos emanados de una escuela de pensamiento, sin duda fomenta la posibilidad de la realización intelectual, o incluso prolongan una irradiación de este tipo de energía, o vibraciones. Sin embargo, muchas veces es un total desconocido el que recibe el mensaje, muy a menudo de modo casual y gracias a su trabajo y apertura de conciencia, siendo capaz de adscribirse a tal o cual Tradición y realizarse con ella de modo posterior.9

Es bien simbólico lo de “la cadena” en el sentido de que aúna la imagen de la unidad y de la multiplicidad de los estados del Ser Universal, ya que de unas múltiples y diferentes piezas entrelazadas y unidas –gracias a su semejante naturaleza–, se compone una totalidad en la que se revela la realidad de lo uno: la cadena.

Así mismo, de la Cadena Áurea dice el Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos de Federico González Frías:10

…cualquier centro señalado por un ser, fenómeno o cosa que conforme una teofanía o una epifanía es el centro arquetípico y por lo tanto la emanación del Eje primordial, o Eje del mundo, por medio del cual se conecta con otros estados o modalidades de un Ser Universal cuyas distintas expresiones configuran la totalidad del cosmos. Este eje es la cadena áurea que atraviesa todos los estados del Ser Universal a la que se suele llamar la “cadena de unión” que designa a la transmisión de la doctrina tradicional y la iniciación…11

Cadena de Siete Sabios. Figura Beréber del Atlas de Marruecos.
La transmisión de la Sabiduría se produce de forma ininterrumpida dentro de un ciclo cósmico, e igualmente entre los grandes ciclos del tiempo como los Manvantaras, o eras del Manú:
…los siete Rishis, los cuales, aparte de que su nombre se refiere a la “visión” y por lo tanto a la luz, son además las siete “Luces” por las cuales se trasmitió al ciclo actual la Sabiduría de los ciclos anteriores.12

Este mismo autor que acabamos de citar, René Guénon, haciendo uso de las formas reveladas en la tradición hindú, expresa cómo la Cadena Áurea –que es “la reiteración a través del tiempo de la metafísica original expresada en todas las lenguas, lugares y períodos”13 y está presente, además, en la “inmutabilidad del eterno presente”–, se vierte en “cadena ininterrumpida” cruzando todos los tiempos sin padecer los efectos destructores de éstos:

La India verdadera es la que permanece siempre fiel a la enseñanza que su élite se transmite a través de los siglos, es la que conserva integralmente el depósito de una tradición cuya fuente se remonta anteriormente y más lejos que la humanidad; es la India de Manú y de los Rishis, la India de Shri Râma y de Shrî Krishna. Sabemos que no fue siempre la región que se designa hoy con ese nombre; sin duda incluso, desde la morada ártica primitiva de la que habla el Veda, ocupó sucesivamente muchas situaciones geográficas diferentes; quizás ocupará otras aún, pero poco importa, pues ella está siempre allá donde está la sede de esta gran tradición cuyo mantenimiento entre los hombres es su misión y su razón de ser. Por la cadena ininterrumpida de sus Sabios, de sus Gurús (maestro espiritual) y de sus Yoguis, ella subsiste a través de todas las vicisitudes del mundo exterior, inquebrantable como el Meru; durará tanto como el Sanâtana Dharma (que se podría traducir por Lex perennis, tan exactamente como lo permite una lengua occidental), y nunca cesará de contemplar todas las cosas, por el ojo frontal de Shiva, en la serena inmutabilidad del eterno presente. Todos los esfuerzos hostiles se romperán finalmente contra la sola fuerza de la verdad, como las nubes se disipan ante el sol, incluso si han logrado oscurecerlo momentáneamente a nuestras miradas. La acción destructora del tiempo no deja subsistir más que lo que es superior al tiempo: ella devorará a todos los que han limitado su horizonte al mundo del cambio y colocado toda realidad en el devenir, a aquellos que han hecho una religión de lo contingente y de lo transitorio, pues “aquel que sacrifica a un Dios se convertirá en el alimento de ese Dios”; ¿pero qué podría contra los que portan en sí mismos la conciencia de la eternidad?14

El Manú de nuestro Manvantara, séptimo del Kalpa, es el “Vaivasvata Manú” del que nacen y beben todos los ciclos que contiene, incluida nuestra humanidad, la que amanecida en las últimas fases de esta gran era sufre el grandísimo opacamiento que ello supone. Así, aunque la posibilidad de vivir en el eterno presente es perenne y se ha transmitido sin interrupción, es en verdad muy extraordinario que dentro de todo este caótico desorden, la luz del Conocimiento le pueda llegar al individuo. Y sí, sabemos que el influjo amoroso de la tradición Hermética no se detenido y esta rama de la Tradición Primordial sigue imantando desde el Origen. Una bienaventuranza edificada, en perfecta consonancia con los devenires temporales, por una serie de autores que actualizan las formas bajo las que se envuelve el lenguaje universal de la Ciencia Sagrada. Estos defensores de la Verdad van adecuándose a los cambios de la mentalidad del ser humano en el seguir cíclico. Ni que decir lo dificultoso de esta labor en los momentos que ahora vivimos, donde nos toca observar el grandísimo espectáculo de la disolución de toda una era, una expiración divina. La manzana que se mordió en el Paraíso se ha digerido y es ahora el tiempo de defecarla para que nuevas posibilidades del Ser sean alumbradas. Por lo que partiendo de esa inmundicia, salimos al más grande asombro al mirar la vida en la luz vertida por estos “entrelazados áureos”. La magnitud de lo que se revela nos sume en el vértigo, aunque “lo que hemos aprendido no es una nueva descripción del cosmos y del microcosmos, sino el saber de todos los pueblos y autores que se unen en un solo punto para revelárnoslo. Pero aún saber eso es igual a no saber nada en la indefinible variedad que supone”.15

A través de indefinidas culturas, y de distintos aspectos de una sola realidad, que este personal de la cadena áurea ha vivido y puesto a nuestra disposición como un legado permanente de lo que se expresa mediante el Secreto y el Misterio, esta posibilidad se asemeja a un hilo que se ha mantenido a lo largo de la historia y nos señala un camino para trascender la chatura de nuestras concepciones anteriores, nacidas de la ignorancia del medio en que a nosotros –y a los protagonistas de esta cadena– nos ha tocado existir. Pues los hombres mediante los cuales hemos accedido a este conocimiento son seres que también han vivido la brutalidad del medio, del cual han sido incluso rechazados, por los profanos que en su estupidez y tontera caminan a ciegas a no se sabe dónde y por qué.16

Todo es y tiene una realidad por la “presencia e inmanencia divina en todas las cosas”, por el “descenso de Kether al mundo material”,17 donde se mira, se ama y se reconoce el Ser en su espejo de múltiples reflejos, y sólo hay que empezar a reajustar y fijar nuestra percepción a esa visión –digamos divina o vertical– de la realidad, para ir re-conociéndose uno en el que Se mira, lo que a saber por qué, la voluntad divina ha establecido que en estos tiempos, cueste lo indecible. “Si adoptamos el punto de vista vertical, esa transmisión de la Tradición Primordial, y su recepción, no han dejado de ser nunca, y esos efluvios de la divinidad están siempre presentes en el mundo y en el hombre”.18

¡Así que la mano divina está siempre tendida! Toda esta Cadena de soles, como ya se ha dicho, pende del más que luminoso Sol de soles, y se extiende por el devenir de la historia; unos intelectos podrán mejor enganchar con éste o aquel autor y luego con algunos más, y otros quizá con aquella otra luminaria; esto gracias a la ya mencionada inmensa variedad de formas en que generosamente se vierte la Potencia luminosa intelectiva y unificadora, actual y actuante, aunque hoy día “nadie hable [de todo ello] por desconocimiento o porque se considera una ilusión, o una mentira de tipo vergonzoso, a pesar de los cientos (o miles) de ejemplos de los que se dispone; comenzando por una muy amplia bibliografía, mucha de ella testimonial o autobiográfica, por donde comenzar las investigaciones”.19

Aquel Bien que está sobre toda luz, fuente de toda radiación y efusión de luz que inunda toda inteligencia por sobre de este mundo, alrededor de éste o en éste, iluminándolas con su plenitud y renovando en ellas todas las facultades del entender y abarcándolas a todas ya que se extiende por sobre todas las cosas; y siendo superior a todas, en cuanto está sobre todas ellas, y tiene inmanente a Sí, de modo trascendente y simplicísimo, todo el fundamento de iluminar en cuanto es fuente (base, raíz) de la luz y trasciende a ésta y reúne a todos los que gozan de inteligencia y de razón y los unifica. Porque, así como la ignorancia separa a los que yerran, así la epifanía de la luz reúne y unifica a los iluminados y los perfecciona y los dirige hacia Aquel que verdaderamente es, retrayéndolos de las opiniones dudosas y contrae los varios aspectos (o, para hablar más propiamente), las cosas varias, a un verdadero y puro y simple conocimiento y lo llena todo de una sola luz unificante.20

El dios Thot bajo la forma de babuino
como patrón de los escribas humanos. Hermópolis, Egipto.
Siguiendo con la ya mencionada labor que realizan estos autores de actualizar, en los diferentes tiempos, las formas bajo las que se envuelve el lenguaje universal de la Ciencia Sagrada –dado que la mentalidad de los hombres es algo orgánico y por tanto también lo es su habla o medio de comunicación–, diremos que dicha labor de actualización es verdaderamente necesaria y precisa de un extremo rigor, dada la vorágine cambiante y destructora de los últimos siglos. En este periodo del devenir histórico muchas palabras se han literalizado, es decir, se utilizan castrando el poder de nombrar la esencia, y así han tomado significados diferentes e incluso diametralmente opuestos al original, lo que ha llevado, entre otra cosas, a errores de conceptualización, sobre todo cuando hay traducciones de por medio. En los escritos de la Cadena Áurea se ha mantenido el lenguaje simbólico de la Ciencia Sagrada adaptándose a estos cambios en las formas de transmisión, por lo que esos posibles desvíos no se han dado y es más, se han evidenciado en los que caían en ellos para parar de algún modo el río de la confusión que van produciendo. Al que se nutre de estas lecturas, además de la certeza de que se trata de un legado auténticamente tradicional, le aporta una más fácil comprensión o asimilación de los escritos que llegan de lugares y épocas ajenos, lo cual se agradece y mucho. Cabe aquí mencionar la extraordinaria labor y obra de Federico González Frías –en lengua castellana y en parte traducida a otras lenguas–, quien habiendo dicho que recibió de René Guénon una influencia intelectual, es probablemente el mayor “interprete” de la Tradición –en su rama Hermética– de estas últimas décadas. Toda su obra es la encarnación, renovación y actualización con enderezamiento doctrinal de un abundantísimo caudal del que ha ido bebiendo espiritualmente el Occidente, y de aquel que aún clama en las Américas, “garantizando que la Tradición se perpetúe” y bendiciendo con ello a los que han podido y pueden de corazón acceder y comprender tamaño legado. Análogo a lo que en otros tiempos hiciera Platón, cuyo “pensamiento Filosófico y Esotérico está tan vivo hoy en día como en el momento en que el Maestro escribió”, y que “basado en Sócrates y teniendo el fundamento de todo el pensamiento griego, Orfeo, Pitágoras, los presocráticos y estoicos incluidos y tan comprensivo respecto al pensamiento mítico (Hesíodo, Homero, etc.), al que explica y pone en valor, recordando la herencia recibida de Egipto, Mesopotamia, Persia, India y de otras fuentes orientales (incluso nórdicas) –donde se menciona la influencia que han tenido los griegos sobre esas Tradiciones, pero no a la inversa– es el fundador de la filosofía y un renovador y actualizador de la cosmogonía y metafísica de la Antigüedad, es decir, de la Tradición Primordial”.21 Ya alguien dijo que a veces el autor actúa en su propia obra.

El mismo Platón con la voz de Sócrates explicó cómo fue la transmisión y actualización del legado de la Ciencia Sacerdotal del Egipto para los griegos; aunque su texto sobre este tema es bastante más amplio, recogemos esta breve cita:

No os sorprendáis al oírme muchas veces dar nombres griegos a los bárbaros, pues ved la razón que tengo para hacerlo. Cuando Solón pensaba consignar esta relación en sus poemas, quiso conocer la significación de los nombres, y encontró que los egipcios, primeros autores de esta historia, los habían traducido a su propia lengua; y el mismo Solón, a su vez, buscando el sentido de cada nombre, le escribió en la nuestra. Estos manuscritos de Solón estaban en poder de mi abuelo y ahora los poseo yo, que los he estudiado mucho siendo joven. Y así, si me oís pronunciar nombres griegos, no os sorprendáis, puesto que ya sabéis la razón.22

Entre los entregados a esta obra de transmisión de la Tradición Unánime hay un reconocimiento que se transparenta en sus escritos. Se saben hermanados y partícipes –a diferentes niveles– de una misma Conciencia Intelectiva, y el reconocimiento de esta “jerarquía Intelectiva” y hermandad se pone de manifiesto, por poner un ejemplo, cuando se apelan con adjetivos como “divino”, “nuestro”, etc. También muestran el mutuo respeto y rigor intelectual cuando nombran y traen a sus escritos citas de otros autores con palabras textuales, a veces sin traducir, en la lengua o incluso con los caracteres en los que el autor citado supo plasmar la idea. Y se revela que esta ligazón surge y va más allá del tejido espacio-tiempo cuando llaman a presentarse a un autor pretérito para dialogar con él en el tiempo presente del que escribe, acreditando en su autoridad y siendo la fuente de su revelación; un reconocimiento o agradecimiento que se refleja también en las obras inspiradas y basadas enteramente en otras precedentes como sería el caso de los trabajos de León Hebreo o de Marsilio Ficino fundamentados en El Banquete de Platón; o en las obras dedicadas a quienes se reconoce como maestros, como Dante que “dedica la Divina Comedia a Virgilio, su guía en el más allá, en otros mundos siempre nuevos”,23 o más recientemente el libro de Federico González, Esoterismo Siglo XXI. En torno a René Guénon, inspirado y dedicado al esoterista francés. Cómo no ver en todas estas manifestaciones, tal como apuntábamos más arriba, la expresión de una interpenetración, de un entrelazado de la Intuición Intelectual en el “Siempre Ahora” unido por un amor divino que ha imantado a todos los eslabones de esta larguísima Cadena Áurea, y que sigue imantando a todos los que a ella se adhieren.

… una fuerza divina es la que te mueve, parecida a la que hay en la piedra que Eurípides llamó magnética y la mayoría heráclea. Por cierto, que esta piedra no sólo atrae a los anillos de hierro, sino que mete en ellos una fuerza tal, que pueden hacer lo mismo que la piedra, o sea atraer otros anillos, de modo que a veces se forma una gran cadena de anillos de hierro que penden unos de otros. A todos ellos les viene la fuerza que los sustenta de aquella piedra. Así también la Musa misma crea inspirados, y por medio de ellos empiezan a encadenarse otros en este entusiasmo. (…) Porque no es gracias a una técnica por lo que son capaces de hablar así, sino por un poder divino, puesto que, si supiesen, en virtud de una técnica, hablar bien de algo, sabrían hablar de todas las cosas. Y si la divinidad les priva de razón y se sirve de ellos como se sirve de sus profetas y adivinos es para que, nosotros, que los oímos, sepamos que no son ellos, privados de razón como están, los que dicen cosas tan excelentes, sino que es la divinidad misma quien las dice y quien, a través de ellos, nos habla.24

Alquimistas trabajando bajo la dirección de 4 sabios.
Grabado coloreado extraído de Theatrum Chemicum Britannicum.
Siglo XVII, Oxford, Bodleian Library.
Muchas veces, sobre todo en la antigüedad, poco se conocía de las circunstancias personales de los integrantes de esta Cadena y sus obras incluso eran anónimas; pero cada vez que nos acercamos más a los tiempos modernos ha sido preciso consignar el nombre del autor para que su obra no fuera usurpada, silenciada o destruída por la ignorancia creciente de un medio hostil a su mensaje. De hecho, algunos escribieron con pseudónimos y de ciertos otros personajes y de sus obras, nada o muy poco es lo que se sabe, pues han sido extraviadas, perdidas o desafortunadamente destruidas por ignorantes. Sin embargo, gracias a otros escritores que en su tiempo las conocieron y citaron en sus propios escritos, nos ha llegado la importancia de sus enseñanzas. Entre muchos, tenemos el caso de “Crátilo, de finales s. V a. C., que se dice enseñó a Sócrates durante 8 años, aunque también que no hablaba y se limitaba a mover su dedo; no se le conoce obra publicada”.25

A continuación, y ya acabamos, ofrecemos una pequeñísima muestra de algunos aspectos de lo que se ha venido diciendo con citas muy breves y llenas de belleza de algunos de estos integrantes de la Cadena Áurea.

1.
He estado con Platón esta mañana. Me lo he encontrado mientras iba ensimismado por el parque central. Hablamos de Orfeo y que no hay magia más espectacular que la vida misma. La vida es mágica, le dije con mirada de importante y tono de entendido tratando de iniciar una conversación con un autor que jamás aparece en su obra. Al recordar estos hechos he llegado a la conclusión de que sólo alterno con gente destacada. Soy amigo de profetas y de inspirados, compañero de filósofos y sabios, todas personas muy distinguidas. Me parece muy buen programa estos diálogos con Platón. Estos intercambios con Proclo, con Dionisio Areopagita, con mi maestro, conmigo mismo. 26
2.
Los profetas Isaías y Ezequiel comían conmigo. Yo les pregunté cómo se atrevían a afirmar tan libremente que Dios hablaba con ellos. ¿No habían pensado que, al afirmarlo, corrían el riesgo de ser incomprendidos y de prestar apoyo a la impostura?
…Isaías respondió: “No he visto ni oído Dios alguno por medio de una percepción orgánica limitada, pero mis sentidos descubrían el infinito en cada cosa, y, desde entonces, estoy convencido y persuadido de que la voz de la indignación sincera es la voz de Dios. No pensé en las consecuencias y escribí”.27
3.
Nuestro Platón define en el Fedro el furor como una alienación de la mente. E indica dos géneros de alienaciones. Estima que una proviene de enfermedades humanas, la otra de Dios. A la primera la llama locura, a la segunda furor divino...28
4.
La influencia de Platón es decisiva para la Filosofía… no en vano se ha llamado “divino” a Platón. En la Antigüedad no se tomaba este apelativo como alegórico, sino que se acreditaba en la divinidad de Platón… su pensamiento Filosófico y Esotérico está tan vivo hoy en día como en el momento en que el Maestro escribió.29
5.
Lo proporcionado es causa para lo mixto de que sea uno, verdadero de que sea verdaderamente, lo bello de que sea inteligible. Por tanto, el ser en sentido primario es inteligible, verdaderamente ser y lo más uniforme; y el intelecto está unido con él conforme a la afinidad con lo bello, y cada uno de estos elementos participa del ser, de aquí que son ser del Ser, y aquí es lo más elevado en los seres porque está unido con el Bien. Me parece ciertamente que por estas tres causas del ser también el divino Jámblico, al examinarlas en estos tres elementos, define lo inteligible por la proporción y por la verdad y por la belleza, y a través de estas causas manifiesta los dioses inteligibles en la teología platónica.
(...)
El divino Jámblico, por lo tanto, dice correctamente, que toda la Teoría de Platón está comprendida en estos dos diálogos, “El Timeo” y “Parménides”…30
6.
Virgilio sabía, como lo supieron Homero y Hesíodo, que él prestaba voz a una audición que venía de más allá de sí mismo y de su conocimiento, por intuición directa del misterio y que repetirá una misma Tradición fundamental e igual cosmogonía, es decir la Philosophia Perennis.31
7.
Así, pues, no constituye el número la proporción en la cantidad sólo, sino en todas aquellas cosas que, de cualquier manera, tanto sustancial como accidentalmente, pueden convenir y diferir. Tal vez por esto Pitágoras pensaba que todas las cosas se constituían y eran inteligibles debido al poder de los números. Sin embargo, el llegar a la exactitud de las combinaciones en las cosas corporales, y a una adaptación adecuada de lo conocido a lo desconocido, es algo superior a la razón humana. Por eso a Sócrates le pareció que no sabía nada, a no ser que era un ignorante. Y refiriéndonos al sapientísimo Salomón, juzgaba todas las cosas difíciles e inexplicables por la palabra. Y otro varón de espíritu divino dijo que la sabiduría y el lugar de la inteligencia estaban ocultos a los ojos de todos los vivientes.32
8.
No hay ni un griego, ni ningún bárbaro, que fácilmente no concluya que el Sol y la Luna son dioses; y no solamente estos, tal como yo he observado, sino también las cinco estrellas, que son comúnmente referidas como “errantes o planetas” por los que han olvidado, aunque con su curso desvelado, cierto y estable ellos realizan mediante sus divinos cambios los movimientos más ordenados y eternos; movimientos que, de hecho en apariencia son varios, pero que están realizados con una celeridad que es siempre estable, y representada con maravillosa alternancia, en un tiempo avanzan, y en otro retrogradan de acuerdo con su posición, elípticidad e inclinación de su órbita con lo que está bien familiarizado quien entiende el levantamiento y la puesta de las estrellas.
(…) Tú [a Virgilio] que eres de la misma opinión que Platón, pondrías al mismo nivel de los dioses visibles estas otras estrellas, las lluviosas Híades, Arturo, y ambas Osas.33
9.
“Similarmente, de acuerdo con los astrólogos antiguos, cuya opinión siguen Platón y Aristóteles y de acuerdo con los escritos del español Abenazra y también con Moisés, Venus fue situada en el centro de los cielos a continuación de Marte, porque ella debe aplacar su impulso que por naturaleza es destructivo y corruptor, al igual que Júpiter anula la maldad de Saturno. Y si Marte estuviese siempre subordinado a Venus, es decir, si la contrariedad de los elementos componentes estuviese subordinada a su debida proporción, nada llegaría a perecer.34

Hasta aquí las citas.

Aún hoy, ahora mismo, la presencia y efluvios divinos de todos los que han venido conformando la Cadena Áurea, estos seres divinos que “honran y manifiestan a los dioses”,35 está en el aire que siguen inspirando los discípulos actuales adheridos que van cerrando el anillo del ciclo, el que comenzó en el paraíso y deberá recogerse como simiente para el próximo, muy próximo ciclo, con un nuevo Manú y “un cielo y una tierra nuevos”. Algunos de estos discípulos, conscientes de la inmensidad de este legado divino que han hecho suyo con alegría, persisten vigilantes y valientemente alertas, con extremo cuidado, respeto y rigor para, en la medida de sus posibilidades y de la mano de los dioses, mantener la pureza del vertido de la Tradición Unánime en un medio hostil, cargado de confusión y densas, muy densas formas de pensamiento, casi insoportables, por decir lo menos. Llamando discípulo a “quien sigue las enseñanzas del maestro intelectual, las hace suyas, las vive como tales, y a su vez las transforma, haciéndolas nuevas, siempre a la luz de la doctrina unánime, que participa del hilo de oro y los autores e ideas que la expresan en todos los lugares y tiempos, lo que garantiza que la Tradición se perpetúe y lo haga partícipe de tamaño honor y responsabilidad, permitiéndole a su vez que al encarnarla, pueda igualmente transmitirla –en forma escrita o no–, de acuerdo a las capacidades con que está dotado y las formas personales en las que tiene facilidad y son las adecuadas para su tiempo y lugar, es decir, con lo que cuenta”.36

Excelsas, vírgenes, transparentes, simplicísimas son esas regiones del Ser que se rozan con el Infinito Innombrable. Tan cerca de esa Nada, difícil es limitar algo con un nombre, quizás por eso muchos son los nombres que se les aplican según las formas en que esa esencia de esencias descienda a manifestarse. Y es por esos nombres que se dejan conocer, en la amplitud de sus atributos, los dioses, de modo que “llamarlos es conocerlos, y poder así encarnar la Cosmogonía completa, a eso se nos llama, para eso hemos venido a la vida”.37 De ahí, abrazada por Su inmenso Silencio se hizo Palabra, la que hace ser lo que no es, la que se canta, la que crea y nutre, la que se invoca en la Cadena Áurea, la leche que amamantó a Hércules y a todos los héroes que como él han realizado los trabajos para transitar la espiral de la Vía Láctea hasta el inmutable centro. Sí, una Palabra silenciosa que se expresa en una guirnalda de muy bellas palabras que al ir nombrando Eso, a Eso llevan, aunque vuelven a callarse al irse encontrando con la majestad del Silencio.

El hecho es que cuanto más alto volamos menos palabras necesitamos, porque lo inteligible se presenta cada vez más simplificado. Por tanto, ahora, a medida que nos adentramos en aquella Tiniebla que hay más allá de la inteligencia, llegamos a quedarnos no sólo cortos en palabras, sino más aún, en perfecto silencio y sin pensar en nada.
En aquellos escritos, el discurso procedía desde lo más alto a lo más bajo. Por aquel sendero descendente aumentaba el caudal de las ideas, que se multiplicaban a cada paso. Mas ahora que escalamos desde el suelo más bajo hasta la cumbre, cuanto más subimos más escasas se hacen las palabras. Al coronar la cima reina un completo silencio. Estamos unidos por completo al Inefable.38

Ibis Sagrado, vinculado a Thot y a la Sabiduría.
NOTAS
1 Este trabajo está basado en las entradas del Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos de Federico Gonzalez Frías. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013. Integramente en versión online: Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos.
2 Entrada: “Cadena Áurea”, op. cit.
3 Jámblico. Sobre los Misterios Egipcios. Ed. Gredos, Madrid, 1997.
4 René Guénon. Iniciación y realización Espiritual. Ed. Sanz y Torres, Madrid, 2023.
5 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Amor”, ibíd.
6 Entrada: “Cadena Áurea”, ibíd.
7 Ibíd.
8 René Guénon. Iniciación y Realización Espiritual, op. cit.
9 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Transmisión. Cadena Áurea”, ibíd.
10 Ibíd.
11 Entrada: “Eje”, ibíd.
12 René Guénon. Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada. Ed. Paidós, Barcelona, 1995.
13 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Tradición Unánime”, ibíd.
14 René Guénon. Estudios sobre Hinduísmo. Ed. Vía Directa, Valencia, 2007.
15 Federico González Frías. Tres Teatro Tres, “En el Tren” . Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2011.
16 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Cadena Áurea”, ibíd.
17 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. Revista SYMBOLOS nº 25-26, Barcelona, 2003.
18 Federico González. Tarot. El Tarot de los Cabalistas. Vehículo Mágico. Mtm editores, Barcelona, 2008.
19 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Iniciación”, ibíd.
20 Dionisio Areopagita. De los Nombres Divinos. Citado en Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Dioses-Diosas”, ibíd.
21 Entrada: “Filosofía”, ibíd.
22 Platón. Critias. Edición de Patricio de Azcárate, Madrid, 1872.
23 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Virgilio”, ibíd.
24 Platón. Diálogos. “Ion”. Ed. Gredos, Madrid, 1990.
25 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Transmisión. Cadena Aurea”, ibíd.
26 Federico González. En el vientre de la Ballena. Ediciones Obelisco, Barcelona, 1990.
27 William Blake. Matrimonio del Cielo y el Infierno. Ediciones elaleph.com, 2000.
28 Marsilio Ficino. De Amore. Comentario a El Banquete de Platón. Citado en Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Loco”, ibíd.
29 Entrada: “Platón”, ibíd.
30 Proclo. Teología Platónica I-III. Ed. Losada, Buenos Aires, 2011.
31 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Platón”, ibíd.
32 Nicolás de Cusa. La Docta Ignorancia. Ed. Aguilar, Buenos Aires, 1966.
33 Apuleyo. Tratados Filosóficos. Ed. Universidad Autónoma de México, México, 1968.
34 Pico de la Mirándola. “Sobre la naturaleza general de la belleza”. Citado en Edgar Wind. Los Misterios Paganos del Renacimiento. Barral Editores, Barcelona, 1972.
35 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Escriba Sagrado”, ibíd.
36 Entrada: “Discípulo”, ibíd.
37 Cita del audiovisual Himnos del Agartha XVII. Ver en youtube: “Para cerrar la puerta y abrirla”.
38 Dioniso Areopagita. Teología Simbólica. e-arrow, 2014.
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