SYMBOLOS
Revista internacional de 
Arte - Cultura - Gnosis
 


Ilustración de "La Piedra Angular"
Citado en las cartas a A. K. Coomaraswamy
Cartas de René Guénon a Ananda K. Coomaraswamy
seguidas de otras a Louis Cattiaux
y al P. Víctor Poucel

Publicamos en este segundo Nº especial que SYMBOLOS dedica a René Guénon ("René Guénon II", 2002) y como una continuación a nuestro homenaje a los 50 años de su fallecimiento, esta correspondencia inédita en castellano dirigida a Ananda K. Coomaraswamy constituida por las cartas dadas a conocer por su hijo Rama –estrechamente vinculado con Marco Pallis a su vez mentor de F. Schuon– con respecto a las cuales, y a pesar de ser bastante numerosas, siempre sus lectores se han preguntado cuántas faltan y qué dicen, intrigados por ciertas lagunas. Incluye asimismo dos cartas de Coomaraswamy a Guénon (suponemos que son copias) de las que envió el autor cingalés al metafísico francés.

Publicamos igualmente otras dedicadas a Louis Cattiaux, también inéditas en nuestra lengua, que aunque de menor importancia por número y contenido, no carecen de interés.

Y asimismo una carta dedicada al P. Victor Poucel, jesuíta nacido en 1872, del que Guénon había hecho una crítica en Etudes Traditionnelles de dos de sus libros: "Plaidoyer pour le corps" y "La Parabole du monde". Tiene interés en la correspondencia de Guénon esta referencia concreta al establecimiento de los límites entre lo esotérico y lo exotérico, efectuada ante un religioso. El subrayado a partir de "Por supuesto..." es nuestro. Este documento está traducido del libro "L'Ermite de Duqqi", de X. Accart y D. Lançon (reseña en construcción). Ver también en el mismo sentido el tomo I de SYMBOLOS dedicado a René Guénon (N° 9-10, 1995): la carta dirigida a Rodolfo Martínez Espinoza y las destinadas a Goffredo Pistoni, así como lo escrito a L. Caudron y reproducido en nuestro N° 19-20 (2000).

 
 RENE GUENON
CARTAS A ANANDA K. COOMARASWAMY
I

El Cairo, 24 de junio de 1935

Estimado Señor,

Gracias por su carta y su envío, que me han llegado al mismo tiempo.

Hay en The Darker Side of the Dawn indicaciones muy interesantes, y que pueden sugerir muchas comparaciones con lo que se encuentra también en otras tradiciones; sería muy de desear que tenga la ocasión de desarrollar más esas consideraciones en adelante. En cuanto a su estudio sobre la estética medieval, las ideas que expresa coinciden completamente con lo que yo mismo pienso.

Estoy contento al ver que estamos también enteramente de acuerdo sobre el sentido a dar a las palabras "ario" y "no-ario", que no he podido nunca considerar como que designan razas.

En cuanto a las tradiciones "pre-hindúes" en la India, sin duda no me he explicado suficientemente. Se entiende que todos los pueblos están o han estado en posesión de tradiciones que derivan de una fuente única, pero de manera más o menos distinta. Las tradiciones sumerias, dravídicas, etc., parecen proceder de formas que se ligan más especialmente a ciertos centros secundarios, mientras que la tradición "hindú", venida del Norte, es la que proviene más directamente de la Tradición primordial (para nuestro Manvantara), señalada en todas partes como "polar" en el origen. Esto tiene naturalmente un vínculo directo con la cuestión del "Paraíso Terrestre" a la que usted hace alusión, y de la cual he hablado ya en mi libro Le Roi du Monde, lo que no impide que quizá vuelva aún sobre esto algún día, como usted me sugiere. En cuanto a lo que concierne a la analogía de los acontecimientos históricos con los principios, de donde su valor simbólico (que no excluye de ninguna manera su realidad de hecho), he insistido a menudo en ello; esto es algo que a los occidentales les cuesta mucho trabajo comprender en general.

Me disculpo de responderle de manera tan breve por hoy, pero espero que desde ahora nuestra correspondencia no se limitará a esto.

Le agradezco lo que tiene a bien decirme de mis obras y de lo que hace para darlas a conocer en su entorno.

Tenga a bien creer, estimado Señor, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 5 de septiembre de 1935

Estimado Señor,

He recibido su amable carta, y le agradezco muy vivamente el envío del artículo que adjuntaba, y que, pienso, convendrá muy bien en efecto para Voile d'Isis; habrá que traducirlo naturalmente, pero esto no es un trabajo largo ni muy difícil.

No me extraña que no haya podido encontrar ningún ejemplar de L'ésoterisme de Dante y del Roi du Monde, ya que estos dos volúmenes están agotados desde hace ya mucho tiempo, parece que no se encuentran más que raramente. Sucede felizmente que, estos últimos días, he encontrado en algunos paquetes de libros un ejemplar de cada uno, mientras creía no tener más que los míos; así pues con mucho gusto se los voy a enviar mañana.

Le agradezco sus observaciones muy interesantes, y tomo buena nota de sus sugerencias. En lo que respecta a la cuestión de la "moralidad", estamos, bien entendido, enteramente de acuerdo en principio, pero creo que habría que poder encontrar otra palabra, con el fin de evitar las confusiones que la acepción más común de ésta puede dar origen. Lo que me hace un poco difícil tratar este punto de vista, es que, para reaccionar contra el "moralismo" occidental, he insistido a menudo mucho, en mis libros, sobre el carácter relativo de todo lo que se llama moral; evidentemente, hay una cuestión de vocabulario que determinar para resolver esta dificultad, y, con cierta reflexión, esto puede no ser imposible...

En lo que respecta a bhakti, tiene completamente razón en lo que concierne a su sentido original; pero, en las épocas más recientes, el sentido de "devoción" ¿no parece haber prevalecido a pesar de esto, con el predominio del elemento sentimental que ello implica como usted dice muy justamente? Haría falta, en cuanto tenga ocasión por mi parte, que llame sobre este punto la atención de nuestro colaborador el Sr. R. Allar, que se ha ocupado más particularmente de esta cuestión.

Su observación respecto de Indrâgni es muy importante y viene a añadirse aún, como confirmación, a muchas otras cosas del mismo género. ¿No se podría también, desde un cierto punto de vista, contemplar aquí una comparación con la pareja Nara-Nârâyana, identificada ella misma con Arjuna-Krishna, etc.? Esto pediría desarrollos, pero usted no tiene seguramente necesidad de ello para comprender lo que quiero decir... Por otra parte, todo indica que los dos poderes no han estado separados en el origen, sino solamente a partir de un cierto período. Sin embargo parece que debe contemplarse una rebelión "pre-histórica" de los Kshatriyas; de otra manera, ¿cómo comprender el papel de Parashu-Râma?

Tenga a bien creer, estimado Señor, en mis mejores y más distinguidos saludos.

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El Cairo, 22 de octubre de 1935

Estimado Señor,

Estoy contento de saber que mi envío le ha llegado bien, y le agradezco lo que tiene a bien decirme al respecto. Cuando las circunstancias permitan reeditar estos dos libros, es probable que les haga cierto número de adiciones importantes.

Lo que me señala con respecto al ûrna es muy interesante, y por otra parte me parece que las dos interpretaciones no se excluyen; yo mismo he hablado del simbolismo "solar" de la araña y de su tela (creo que es en Le Symbolisme de la Croix, aunque no lo encuentro en este momento). Gracias de antemano por el trabajo sobre Angel and Titan que me anuncia.

Su artículo está traducido; no sé aún cuando saldrá, ya que había esta temporada cierto número de cosas retrasadas, pero es probable que no tarde mucho.

En cuanto a bhakti, es de temer que, en francés, la palabra "participación" no se entienda sin largas explicaciones, tanto más cuanto que hay que tener en cuenta el hecho de que ciertos "sociólogos" han hecho de ella un empleo inoportuno, en relación con esta absurda invención que ellos llaman la "mentalidad pre-lógica"; como quiera que sea, tendré que reflexionar aún en ello...

En cuanto a la cuestión de la "moral", estamos de acuerdo en el fondo, como creo habérselo ya dicho; solamente que todas esas transposiciones de un punto de vista a otro requieren siempre serias precauciones si no se quiere correr el peligro de que acarreen confusiones o falsas asimilaciones. En cuanto a la "ciencia", creo sobre todo que hace falta mantener siempre la distinción entre "ciencia tradicional" y "ciencia profana" al no ser por otra parte esta última sino el producto de una desviación. Por lo que se refiere a Indrâgni, etc., sus observaciones concuerdan enteramente con lo que he indicado en Autorité Spirituelle et Pouvoir Temporel, al respecto del poder único del cual deriva a la vez el espiritual y el temporal, y que, por consiguiente, es anterior a su separación; bien entendido por otra parte que hay en todo esto aspectos que se sitúan, si se puede decir, en grados diferentes de realidad.

Lo que usted dice de aquellos que han aceptado los puntos de vista y los métodos de los occidentales no es desgraciadamente sino muy cierto; y esto no solamente en la India, sino en todo Oriente... En cuanto a la posibilidad de que los orientalistas admitan ciertas cosas, debo reconocer que estoy un poco extrañado, ya que, por mi parte, ¡no he encontrado nunca en ese mundo la menor señal de comprensión! Le agradezco lo que me indica a propósito de esto; he pedido ya que busquen ese trabajo del Sr. Mus (cuyo nombre me era completamente desconocido), y he indicado el libro de Andrae a uno de nuestros colaboradores que sabe el alemán ya que yo lo ignoro desgraciadamente. Por lo que se refiere a Lacombe, sé muy bien de qué se trata, puesto que es algo que está dirigido más especialmente contra mí; ese grupo de Maritain ha emprendido desde hace algún tiempo, con respecto a las doctrinas orientales, un trabajo de deformación de un nuevo género, disfrazándolas de "misticismo"; si le interesa este asunto, podría volver a hablarle de él más ampliamente una próxima vez.

Crea, le ruego, en mis mejores y más distinguidos deseos.

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El Cairo, 6 de noviembre de 1935

Estimado Señor,

Acabo de recibir su carta, y le agradezco lo que tiene a bien indicarme. En cuanto a lo que dice concerniente a Kha y Shûnya, estoy completamente de acuerdo con usted; me pregunto solamente si es posible considerar el espacio en sí mismo como una "substancia", ya que él no representa en suma más que un "continente" (lo que muestra por otra parte la homogeneidad misma o la "indiscernibilidad" de todas sus partes); pienso que en el fondo, como el tiempo, es más bien una condición de existencia. Naturalmente, todas estas cuestiones deberán ser retomadas de manera más completa si llego a hacer el trabajo, que proyecto ya desde hace mucho tiempo, sobre las condiciones de la existencia corporal.

¿Le he agradecido su último envío de los dos artículos? Ya que no sé si los he recibido antes de escribirle o después. Si, pues, no lo he hecho aún, le ruego me disculpe por ello.

El Sr. Luc Benoist me ha escrito que ha tenido usted la amabilidad de hacerle interesantes observaciones respecto de vuestro artículo sobre el arte hindú; se propone tenerlas en cuenta cuando se haga una tirada a parte de su serie de artículos (que no está terminada todavía).

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 2 de diciembre de 1935

Estimado Señor,

Acabo de recibir su carta del 7 de noviembre; he recibido también, hace unos quince días, los Brooklyn Museum Quarterly, y se lo agradezco. Hay en efecto en este artículo de H. J. Spinden ideas interesantes; y esto parece indicar, como usted dice, que hay, después de todo, algo que ha cambiado en la manera de ver de algunos; deseemos que esta comprensión vaya desarrollándose...

La carta de la que me comunica la copia es bastante notable también desde este punto de vista, y reconozco que esto me ha sorprendido incluso un poco de parte de un Occidental. No conozco por otra parte en absoluto a este Sr. Hocart, ni siquiera de nombre; he hablado de él hoy a alguien que quizá pueda informarme más a su respecto, pero es muy difícil aquí tener relaciones cualesquiera con el mundo europeo, que está completamente separado del nuestro... En fin, ya veré más adelante según lo que sepa; le agradezco haberle indicado mis libros y el Voile d'Isis; quizá también él le escriba a usted algo al respecto.

Los discos de gramófono que existen aquí son todos, a juzgar por lo que sé, de música moderna y con influencias occidentales. Se habían hecho discos con recitaciones del Corán pero la cosa ha sido prohibida, y parece que no se los puede conseguir más que en Alemania.

Gracias por sus explicaciones respecto del ûrna, que son extremadamente interesantes; todas las comparaciones que anota me parecen enteramente justas. Había oído hablar ya de este anansi oeste-africano, pero no creo que pueda tener una relación con el nombre latino (o más bien de origen griego) de la araña, pues, si no me equivoco (no tengo diccionario para verificar), éste es arachnia y no aranea. Por otra parte, no creo que la etimología de çûfi venga de çuf, lana; como todas las otras que me han dado, es más bien una aproximación hecha después; esta palabra es más bien una "cifra" que, como tal, no tiene derivación lingüística. A la "mandorla" se le llama también vesica piscis, pero pienso que es únicamente a causa de su forma y que sería difícil sacar de esta denominación consideraciones de un orden muy profundo, mientras que el simbolismo de la almendra (luz) es al contrario muy importante; esto, bien entendido, sin prejuicio de otras relaciones simbólicas de la figura en cuestión, sea con la yoni, sea con una construcción geométrica que está ligada a la del triángulo equilátero, y quizás otras aún...

Estoy contento de saber que prepara un artículo estableciendo la inexistencia de la idea de "re-encarnación" en los textos antiguos, ortodoxos e incluso budistas; esto es muy importante y muy útil, ya que esta interpretación grosera ha acabado por imponerse de una manera casi general; hay que observar que no se la encuentra en las primeras traducciones, y seguramente la influencia teosófica ha tenido mucho que ver en su difusión; ¡es verdaderamente algo increíble que la mayoría de los occidentales parezcan incapaces de comprender la diferencia esencial que existe entre "trans-migración" y "re-encarnación"!

Maritain tiene, a pesar de lo que pretende, muchos aspectos muy "modernistas", no solamente en el punto de vista estético, como usted lo ha observado, sino también bajo otros aspectos; he sabido incluso últimamente cosas que me han sorprendido sobre sus simpatías comunistas... Como quiera que sea, si él y aquellos que le siguen han tenido la idea de interesarse en las doctrinas orientales, sé que es únicamente para combatirme; parece incluso que Lacombe prepara un libro que quiere ser especialmente una respuesta a L'Home et son devenir. Hay seguramente entre ellos, a este respecto, un trabajo de deformación que no por ser en otro sentido que el de los orientalistas "oficiales" es menos peligroso, y del cual tengo muchas razones para creer que no es inconsciente...

Usted no me había hablado del trabajo de Albert Gleizes pero yo había oído hablar ya de él por otra parte. Conozco por lo demás al autor, y sé que tiene muchas ideas verdaderamente curiosas, aunque no consiga siempre precisarlas y ponerlas completamente a punto. Tendré que preguntar al Sr. Luc Benoist si conoce esto, ya que, naturalmente, puesto que se trata de arte, es algo que entra más en el dominio de su competencia particular.

Tomo nota también de la obra de Hippner, que ignoraba completamente; quizá pueda encontrar un medio de obtenerla... En principio, desconfío mucho de lo que escriben los misioneros; es raro, en efecto, que sus exposiciones no estén deformadas por sus prejuicios; pero hay que reconocer que hay de todos modos excepciones, y me parece, según lo que usted dice que éste sea el caso. Sucede así también con las traducciones de los textos chinos del P. Wieger; no hay más que no tener en cuenta las reflexiones más o menos extraordinarias de las cuales les acompaña; pero me he preguntado siempre, a propósito de esto, cómo se podía exponer o traducir correctamente algo sin haberlo comprendido verdaderamente en el fondo...

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 14 de diciembre de 1935

Estimado Señor,

Gracias por su carta y su mapa, que me han llegado hoy al mismo tiempo.

Su explicación complementaria respecto al sentido de bhakti me permite comprender mejor cómo se vinculan, y cómo ha podido introducirse el sentido de "devoción".

En cuanto a la cuestión de la "segunda muerte" y del "tercer nacimiento", estas expresiones, que tienen por otra parte un carácter tradicional y que por consiguiente no pueden ser modificadas, son exactamente las que he querido emplear en el artículo del que se trata. Bien entendido, que una muerte (a un estado) coincide necesariamente con un nacimiento (a otro estado) de tal manera que muerte y nacimiento no son sino una misma cosa vista de dos lados diferentes. El texto de Jaiminiya Upanishad Brâhmana responde exactamente a aquello de lo que he hablado en este artículo.

Gracias de antemano por el envío que me anuncia de un nuevo artículo que continúa su Darker Side of the Dawn; el tema es del mayor interés, y estoy contento de saber que lo va a tratar de manera más completa.

Crea, le ruego, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 25 de enero de 1936

Estimado Señor,

Acabo de recibir hoy mismo su artículo "Angel and Titan", y le agradezco profundamente este envío. Lo esperaba para responderle a su carta del 30 de diciembre, en la que me lo anunciaba, y que me llegó la semana pasada. Veo que este artículo es muy extenso; voy a leerlo con mucho interés, y, naturalmente, hacer una reseña del mismo. Es interesante en efecto que haya podido publicarse en una revista «orientalista» a pesar de su punto de vista tradicional; ¡creo que en Francia una cosa parecida sería totalmente imposible!

Le agradezco de antemano su otro artículo concerniente a la "re-encarnación" que espero también poder leer pronto. Ya he observado también muy a menudo esas extraordinarias confusiones de las que habla en cuanto a la traducción de âtman y de otros términos. Por lo demás, parece que los occidentales no tengan actualmente idea alguna sobre algún tipo de diferencia entre el alma, el espíritu, etc.; ¡tan groseramente simplificada es su concepción de la constitución del ser humano!

Si la Sra. Coomaraswamy se detiene aquí a su vuelta de la India, me sentiré muy dichoso de verla, ya que bien entendido su caso es de aquellos que representan una excepción; y lo que usted me dice sobre las condiciones de su estancia en la India lo muestra bien. Solamente, es lástima que nuestro alojamiento no sea suficientemente amplio, ya que si no mi mujer se hubiera sentido complacida de recibirla lo mejor posible, a pesar de la dificultad que pueda causar la diferencia de idioma, pues ella no conoce otra lengua más que el árabe. Está también el tema del estudio del francés, para el cual no hay muchos recursos aquí. Pensándolo bien, veo una solución que sería posible, gracias a una señora que conocemos (es francesa, pero es, ella también, una verdadera excepción); pero todo depende de saber si su salud y sus ocupaciones se lo permitirán... Debe mudarse ahora, y creo que justamente su nueva casa será bastante grande; en fin, le hablaré de ello lo antes posible y le tendré al corriente, o bien informaré directamente a la Sra. Coomaraswamy en las señas que me indica. En lo que me concierne, debo decir que ignoro completamente la enseñanza de lenguas; por otra parte, si no pierdo la costumbre de escribir el francés, porque lo hago continuamente, he perdido del todo, hace varios años, la de hablarlo... En fin, sin poder afirmar nada, espero que la cosa podría arreglarse de la manera que acabo de decirle; así estaría seguramente muy bien.

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 11 de febrero de 1936

Estimado Señor,

Acabo de recibir su carta del 21 de enero, al mismo tiempo que su traducción de mi capítulo de la Crise du Monde moderne. ¡Se la agradezco muy profundamente, la encuentro verdaderamente perfecta, y también su muy amable nota de "presentación" con que la ha precedido! Como no me es posible hablar yo mismo de esto en Le Voile d'Isis, porque estoy muy directamente en juego, ¿puedo pedirle que tenga la amabilidad de enviar un ejemplar al Sr. A. Préau, 42, calle Etienne Marcel, París (2º)? Gracias por adelantado.

La frase de A. B. Keith es muy interesante, ya que el punto de vista es de una rara claridad; y, seguramente, no dejaré de utilizarla si se presenta el caso... ¡Y qué apropiada a la circunstancia es vuestra cita de San Agustín!

Estoy leyendo ahora un libro de la Sra. Rhys Davids: The Birth of Indian Psychology and its developments in Buddhism, y veo aquí especialmente aquello de lo que usted me hablaba últimamente: ¡Esa confusión del "alma", "espíritu", "sí-mismo", etc., es verdaderamente espantosa! Y ¿qué decir de su punto de vista que pretende ser "histórico"? Su "Sakya" me hace el efecto de ser, en buena parte, una imaginación debida simplemente a su prejuicio "anti-monástico"...

El Sr. John Lennard me dice que le ha escrito, como yo le había requerido, para pedirle que le indique respecto a un posible editor para la traducción del Théosophisme en América (parece que, en Inglaterra, no se puede encontrar ninguno), y que usted le ha indicado "The Open Court Pub. Co." a la cual debe ya haberse dirigido; ¡esperemos que tenga un resultado favorable!

Crea, le ruego, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 18 de febrero de 1936

Estimado Señor,

Acabo de ver a la persona de la que me había hablado en una carta anterior, y desgraciadamente, no hay por esta parte ningún medio de arreglar las cosas como yo esperaba para la Sra. Coomaraswamy. Y no veo, por otro lado, ninguna otra solución que le permitiera perfeccionarse aquí en el estudio del francés; desde este punto de vista, París ofrecería evidentemente muchos más recursos... En cuanto a la posibilidad de tomar contacto con los medios islámicos, lo he estado pensando, y debo decir que, al ser estos medios muy cerrados, no creo que sea posible hacer algo al respecto durante una estancia tan corta; la dificultad es incluso, como usted sabe sin duda, mucho mayor para una mujer que para un hombre, y necesitaría mucho más tiempo para ser recibida, al menos de otro modo que como una extranjera, lo cual ciertamente no tendría interés...

Crea que lamento profundamente todas estas dificultades; pero me parece preferible decirle las cosas tal cual son, para evitar una desilusión o una pérdida de tiempo. Bien entendido que si mientras tanto se presentara alguna otra posibilidad le daría parte inmediatamente.

Crea, le ruego, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 7 de marzo de 1936

Estimado Señor,

He recibido su carta del 4 de febrero, y, hoy mismo, su carta del 20. Desgraciadamente, como ve por lo que le he escrito después, mis esfuerzos no han tenido el resultado que esperaba, y hasta la fecha, muy a mi pesar, no he podido encontrar alguna otra solución que pueda ser satisfactoria para la Sra. Coomaraswamy...

Gracias por las referencias de los libros de Hocart, S. H. Cooke, y C. W. Hagner.

Sus Elements of Buddhist Iconography no me han sido enviados nunca; sin duda han sido cogidos in situ por algún otro, pero me pregunto incluso si se ha hecho alguna reseña de ellos alguna vez, pues no tengo ningún recuerdo de ello. Si tiene a bien, como me dice, enviarme directamente otro ejemplar, me alegraré mucho, y se lo agradezco de antemano; y si realmente no se ha hecho reseña, lo que comprobaré, puede estar seguro que no dejaré de hacer una.

El Sr. Lennard me escribe que no ha recibido hasta ahora respuesta de "The Open Court"; es cierto que quizá no ha pasado aún mucho tiempo...

Crea, le ruego, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 14 de marzo de 1936

Estimado Señor,

Le agradezco profundamente el envío de su artículo, que acabo de recibir y leer; ¡ha tenido usted una excelente idea! Será en efecto muy oportuno dar en Voile d'Isis algo de este carácter con ocasión del centenario de Shrî Râmakrishna, quien ha sido presentado a menudo de manera tan deformada por las interpretaciones "occidentalizadas" de ciertos discípulos... Y, fuera de esta consideración, su artículo es en sí mismo del mayor interés; no se podría poner a punto mejor esta cuestión de la susodicha "tolerancia religiosa", contra todas las concepciones vulgares "sincretistas" o "eclécticas". Bien entendido, por otra parte, que si este artículo se publica igualmente en inglés en la India, esto no tendría ningún inconveniente, al no ser el mismo público en los dos casos.

He visto estos días que el Sr. Paul Mus, del que me había señalado su trabajo sobre el Borobudur, ha dado últimamente una conferencia en la Academia de inscripciones y bellas letras sobre el significado simbólico del templo de Angkor-Tom. Si se osa ahora hablar de simbolismo en tal lugar, es para creer, después de todo, que hay algo que comienza a cambiar realmente...

Gracias de nuevo; estimado Señor, y crea, le ruego, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 2 de abril de 1936

Estimado Señor,

Acabo de recibir su carta del 11 de marzo; he recibido también anteriormente su mapa, y le agradezco haber tenido a bien señalarme el nuevo libro de W. J. Evans-Wentz (tengo su Tibetan Book of the Dead), he rogado también a Chacornac, como hago siempre en caso parecido, que lo pida para hacer la reseña, esperemos que esta petición sea tomada en consideración.

Me alegro al ver que está satisfecho con la traducción de su artículo, y también con el cambio de título de la revista, que todo el mundo aprueba unánimemente; hace mucho que lo deseábamos; pero ha sido bastante difícil decidir a Chacornac; ¡ya sabe cuál es la fuerza de la costumbre en algunos!

Me preguntan dónde se puede conseguir su estudio Angel and Titan, pues la encuadernación lleva sólo la mención del Journal of the American Oriental Society, sin ninguna indicación de señas; ¿será pues tan amable de darme esta información para que pueda responder?

No he recibido aún el artículo de Hocart del que me anunciaba el envío, pero esto no tiene nada de extraño, los impresos sufren casi siempre retraso; se lo agradezco de antemano, y bien entendido que se lo devolveré después de conocerlo.

Lamento mucho que no se hayan podido arreglar las cosas para que la Sra. Coomaraswamy venga aquí pero, como usted ha comprendido, esa estancia no habría sido más que una pérdida de tiempo para ella; ¿está decidido que se detenga en París?

He tenido ocasión de hablar de usted estos últimos días con el Sr. Félix Vàlya que le conoce, y que ha venido a verme para pedirme una colaboración destinada a su nueva publicación Synthèses, de la que acaba de sacar el primer volumen, ¿ha oído hablar de ello? No le conocía hasta ahora más que de nombre, pero ocurre que tenemos aquí amigos comunes, y ha sido uno de ellos quien le ha traído a mi casa.

¿Qué pensar, como editorial, de los Sres. Gansh and Co. de Madrás? Se les quiere proponer editar una traducción inglesa de mi Introduction générale, y, como creo que han publicado algo de usted, es por lo que le hago esta pregunta. Hubo ya, hace una decena de años, un proyecto para publicar este libro en la India, y que desgraciadamente no tuvo continuación alguna.

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis muy cordiales saludos.

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El Cairo, 11 de abril de 1936

Estimado Señor,

Acabo de recibir sus dos cartas del 26 y 27 de marzo, al mismo tiempo que el Sr. Lennard me decía por su parte que había recibido también una carta suya y que escribía en seguida a Harcourt Brace. Le agradezco profundamente tener la amabilidad de intervenir así en este asunto, ya que pienso que nadie puede encontrar en América mejor que usted un editor para esta traducción del Théosophisme.

No he recibido hasta la fecha nada de la Sra. Coomaraswamy; pero, si llega una carta como usted piensa, no me preocuparé puesto que tengo ya la explicación.

He recibido hace unos ocho días el artículo del Sr. Hocart; su actitud es interesante por el contraste que establece con la de la mayoría de los orientalistas. Tiene ciertamente razón en insistir sobre la importancia del elemento ritual, pero, cuando habla de Priesthood a causa de ello, esto es una interpretación inexacta: cree, como todos los europeos, que la realización de ritos debe ser únicamente asunto de "sacerdotes", mientras que en realidad se trata aquí del carácter "sagrado" que tiene originalmente toda función e incluso todo oficio. Guardo aún este artículo para dedicarle una nota en mis reseñas; no dejaré de devolvérselo después.

Su Buddhist Iconography no me ha llegado todavía, pero esto no tiene nada de extraño; se lo agradezco de antemano. Gracias también por las diferentes cosas que me indica aún esta vez; voy a pedir en seguida a París si se puede conseguir el artículo del Journal Asiatique.

No había oído hablar nunca de Carl Huntzi ni de sus obras; ¿están publicadas directamente en francés, o se trata de traducciones? Lo que me cita del apéndice de la primera es verdaderamente notable en efecto; pero no sé tampoco quién es Herbert Kühn, hay que decir por otra parte que no sé el alemán... Voy a tratar de procurarme la otra obra: L'objet rituel, etc., que acaba de publicarse; pero ¿querría indicarme quién es el editor? Esta información es indispensable para que pueda pedirla por mediación de Chacornac.

En cuanto a las comparaciones que pone de relieve a propósito de moon, y que son significativas en efecto, ¿piensa que ha lugar hacer una distinción entre dos raíces y man cuyos sentidos parecen en todo caso muy cercanos?

Tengo la intención de reunir en un volumen mis artículos sobre las cuestiones concernientes a la iniciación cuando los haya acabado, ya que me quedan aún algunos puntos que tratar. Es posible también que vuelva a utilizar otros artículos en las obras que tengo in mente desde hace mucho tiempo; desgraciadamente, me falta siempre tiempo para llegar a realizar todos estos proyectos.

Crea, le ruego, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 22 de abril de 1936

Estimado Señor,

He recibido la semana pasada su carta del primero de abril, y anteayer me han llegado sus Elements of Buddhist Iconography, que esperaba para contestar, con el fin de poder agradecérselo al mismo tiempo. He leído ya una parte; el punto de vista en el que se sitúa es muy interesante y me parece completamente justo; los símbolos que se refieren al Eje del Mundo son particularmente significativos. La comparación que señala entre el trishûla y el Vajra es muy digna de observación; he hablado en otro tiempo del Vajra en un artículo sobre las "piedras del rayo", pero quizá tendré aún alguna ocasión de volver sobre el tema. Por otra parte, ha tocado una cuestión que se vincula con un misterio "prehistórico": las figuras de huellas de pies, humanos y animales; hay aquí algo que nunca he podido llegar a precisar con mucha exactitud, pero que me parece importante; ¿no piensa poder desarrollar esta cuestión aparte? Un punto que no está del todo claro para mí, es el que concierne a los Yakshas; he pensado siempre que estaban sobre todo asociados al "fuego subterráneo", como los Cabiros; pero ¿hay aún aquí otra cosa? Seguramente, el título Buddhist Symbolism que está considerando habría mostrado mejor el carácter de la obra; tanto más cuanto que se trata sobre todo de símbolos "anicónicos". Es muy curioso que, también en el cristianismo, sean los símbolos de este tipo los que hayan sido empleados exclusivamente al comienzo...

A propósito precisamente de cuestiones de iconografía y de simbolismo, no he de olvidar hablarle de otra cosa: el Sr. Charbonneau-Lassay, a cuyos trabajos ha debido ver que hago bastante a menudo alusión, ha terminado la primera parte de su gran obra sobre los símbolos de Cristo; él muestra también que la mayor parte de estos símbolos se vinculan directamente a las tradiciones antiguas. Ha encontrado un editor, quien, a causa de la importancia de la obra (ésta debe tener después otras dos partes), no quiere arriesgarse a publicarla sin estar seguro de un número suficiente de suscripciones. Como he pensado que quizá usted podría encontrar a su alrededor personas susceptibles de interesarse en ello, he dado sus señas, entre otras, al Sr. Charbonneau; le enviará sin duda dentro de poco el prospecto que contiene una muestra de la obra. Por otra parte, devolviéndole el artículo del Sr. Hocart, adjunto además un folleto de él, del cual tengo aún varios ejemplares, y que, aunque se refiere a un tema mucho más especial, podrá también darle idea de estos trabajos. Me permito llamar su atención sobre esto, ya que sería de desear que esta edición pudiera hacerse; si tiene algunas señas que puedan ser útiles (de personas o de instituciones), sería muy amable indicándomelas, y yo se las transmitiría a él; en todo caso, gracias de antemano por todo lo que pueda hacer al respecto.

A propósito de Borobudur, hace mucho tiempo que he oído decir que los bajorrelieves que están enterrados no lo han sido accidentalmente, sino que esto estaba previsto así en el plano primitivo del edificio; ¿ha hablado también el Sr. Mus de esta cuestión?

Llego a lo que me habla en su carta, concerniente a la doctrina de los ciclos; debo decir que hay aquí cosas que parecen realmente muy difíciles de expresar, más quizá que de concebir, y es por lo que, aunque me lo hayan pedido a menudo, no he podido nunca decidirme a hacer un trabajo de conjunto sobre este tema. Primero debe entenderse bien que ninguna doctrina tradicional admite la idea de un "progreso" general, a menos que no se lo entienda en el sentido completamente restringido de desarrollo material, ya que esto está de acuerdo incluso con la marcha misma del ciclo. Por consiguiente, no es necesario suponer en modo alguno un tal desarrollo material entre los primeros hombres; lo que todas las tradiciones afirman, es que todos poseían, y de una manera espontánea, un estado espiritual que no puede ser alcanzado sino muy difícilmente y excepcionalmente por los hombres actuales. Hay que señalar también que los restos descubiertos por los paleontólogos no son forzosamente los de los primeros hombres, sobre todo si éstos vivían en algún continente que ha desaparecido después. Puede que haya habido ya, en épocas remotas, casos de degeneración, sobre todo entre aquellos que habían escapado a algún cataclismo; no son por otra parte los indicios materiales los que pueden permitir juzgar realmente sobre ello. En todo caso, tengo la impresión de que las cavernas prehistóricas han sido más bien santuarios que moradas... No sé exactamente a qué período se podría hacer corresponder lo que está indicado en el capítulo VI del Génesis, lo cual merecería ciertamente ser examinado más de cerca desde este punto de vista. Puede por otra parte que esto sea susceptible de varias aplicaciones a diferentes niveles; pero la más inmediata debe estar en relación con lo que se dice de los últimos tiempos de la Atlántida, lo cual no nos llevaría más que al Dwâpara-Yuga y estaría, pues, aún muy lejos del comienzo del Manvantara.

Dicho esto, creo que, para resolver la principal dificultad que usted señala, hay que distinguir netamente dos cosas completamente diferentes: por una parte, lo que se refiere a la marcha misma de un ciclo, es decir en el sentido de desarrollo de un mundo; por otra, lo que concierne a los seres que son manifestados en ese mundo, pero que no hacen en suma más que atravesarlo sin estarle ligados esencialmente; el estado de estos seres debe, de manera general, estar, en cada momento, en conformidad con las condiciones del mundo considerado, así pues más espiritual al comienzo y más material al final. Se podría decir que, al comienzo, un mundo es apto para suministrar un terreno de manifestación a seres realmente más "avanzados" que aquellos que vendrán después; no veo que haya aquí algo contradictorio. Por otra parte, la distinción que acabo de decir aparecería netamente si, por ejemplo, se considera esto: cuando se habla de los ciclos anteriores al nuestro (bien entendido que esto debe comprenderse analógicamente y no en un sentido literalmente temporal), se les presenta como por debajo o detrás de nosotros; cuando se habla de seres que nos han precedido en el trayecto de los ciclos, se les representa al contrario forzosamente como encima o por delante nuestro; y esto se relaciona aún naturalmente a la oposición de los Dêvas y los Asuras... He debido escribir en otro tiempo, sobre este tipo de antinomias "cosmológicas", algo que no he publicado nunca, pero que encontraré sin duda entre mis papeles, y que podré quizá retomar un día.

Los "Infiernos" parecen designar en realidad varias cosas que hay motivo para distinguir: ya sea los propios estados inferiores (ciclos que preceden a la manifestación universal), ya sea las "huellas" de estos estados en el estado humano; también los "limbos", dominio de las potencialidades no-actualizadas, que puede responder más particularmente a lo que usted contempla; o bien las "tinieblas exteriores", donde son arrojados finalmente los "desechos" de un ciclo, y que corresponden también, en el simbolismo hindú, a la región oscura situada más allá del monte Loka-Aloka, etc.

El Krita-Yuga puede haber sucedido "en la tierra", pero esto no indica necesariamente que la propia tierra fuera entonces la que es actualmente; podría uno preguntarse incluso si no son los cambios de condiciones acaecidos en ciertas épocas en el mundo terrestre los que impiden que se pueda, mediante cualquier tipo de investigaciones, encontrar vestigios verdaderamente "primitivos". Diría de buena gana también que "en 'la' tierra" no significa exactamente "en 'esta' tierra"; la tradición islámica habla muy claramente de "siete tierras", manifestadas sucesivamente o alternativamente, y que son por otra parte la misma cosa que los siete dwîpas de la tradición hindú. Bien entendido, todo esto no impide que las consideraciones sobre los orígenes puedan también ser contempladas en un sentido más universal; y deben siempre poder, mediante una transposición apropiada, aplicarse a todos los niveles, comprendido en estos el que representa la historia de la humanidad terrestre.

Tenga a bien decirme lo que piensa de estas reflexiones, y también si dan lugar a cuestiones que lleven a puntos más precisos...

Todavía una cosa que iba a olvidar, a propósito de lo que indica en su nota 100: Er Rûh se identifica al Metatron de la Cábala; su "lugar" está en el centro de El-'Arsh representado por una figura circular. Los ocho ángeles que soportan El-'Arsh corresponden a los cuatro puntos cardinales y a los cuatro puntos intermedios; pero corresponden también, al mismo tiempo, a ciertos grupos de letras del alfabeto árabe, dispuestas siguiendo su orden numérico y repartidas según estas mismas regiones.

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 26 de abril de 1936

Estimado Señor,

Casi inmediatamente después de haberle escrito, he recibido la nueva copia de su artículo (tomo nota de conservar la cita de Mallory en su texto original), así como The Taking of Toll y The Mystery of Mahâdêva; después me ha llegado también ayer el Bulletin of the Museum of Fine Arts; le agradezco profundamente todo.

He olvidado preguntarle, a propósito del artículo del Sr. Hocart, dónde aparecen las Acta Orientalia de las que está sacado. Quería también preguntarle en qué ciudad se publica The Vishwabharata quarterly; me parece que es en Calcuta, pero no estoy seguro.

Acabo de leer su artículo sobre el makara, que concierne a ciertos puntos de los que he hablado últimamente sobre el simbolismo del pez (especialmente bajo el aspecto del Delfín). Le agradezco también haberme citado en él; la cuestión de las relaciones del Amor y de la Muerte en el simbolismo merecerían ciertamente ser tratadas de manera desarrollada, pero esto me parece bastante difícil de exponer claramente...

Verá, en el nº de marzo de Etudes Traditionnelles, que he indicado, al respecto del Loto y otras flores simbólicas, algunas consideraciones que están muy próximas a las de su Buddhist Iconography.

Todavía una observación a propósito de éste: el título del Dhammapada me ha hecho pensar siempre, de manera en cierta forma natural y sin que pueda explicarlo, en las "huellas" dejadas en la tierra por los pies del toro simbólico del Dharma; usted hace incidentalmente una observación que me parece tender hacia el mismo sentido; ¿tendría alguna idea más precisa al respecto?

Crea, le ruego, en mis mejores deseos.

Traducción: Miguel A. Aguirre

 
 
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René Guénon
 
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