SYMBOLOS
Revista internacional de 
Arte - Cultura - Gnosis

René Guénon: "Le Chrisme et le Cour dans les anciennes Marques corporatives".
Regnabit
, noviembre 1925. (repr. Ed. Traditionnelles)

ERRORES Y MANIPULACIONES EN TORNO A LA OBRA DE RENE GUENON
MARC GARCIA

1. Introducción: el legado de René Guénon
La obra de René Guénon emerge como un faro en medio de la oscuridad intelectual que caracteriza al inicio del tercer milenio. Occidente ha culminado exitosamente la exportación de un modelo social y de "progreso sostenible" al resto del planeta, aprisionando a éste en su aldea –o cárcel– global hiperconectada a múltiples servicios de venta de humo y de pasatiempos para atontar al personal y reduciendo el censo de los librepensadores hasta la exigüidad. Tal ha sido el éxito de Occidente en su empresa que hasta sus enemigos públicos más acérrimos, los integristas islámicos, calcan los patrones occidentales de propaganda y emplean idénticas vías de difusión de sus ideas-cliché, como por ejemplo Internet.

Guénon denuncia y pone nombre a los errores del Occidente moderno, pero no es ningún 'crítico social', y menos aún, un cronista político. Guénon es, exclusivamente, un metafísico, puesto que el conjunto de su obra no tiene otro objeto que la Metafísica. Cualquier aspecto que Guénon aborda en sus escritos, por contingente, concreto e incluso anecdótico que parezca, surge de la consideración previa de su entronque y correspondencia con el Principio Supremo inmanifestado de todas las cosas, idéntico al Ser y al Sí Mismo, y del No-Ser absolutamente indeterminado que engloba a éste. Sólo hay un tema en la obra de Guénon, y todo sobre lo que escribe merece su atención en tanto que es una consecuencia del Principio en el ámbito de lo manifestado. Guénon recuerda constantemente a los navegantes por el mar de lo concreto que no hay otro norte que el Principio, y que no hay más viaje verdadero que el que conduce a la plena conciencia de la Suprema Identidad que anida simbólicamente en el corazón de cada cual. Todo lo demás son regatas o paseítos de mañana soleada que en verdad no llevan a ningún lugar.

El camino que conduce de la conciencia del sí mismo a la del Sí Mismo es la iniciación, y Guénon reconoce en sus obras, repetidamente y de manera inequívoca, que la Francmasonería conserva aún hoy la facultad de transmitir una influencia espiritual que hace posible la iniciación efectiva del hombre. Esta es, sin duda, la mayor contribución de René Guénon a la Masonería: el recuerdo de lo que la Orden es ante todo, lo que atesora y lo que representa en medio de un mundo desgarrado por múltiples violencias que nacen de una profunda incomprensión de la naturaleza sagrada de todo lo manifestado, de la creencia de que el yo, el tú y el él son entes disjuntos y no una triunidad según han proclamado unánimemente todas las tradiciones de la Tierra.

2. Errores y falsificaciones denunciados por Guénon
Se podrían comparar los estudios de Guénon a cartas náuticas. Por un lado, nos permiten advertir la existencia de una pluralidad de rutas para navegar desde nuestro puerto de origen hasta el destino final. El rumbo que más nos convendrá dependerá del porte y demás características de nuestra embarcación, a la que habremos de conocer bien, y de las condiciones ambientales de viento, oleaje y corrientes, que deberemos saber aprovechar a nuestro favor. Pero también las cartas náuticas nos informan de cuales pueden ser los peligros en nuestro itinerario y de donde se encuentran: cables submarinos en los que pueden quedar enganchadas nuestras hélices, bajos en los que arriesgamos varar, escollos capaces de abrir vías de agua en nuestro casco y hundirnos, etc... . De igual modo, la obra de Guénon denuncia con nitidez los errores que se oponen a la realización iniciática del hombre, que pretenden confundir al navegante y transformarlo en un triste y mareado viajero errante y sin norte, al pairo en medio de un mar convulso.

Esos errores son las herramientas de las que se sirve lo que Guénon denominó en su libro El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos (1945) como "la acción antitradicional". Creemos que este nombre conviene perfectamente a la obra cuyo propósito –por otra parte, totalmente vano– es interrumpir la vinculación del hombre a la cadena áurea que lo une con el Ser Universal intentando romperla por alguno de sus eslabones, a fin de producir un 'bloqueo' de la Tradición, esto es, de la transmisión de un legado de Conocimiento que se conserva desde tiempos inmemoriales y que contiene las respuestas secretas a los interrogantes vitales que el ser humano se plantea en lo más profundo de su corazón. En palabras de Federico González, "la Tradición, en sí, no es sino la imagen del Mundo Arquetípico, Atemporal, que se expresa cíclicamente en la cinta del tiempo". Y añade: "El Cosmos no es la suma de sus partes, así como tampoco la Tradición es el conjunto de costumbres, morales y ortodoxias de un tiempo concreto, ya que su origen está más allá de cualquier época o determinación. Por lo tanto, cuando se nos dice que algo es supracósmico, o constituye la Tradición, debemos comprender que se nos está hablando de un concepto que está más allá de la comprensión ordinaria del hombre. De algo invisible que no es aprehendible por los canales del hombre común. Algo que sin embargo es tan auténtico y real que llega a decirse que es la vida misma".1

Afirmar la presencia de una acción antitradicional deliberada en nuestro mundo no tiene nada de visionario. Todas las cosmogonías de los diferentes pueblos y culturas afirman la existencia de un principio cósmico luminoso y conservador que está en tensión permanente con otro principio oscuro y destructor, y que es en el seno de dicha tensión donde se forja todo lo manifestado. Es la lucha de Ormuz contra Ahriman, de Indra contra Ahi, de Horus contra Typhon, de Abel contra Caín o de San Jorge contra el Dragón. Por otra parte, no se infiere de este hecho que pueda haber una Dualidad divina, radicalmente imposible en el ámbito de los principios. Las dualidades son reflejos de dos aspectos de un mismo Principio Universal y Único que aparecen como polaridades diferenciadas desde el punto de vista de la Manifestación, pero que están absorbidas jerárquicamente en la Unidad principial y omnicomprensiva. A este respecto, en el estudio "Las dualidades cósmicas" (1921)2, René Guénon afirma:

"En todo caso, en el orden metafísico puro ya no podría haber ninguna dualidad, porque se está más allá de toda distinción contingente; pero puede haber una dualidad desde el momento en que uno se sitúa en el punto de partida de la existencia, incluso considerada más allá de toda modalidad especial y en la extensión más universal de la que ella sea susceptible".

Hemos calificado la absorción de la dualidad en la Unidad como 'jerárquica' en referencia a la superioridad de lo que es Uno –y por tanto, Todo– sobre lo que es dual. Pero también existe una jerarquía entre los polos de todas las dualidades; la oposición entre los términos de una dualidad cualquiera en el ámbito de la existencia no puede ser más que ilusoria puesto que ambos polos se sitúan en niveles de realidad diferentes. En el magistral artículo "El Demiurgo", escrito por un Guénon de apenas 22 años (1909)3, el autor francés expone lo siguiente:

"Algunos han creído que debían admitir dos principios distintos, opuestos el uno al otro, pero esta hipótesis está descartada por lo dicho anteriormente. En efecto, estos dos principios no pueden ser ambos infinitos, pues entonces se excluirían o se confundirían; si sólo uno fuera infinito, éste sería el principio del otro; y, si ambos fueran finitos, no serían verdaderos principios, ya que decir que aquello que es finito puede existir por sí mismo, es admitir que algo puede salir de la nada, puesto que todo lo finito tiene un principio lógico si no cronológico. En este último caso, en consecuencia, uno y otro, siendo finitos, deben proceder de un principio común, que es infinito, lo que nos vuelve a llevar a la consideración de un Principio único. Además, muchas doctrinas que observamos como dualistas, no lo son más que en apariencia; en el Maniqueísmo, como en la religión de Zoroastro, el dualismo no es más que una doctrina puramente exotérica, cubriendo una verdadera doctrina esotérica de la Unidad: Ormuz y Ahrimán son los dos engendrados por Zervané-Akérêné, y deben fundirse con él al final de los tiempos. La Dualidad es entonces necesariamente producida por la Unidad, puesto que no puede existir por sí misma (...)".

Y continúa más adelante:

"Hemos visto que lo Perfecto es el Principio de todas las cosas, y que, por otra parte, no puede producir lo imperfecto; de lo que resulta que lo imperfecto no existe, o que, al menos, lo imperfecto sólo puede existir como elemento constitutivo de la Perfección total, y, siendo así, no puede ser realmente imperfecto, y lo que llamamos imperfección no es más que relatividad. Así, lo que llamamos error es verdad relativa, ya que todos los errores deben ser comprehendidos en la Verdad total, sin lo que ésta, estando limitada por algo que estaría fuera de ella, no sería perfecta, lo que equivale a decir que no sería la Verdad. Los errores, o mejor dicho, las verdades relativas, no son sino fragmentos de la Verdad total ...".

Estas apreciaciones son perfectamente aplicables a la dualidad Tradición - antitradición. Los errores que dotan de entidad a la acción antitradicional son 'parcializaciones' de la doctrina tradicional que dejan de lado a los principios y que, por su misma naturaleza fragmentaria, suponen una falsificación e inversión del verdadero mensaje tradicional. Son como representaciones en un teatro de marionetas en las que el director, aquél que ha concebido la obra original, ha sido suplantado por unos papanatas carentes de inspiración y conocimiento que agitan los guiñoles sin ningún arte para transmitir un mensaje caprichoso y totalmente ajeno a la obra. Puede que la impostura pase desapercibida para la mayoría del público y que el engaño 'cuele'; para quienes desconozcan la obra y su propósito o sean ajenos al arte del director, éste será el caso probablemente. Ahora bien, la posibilidad de la falsificación está implícita en el mismo teatro; incluso la del sabotaje, esto es, de que los impostores, enloquecidos por su afán falsificador, empuñen unas tijeras y corten los hilos de todas las marionetas para invalidar la posibilidad de toda ulterior representación, e incluso acuchillen al director. Todo forma parte de un mismo teatro, el teatro de la vida; y cuando caiga el telón, éste volverá a alzarse, quizás en otra ciudad y en otro tiempo, para que acaso otras marionetas y otro director vuelvan a representar aquella obra que fue concebida en un origen tal como ella fue ideada, habiendo sido totalmente estéril el esfuerzo de los criminales.

La afirmación de que existe una acción antitradicional no puede constituir ninguna sorpresa, pues todo lo que se desarrolla y transmite en el mundo manifestado, cual la Tradición, posee su aparente contrario, por más que dicha oposición no sea sino una ilusión que se disolverá definitivamente cuando todo sea plenamente reabsorbido en la Unidad para dar pie a un nuevo ciclo de manifestación. Lo que da un carácter antitradicional a esa acción no es su 'amoralidad' sino su inversión con respecto a los principios, la cual, desde este punto de vista, puede calificarse rigurosamente como 'satánica'. Los agentes de dicha acción orquestada por fuerzas oscuras son individuos perfectamente normales, que no tienen cuernos ni cola pero que operan como los diablos imbéciles del arcano XV del Tarot, atados por el cuello a un pesado yunque o pedestal que los arrastra hacia el dominio del inframundo por más que éstos, en su adormecimiento, sean absolutamente inconscientes de ello. Hacen cara de satisfechos, y seguramente lo estén por unas realizaciones que ellos creen tradicionales cuando no son más que burdas falsificaciones, las cuales, como el yunque que los esclaviza, han de caer por su propio peso. Se miran al espejo y, obnubilados, creen ser imágenes vivas de niños áureos constructores inspirados por el Sol como los que el arcano decimonoveno representa, cuando no son más que tontos útiles al servicio de lo que no es. A este respecto, podemos recordar los siguientes párrafos de El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos, de René Guénon4:

"Tras las consideraciones que hemos expuesto y los ejemplos que hemos dado hasta el momento, tal vez pueda comprenderse mejor en qué consisten exactamente y de manera general las etapas de la acción antitradicional que verdaderamente ha 'hecho' al mundo moderno como es; mas, ante todo, hay que darse cuenta perfectamente de que, por exigir toda acción efectiva un cierto número de agentes, ésta no puede ser, más que las demás, una especie de producción espontánea y 'fortuita', y de que, al ejercerse de forma especial en el ámbito humano, debe implicar forzosamente la intervención de agentes de esta misma naturaleza (...)".

"Por otra parte, como la iniciación, sea cual fuere la forma que adopte, es la encargada de encarnar verdaderamente el 'espíritu' de una tradición y también de posibilitar la efectiva realización de los estados 'supra-humanos', resulta evidente el hecho de que es a ella a quien se debe oponer de manera más directa (siempre en la misma medida en que tal oposición es concebible) lo que aquí nos ocupa [la acción antitradicional], lo cual tiende, contrariamente, a arrastrar a los hombres hacia lo 'infra-humano'; así el término de 'contrainiciación' es el que mejor conviene para designar aquello con lo que se relacionan, en su conjunto y en distintos grados (ya que como en la iniciación, también hay grados en ello), los agentes humanos por medio de los cuales se cumple la acción antitradicional; además, esto no es una simple denominación convencional para referirse a lo que verdaderamente carece de nombre, sino una expresión que corresponde con la mayor exactitud posible a unas verdades muy precisas".

Por otro lado, en el capítulo XXXVI de El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos, Guénon previene de una manera específica acerca de la "pseudoiniciación", nombre con el que designa a un conjunto de producciones 'neoespiritualistas' de la acción antitradicional envueltas en una piel de cordero que hace que se asemejen exteriormente a vías iniciáticas verdaderamente tradicionales:

"La 'pseudoiniciación' no es en realidad más que uno de los productos característicos del estado de desorden y confusión provocado en la época moderna por la acción 'satánica' que tiene su punto de partida consciente en la 'contrainiciación'; también puede ser, de manera inconsciente, un instrumento de ésta, aunque en el fondo, en un grado o en otro, ello es cierto igualmente para todas las demás falsificaciones en la medida en que son todas como otros tantos medios coadyuvantes a la realización del propio plan de subversión, de manera que cada una desempeña el papel más o menos importante que le es asignado en este conjunto, lo cual, por otra parte, constituye igualmente una especie de falsificación del orden y de la armonía contra las cuales está fundamentalmente dirigido ese plan. La 'contrainiciación', ciertamente, no es una mera falsificación completamente ilusoria sino algo muy real dentro de su orden, como lo demuestra perfectamente la acción que ejerce efectivamente (...)".

"En cuanto a la 'pseudoiniciación', ella no es más que una parodia pura y simple, lo que equivale a decir que por sí misma no es nada, que carece de toda realidad profunda o, si se prefiere, que su valor intrínseco no es ni positivo, como el de la iniciación, ni negativo como el de la 'contrainiciación', sino simplemente nulo; si a pesar de ello no se reduce a un juego más o menos inofensivo, como nos veríamos tentados a creer en tales condiciones, ello se debe a cuanto, en general, hemos explicado acerca del verdadero carácter de las falsificaciones y del papel al que están destinadas; también es preciso señalar en este caso especial que, en virtud de su naturaleza 'sagrada' en el sentido más estricto de la palabra, los ritos son algo que nunca es posible simular impunemente. También puede decirse que las falsificaciones 'pseudotradicionales' a las que se refieren todas las desnaturalizaciones de la idea de tradición aludidas anteriormente alcanzan aquí su grado máximo de gravedad, en primer lugar porque se traducen en una acción efectiva en lugar de permanecer en el estado de concepciones más o menos vagas, y a continuación porque atacan el lado 'interior' de la tradición, lo que constituye su propio espíritu, es decir el ámbito esotérico e iniciático (...)".

"(...) la 'pseudoiniciación' imita la función de motor invisible que, en el orden normal, es propia de la iniciación; no obstante, hay que tener muy en cuenta lo siguiente: la iniciación representa verdadera y legítimamente el espíritu, animador primordial de todas las cosas, mientras que, en lo referente a la 'pseudoiniciación', el espíritu está evidentemente ausente".

Guénon dedicó dos libros completos a la denuncia de la pseudoiniciación, El Teosofismo: Historia de una Pseudo-Religión (1921) y El Error Espirita (1923), así como diversos capítulos de otros volúmenes, entre los que destacan el ya mencionado El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos (1945) y Apreciaciones sobre la Iniciación (1946), y numerosas reseñas literarias. En cuanto al devenir de la acción antitradicional, Guénon afirma que ésta se ha expresado de la manera más clara y completa por medio del "materialismo integral" que ha imperado en Occidente desde finales del siglo XIX, y que con posterioridad, dicha acción ha tendido a la constitución de una "contratradición" que pretende, más allá de la desviación pseudoiniciática y de la "solidificación" perseguida por la antitradición, la falsificación de la propia idea tradicional y, en última instancia, la disolución del mundo. La acción conjunta de la antitradición y la contratradición en los tiempos que vivimos se podría comparar a una obra planificada de destrucción de un invernadero de plantas a base de, por una parte, tapar su techo de vidrio con una tela gruesa para bloquear la luz y el calor solar, y por otra, socavar su suelo horadando túneles bajo él. Guénon se refiere al desenlace final de esta acción de destrucción en los siguientes términos5:

"Ahora podemos añadir que, al igual que la tendencia a la 'solidificación' expresada por la 'antitradición' no ha podido alcanzar su límite extremo, que verdaderamente se hubiera situado en el exterior y en un plano inferior al de toda existencia posible, cabe prever que la tendencia a la disolución, la cual halla su mejor expresión en la 'contratradición', tampoco podrá hacerlo; las propias condiciones de la manifestación, en tanto el ciclo no esté totalmente acabado, exigen evidentemente que así ocurra; además, el propio final de este ciclo supone el 'enderezamiento' mediante el cual tales tendencias 'maléficas' serán 'transmutadas' con un resultado definitivamente 'benéfico', como ya hemos explicado anteriormente. Por otra parte, todas las profecías (y naturalmente, tomamos esta palabra en su verdadera acepción) indican que el aparente triunfo de la 'contratradición' sólo será pasajero, y cuando éste parezca más completo, aquélla será destruida por la acción de influencias espirituales que intervendrán entonces para preparar inmediatamente el 'enderezamiento' final (...)".

"Por ello, debemos referirnos una vez más al papel de la 'contrainiciación': en efecto, es evidentemente ella la que, tras haber trabajado en la sombra para inspirar y dirigir invisiblemente todos los 'movimientos' modernos, llegará en última instancia a 'exteriorizar', valga la expresión, algo que será como la contrapartida de una verdadera tradición, al menos tan completa y exactamente como permiten los límites que se imponen necesariamente a una falsificación. Tal como la iniciación es, según hemos dicho, lo que representa efectivamente el espíritu de una tradición, la 'contrainiciación' desempeñará un papel parecido con respecto a la 'contratradición' ...".

3. La manipulación interesada de la obra de Guénon
La acción antitradicional y contrainiciática que Guénon denunció en sus libros, sus artículos y su correspondencia ha continuado abriéndose paso en Occidente hasta nuestros días como, por otra parte, no podía ser de otro modo en los tiempos de fin de ciclo en que vivimos. La 'novedad' a la que hemos asistido con posterioridad a la muerte del metafísico francés, acaecida hace cinco décadas, es la utilización interesada de su legado escrito por parte de diversos sectores pseudoiniciáticos y contratradicionales. Puesto que reconocemos en Guénon a un maestro del que hemos heredado una guía inestimable para recorrer en pos de la luz un camino que ha sido plagado de trampas profanas, creemos que es nuestra obligación contribuir a denunciar con la máxima claridad posible las manipulaciones interesadas de la obra guenoniana que como tales suponen negaciones de la Tradición, a fin de que quienes trabajan en el desbastado de la piedra bruta sepan ubicarlas y puedan sortearlas.

Con tal motivo, hemos realizado un recorrido extenso por más de 150 publicaciones electrónicas (webs) y revistas de diversas nacionalidades en cuyo armazón la figura y la obra de Guénon ocupa un lugar central y hemos intentado identificar aquellas en las que se opera una manipulación grosera de dicha obra. Como si los manipuladores hubiesen pretendido contribuir a corroborar las apreciaciones doctrinales de Guénon en "El Demiurgo" (ver arriba), todas las manipulaciones realizadas –al menos, las que hemos sabido advertir– se basan en una parcialización del pensamiento guenoniano, aislando su formulación literal de la invariable referencia metafísica del autor y aplicando sus textos de manera forzada a la defensa de ideas propagandísticas variadas e incluso contrapuestas. En el anexo de este trabajo se expone un listado de algunas páginas web en las que dichas manipulaciones son especialmente patentes.

3.1. Los "guenoliteralismos"
Un tipo de error muy extendido es lo que podemos denominar "guenoliteralismo". Se trata de las producciones de individuos a los que en catalán calificaríamos de "lletraferits" (literalmente, heridos por la letra), que conocen al dedillo los textos guenonianos y para los cuales la palabra de Guénon es cuasi-bíblica, indiscutible, incluso inescrutable y sólo transponible literalmente. Son los lectores rasantes de la obra guenoniana, los que ignoran la posibilidad de una lectura fresca y vivificadora de los textos del maestro francés en la que los aspectos simbólicos primen sobre los literales y la posibilidad de la adaptación permanente sobre el dogmatismo plasta y castrante. Se trata de gente para la cual, por ejemplo, la iniciación tiene un carácter burocrático y exige unos requisitos previos cuya satisfacción debe verificarse tal como se chequea si uno lleva todos los certificados, pólizas y fotografías necesarios para obtener el Documento Nacional de Identidad. Veamos un ejemplo: en la sección "Correo" del número 10 de la revista Letra y Espíritu, Verónica pregunta desde Sevilla lo siguiente:

"Repetidamente he podido leer que la Masonería es la única posibilidad iniciática asequible en la actualidad. Sobre este particular, quisiera saber: ¿Dónde hay logias masónicas en España? ¿Cómo es posible contactar con logias o con masones? ¿Cuáles son los requisitos de afiliación?"

Y la redacción de Letra y Espíritu contesta a Verónica lo siguiente:

"Logias masónicas en España las hay en muchas ciudades más o menos importantes, en Sevilla por ejemplo. El contacto con estas logias es hoy bastante fácil, simplemente hay que acudir a sus instalaciones, todas ellas públicas. Los requisitos de afiliación pueden variar según la pertenencia a una u otra de las diferentes obediencias (nacionales o internacionales). Los requisitos más acordes con la tradición masónica, son los de ser hombre, libre y de buenas costumbres; también el no tener defecto físico grave, creer en la existencia del Gran Arquitecto del Universo y en su revelación en las Sagradas Escrituras, además, antiguamente, ser fiel observante de la religión católica. Éstos, en concreto, son los requisitos indispensables para la iniciación en las logias adheridas a la Gran Logia de España, única obediencia que mantiene invariables las condiciones de acceso a la influencia espiritual, excepción hecha de la pertenencia a la Iglesia católica. Como se observará, la afiliación de mujeres, es expresamente prohibida (si bien algunas obediencias actualmente admiten su ingreso). Evidentemente esto implica un grave problema a las mujeres que poseen una auténtica aspiración iniciática, problema que sin duda tiene que ver con el momento cíclico en que nos encontramos; hay que añadir que el estado actual de la Masonería no permite la realización efectiva ni siquiera a sus miembros masculinos, para lo que se hace necesaria una restauración tradicional en su seno. A este respecto, invitamos a la lectura del artículo publicado en este mismo número: 'Iniciación y momento cósmico' de S. de Vilanova".

Reconocemos en esta respuesta una lectura 'après la lettre' de varios capítulos de las Apreciaciones sobre la Iniciación (1946), Iniciación y Realización Espiritual (1952) y los Estudios sobre la Francmasonería y el Compañerazgo (1964-1965) de René Guénon, aderezada con toques de cosecha integrista propia de los autores y sobrepuesta a una profunda incomprensión de lo que la Masonería es y representa. A modo de funcionarios policiales, los redactores de la publicación afirman taxativamente que las 'instalaciones masónicas' (¿qué serán esas 'instalaciones'? ¿incluirán también los lavabos de las salas húmedas? ¿y los ascensores?) son públicas; no se nos ocurre en qué pueda residir su absoluta certeza al respecto, salvo en el hecho de que, si no fuesen públicos esos locales, acaso serían ilegales... Por lo demás, no sabemos de templos masónicos en nuestros valles que tengan horario de visita al público. Otrosí: los cojos y los bizcos deben abstenerse de pedir su ingreso en la Masonería, y Verónica, también (¿y los feos muy feos?). Cosas del momento cíclico. Por otro lado, además de creer en el Gran Arquitecto del Universo, los aspirantes deben ser fieles observantes de la religión católica, por más que todos los rituales masónicos proclamen la universalidad de la Orden; los requisitos son los requisitos. Y para el que los satisfaga, que se vaya a la Gran Logia de España, que por lo visto es la única obediencia capaz de dispensar una iniciación "comme il faut" –¡toma ya visión facha de la Masonería!. Lástima que, incluso si alguien es capaz de sortear el tortuoso camino preliminar trazado por estos burócratas de la iniciación, la Masonería "no permita la realización efectiva ni siquiera a sus miembros masculinos"... Es como de locos.

Al "guenoliteralismo" que niega la posibilidad de la iniciación femenina y de los minusválidos se le añaden otros varios, como el que proclama la necesidad absoluta de una iniciación ritual para que dicha iniciación sea efectiva, negando la posibilidad de las 'iniciaciones solitarias' reconocidas por la tradición hermética y el sufismo, así como el que pontifica la necesidad de practicar un exoterismo como requisito previo para acceder a una iniciación. Este último está basado en una lectura archiliteral y tendenciosa de unos cuantos párrafos de Iniciación y Realización Espiritual escritos con un propósito determinado que, ciertamente, no era el de contradecir las afirmaciones reiteradas por Guénon hasta la saciedad acerca de la superioridad y autonomía del ámbito esotérico respecto al exotérico. Federico González, en su trabajo "Breve sobre la necesidad del exoterismo", escribe al respecto lo siguiente6:

"[El capítulo de Guénon sobre "Necesidad del exoterismo" en su obra Initiation et Réalisation Spirituelle] pensamos que tal vez se debe a una situación de circunstancia temporal, de momento histórico; esto mismo sucede con numerosos escritos de Guénon, publicados en distintos tiempos, en medios diversos (muchos de ellos hasta opuestos entre sí, antagónicos), revistas y editoriales de muy distinto tipo, y por lo tanto dedicados a audiencias diferentes. Sin embargo el meollo de su doctrina es el mismo y muchos de estos estudios han constituido parte de los libros que conforman su obra completa, como es el caso; esto, en gran medida, se debe a la doctrina del autor, que parte de una Tradición Primordial que se fragmenta y da lugar a numerosas formas tradicionales entre las cuales se encuentran las religiones conocidas, la masonería (incluso menciona a los indoamericanos), etc., y no vacila en ver en ellas esencialmente lo mismo, es decir, los Principios Universales emanados de un solo Origen (...)".

"El exoterismo ha sido necesario, y esa es precisamente la función de la Iglesia Católica según el mismo Guénon lo señala, pero otra cosa es la necesidad de practicar los ritos exotéricos para un iniciado. De hecho, esto es contradictorio, pues al hacer necesario a lo exotérico, lo esotérico aparece como no necesario, cuando imprescindiblemente es lo que se debe realizar, lo primordial, la identidad del sujeto del Conocimiento".

3.2. La utilización política de la crítica al mundo moderno
Guénon califica la era más reciente de la civilización occidental como una edad sombría en la que se ha registrado una pérdida acelerada de la conciencia de los Principios Universales que constituyen su verdadero fundamento. En La Crisis del Mundo Moderno (1927), el autor francés se refiere a esta 'caída' en los siguientes términos7:

"La doctrina hindú enseña que la duración de un ciclo humano, al que da el nombre de Manvantara, se divide en cuatro edades que marcan otras tantas fases de un oscurecimiento gradual de la espiritualidad primordial; son esos mismos períodos que las tradiciones de la antigüedad occidental designaban por su parte como edades de oro, de plata, de bronce y de hierro. Al presente nos encontramos en la cuarta edad, el Kali-Yuga o "edad de sombra"; y nos encontramos en ella, dicen, desde hace ya más de seis mil años, es decir, desde una época muy anterior a todas las que son conocidas por la historia "clásica". Desde entonces, las verdades que en otros tiempos eran conocidas por todos los hombres se han hecho cada vez más ocultas y difíciles de alcanzar; los que las poseen son cada vez menos numerosos, y si el tesoro de la sabiduría 'no humana', anterior a todas las edades, no puede perderse jamás, se rodea de velos cada vez más impenetrables, que lo disimulan a las miradas y bajo los cuales resulta extremadamente difícil de descubrir. Pero esto es por lo que por todas partes se trata de algo que se ha perdido –al menos en apariencia y en relación con el mundo exterior– y que deben reencontrar aquéllos que aspiran al verdadero conocimiento; pero se dice también que lo que así está oculto se hará visible al final de este ciclo, que será al mismo tiempo, en virtud de la continuidad que liga todas las cosas entre sí, el comienzo de un ciclo nuevo".

La trilogía compuesta por Oriente y Occidente (1924), La Crisis del Mundo Moderno (1927) y El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos (1945) contiene un diagnóstico lucidísimo de los errores del mundo moderno, que Guénon denuncia, y de la razón de ser de éstos. Nuestra civilización se oscurece a un ritmo cada vez mayor porque todo desarrollo cíclico debe cumplirse en un sentido descendente, y ello es así "porque el desenvolvimiento de toda manifestación implica necesariamente un alejamiento cada vez mayor del principio del que procede; por lo tanto, desde el punto más alto, tiende forzosamente hacia abajo y, como los cuerpos pesados, lo hace con una velocidad siempre creciente, hasta que finalmente encuentra un punto de parada"8. Así, Guénon nos hace comprender que los derroteros de la historia reciente de Occidente y su olvido creciente de los Principios tienen que ver con la propia naturaleza de todo lo manifestado, que nace, crece, madura y muere para renacer, renovado, a un nuevo estado del Ser. De este modo, la 'crítica del mundo moderno' guenoniana, si así se la quiere llamar, no tiene nada en común con las 'críticas políticas' que se limitan al ámbito de lo contingente y que vienen a contribuir a la obra de subversión propia de lo contratradicional. Creemos ser exactos en nuestra afirmación, puesto que bastantes de los actuales 'discursos antisistema' de corte fascista están construídos sobre falsificaciones de datos y manipulaciones del pensamiento de autores tradicionales, los cuales se descontextualizan y trocean para utilizarlos en la elaboración del fundamento –o más bien la excusa– de lo que no es más que un 'parti pris' reaccionario. Y dado que Guénon ha sido uno de los representantes cimeros de la metafísica y las doctrinas tradicionales en nuestro tiempo y un crítico del mundo moderno, ¡cómo no iban los contratradicionales a utilizarla! La cosa está bien fácil: aíslese la 'letra' de la crítica guenoniana de la referencia metafísica invariable que guía cada página del autor francés y posiblemente se habrá construído el 'fundamento teórico' de un totalitarismo.

Hay bastantes ejemplos de la manipulación política de la crítica de Guénon al mundo moderno, de los que sólo citaremos algunos ejemplos: en Rusia, el denominado Movimiento Nacional-Bolchevista, en su principal página web, sitúa la figura de René Guénon a la cabeza de sus 'referentes doctrinales' (el propio Guénon, Julius Evola, Herman Wirth, Alexander Dugin, Ernst Juenger y Aleister Crowley) afirmando de él que se trata de "un avatara inadvertido de la restauración intelectual", "la principal autoridad del inconformismo ontológico" y "un revolucionario con ideas mucho más avanzadas que las figuras de gran calibre del inconformismo total". En Chile, la web "Terra Australis: Hitlerismo Esotérico", incluye fragmentos de La Crisis del Mundo Moderno de Guénon en su selección de documentos junto a trabajos de reconocidos autores ultraderechistas, tales como el artículo "Iniciación desviada. La crisis de la masonería internacional" de Ernesto Milá, extraído de la web española Disidencias. Por otra parte, todas estas webs se caracterizan por tener vínculos ('links') a todo lo que suene a 'contra', llegándose al absurdo, en algunos casos, de incluir entre ellos a sitios web antifascistas...

Resulta muy lamentable la asociación bastarda que la ultraderecha establece entre su discurso político y una obra de Guénon extraída de su contexto metafísico; pero resulta igualmente lamentable ver que esta manipulación y apropiación ilegítima de la obra guenoniana llega a engañar a observadores clarividentes de los movimientos reaccionarios, algunos de los cuales, como dando crédito a la propaganda que pretenden combatir, califican a Guénon de "autor neonazi" (ver e.g. José Luis Rodríguez Jiménez, "Antisemitism and the Extreme Right in Spain (1962-1997)" en: Analysis of Current Trends in Antisemitism, The Hebrew University of Jerusalem, 1999). En cualquier caso, se trata de unos rasgos más de la confusión reinante por doquier, la cual por otro lado, como René Guénon nos enseña, deberá acrecentarse hasta el fin del ciclo de nuestra humanidad.

3.3. La confusión entre religión y metafísica: el "schuonismo"
Estamos absolutamente convencidos que si Guénon hubiese vivido durante la segunda mitad del siglo XX, su labor de denuncia de los movimientos pseudoiniciáticos habría incluido, junto a El Teosofismo: Historia de una Pseudo-Religión (1921) y El Error Espirita (1923), un grueso volumen acerca de la obra contrainiciática del suizo Frithjof Schuon y sus seguidores, un conocido bastardeador y distorsionador de la obra de Guénon, pese a haber recibido todos sus conocimientos metafísicos de su mano. Nacido en Basilea en 1907, Schuon recibió una iniciación islámica en la 'tarîqah' Aliua de Mostaganem (Argelia) y, según él, fue investido en 1934 como 'moqaddem' para Europa, título que le habilitaba para trasmitir la 'barakah' o influencia espiritual que él había recibido virtualmente. Tras ello, regresó a Suiza y contribuyó al desarrollo de grupos esotéricos islámicos en Amiens, París y Lausana, además de en otras ciudades suizas. Guénon sostuvo un contacto asiduo con Schuon en esa época y apreció que el establecimiento de la rama europea de la 'tarîqah' Aliua bajo la dirección de Schuon suponía el surgimiento de nuevas posibilidades de vinculación efectiva con la Tradición en Occidente. Guénon, confiando en la rectitud del proceder de Schuon, recomendó la vinculación a los grupos de Lausana y Amiens a muchos de los que se dirigieron a él en esa época cuestionándole acerca de la posibilidad de una iniciación islámica. Pero en 1946, habiendo sobrevenido la muerte del 'sheikh' de Mostaganem, Schuon se proclamó a sí mismo 'sheikh' y declaró su independencia y la de la nueva 'tarîqah' Mariamiah, aglutinadora de los grupos alentados por el suizo, con respecto a la 'tarîqah' Aliua. Este gesto vino acompañado de la incorporación creciente a la vida ritual de la 'tarîqah' de Schuon de elementos sincréticos ajenos a la tradición islámica, tales como uniones matrimoniales pieles rojas o meditaciones de corte cristiano sobre la Virgen María, amén de las cuestiones propias del psiquismo denso de que da cuenta Mark Koslow con todo lujo de detalles en su conocido "Account of the Schuon Cult: Written September 1991 for cult members to help them get out" (ver: D. Devie, "Dossier Frithjof Schuon", http://www.multimania.com/cret/schuon/). Guénon intentó reconducir este estado de cosas mediante referencias doctrinales como las de sus artículos "Necesidad del exoterismo tradicional" (1947), "Guru y upaguru" (1948) o "Punto de vista ritual y punto de vista moral" (1948), pero pese a sus esfuerzos, la desviación de Schuon continuó acrecentándose. El punto culminante de ésta, la que marcó la ruptura definitiva de Schuon con Guénon, fue la publicación en 1948 de "Misterios Crísticos", artículo en el que Schuon afirmaba que "los sacramentos cristianos habían conservado su valor iniciático, correspondiendo el Bautismo a los misterios menores y la Confirmación a los mayores."9. Guénon continuó intentando hasta su muerte el enderezamiento de la desviación protagonizada por el suizo con repetidas apelaciones a la Verdad, plasmadas en artículos tales como "Verdaderos y falsos instructores espirituales" (1948), "Nuevas confusiones" (1948), "Cristianismo e iniciación" (1949), "Sobre el papel del Guru" (1950) y "Ceremonialismo y esteticismo" (1950).

El error central de Schuon es la confusión entre religión y metafísica, tal como apunta certeramente Federico González:

"La diferencia fundamental entre la Obra de René Guénon y la literatura de Frithjof Schuon estriba en la concepción que de la religión tienen ambos autores. Mientras que Schuon concibe el esoterismo como una hiper religión, Guénon aclara a lo largo de su obra (y su correspondencia) que ambas pertenecen netamente a distintos órdenes y niveles de la realidad. Al caer en tan tamaño y deliberado error, Schuon crea una situación que confunde y asimila la religión a la metafísica, impidiendo la efectivización de esta última, negando así su existencia que es en definitiva la única posibilidad verdadera que le cabe al ser humano, ya que ella es la realización del Conocimiento, por la que le toca al hombre el papel de mediador que le ha sido acordado"10.

Los textos de Schuon traslucen sus graves incomprensiones de la doctrina tradicional, por más que sus seguidores –especialmente abundantes en Estados Unidos, a donde Schuon emigró desde Europa– hayan redactado numerosos panegíricos sobre su obra y por más que sus libros tengan aceptación en los medios editoriales anglosajones y españoles. En artículos de Schuon como "Misterios Crísticos y Virginales" (publicado en traducción castellana por el nº 6 de la revista Axis Mundi) se pueden leer tonterías tales como las siguientes:

"La pureza: el alma está vacía de todo deseo. Todo movimiento natural que se afirma en ella debe ser entonces considerado desde el punto de vista de su cualidad pasional, bajo su aspecto de concupiscencia, de seducción",

o bien:

"La Oración dominical es la oración más excelente de todas, puesto que tiene por autor a Cristo; es, en consecuencia, en tanto que oración, más excelente que el Ave María y por eso es la primera oración del Rosario. Pero el Ave María es más excelente que la oración dominical en la medida en que contiene el Nombre de Cristo y se identifica misteriosamente con el propio Cristo, pues 'Dios y su Nombre son idénticos'; ahora bien, Cristo es más que la oración que ha enseñado, y el Ave María, conteniendo a Cristo por su Nombre, será pues más que esta oración; por esta razón, las recitaciones del Ave María son mucho más numerosas que las del Pater, y el Ave María constituye, con el Nombre del Verbo que contiene, la substancia misma del Rosario. Lo que acabamos de enunciar equivale a decir que la oración del 'servidor' dirigida al 'Señor' corresponde a los 'Pequeños misterios' –y recordemos que estos conciernen a la realización del estado edénico o primordial, por tanto a la plenitud del estado humano–, mientras que el Nombre mismo de Dios corresponde a los 'Grandes misterios', cuya finalidad está más allá de todo estado individual".

Pues nada, que nos podemos iniciar en los Pequeños Misterios a base de rezar avemarías...

En verdad, Schuon ha conseguido su supuesta 'altura' a base de intentar 'disminuir' la de Guénon, usando la obra de éste en lo que le ha convenido y a la vez difamándolo. Desde la muerte del autor francés en 1951, Schuon no desaprovechó ni una sola oportunidad para denostarlo y acuñar la falsa idea de que él es el 'continuador' de la obra guenoniana, el que ha venido a completarla, y el que, en esa calidad, es merecedor de todo crédito. En la edición de Etudes Traditionnelles de 1951 en homenaje a Guénon, Schuon escribe:

"La definición de la obra de René Guénon consiste en cuatro palabras: intelectualidad, universalidad, tradición, teoría (...) y esta obra es 'teórica', puesto que no tiene directamente en vista la realización espiritual (...) converge esencialmente sobre la doctrina metafísica –no sobre lo que puede llamarse la 'vida espiritual'–..."11.

En el artículo "Algunas críticas" publicado en el Dossier H: René Guénon de 1984, Schuon sigue difamando de este modo:

"... este mérito insigne [de la obra de R. Guénon] no debe impedirnos constatar los fallos a menudo extraños que comporta la obra guenoniana; señalarlos no es desconocer los méritos del autor, es muy al contrario proteger el contenido esencial del mensaje; es en cierto modo proteger a Guénon contra él mismo (...). Guénon da demasiado gustosamente la apariencia de un saber inmenso –que apenas posee– (...). En más de una ocasión, se tiene la impresión de que Guénon lee en los documentos aquello que desea encontrar en ellos"11.

Existe en el artículo mencionado del Dossier H verdaderas 'perlas' en las que Schuon retrata perfectamente sus propios errores mientras denosta a Guénon:

"Hay en Guénon una curiosa confusión entre continentes y contenidos: por ejemplo, afirma que la palabra 'ideal' no significa nada porque todo el mundo puede usarla para no importa qué; lo mismo sería decir que la palabra 'animal' no significa nada porque se la puede entender referida a cualquier especie, y así sucesivamente. O tomemos la afirmación de que el Hinduismo no es una 'religión' porque no está compuesto de los tres elementos 'dogma, moral, culto': aparte de que estos elementos se encuentran forzosamente en él de una cierta manera, el Hinduismo es con toda evidencia una religión puesto que concierne a realidades a la vez metafísicas y escatológicas. Lo que es típico de Guénon, es que prefiere decir que el Hinduismo no es una religión a decir que es una religión de un género diferente (...)".

"Es un rasgo característico en Guénon que los significados metafísicos le hacen perder de vista los significados físicos (...). Guénon parece tener una especie de alergia contra todo lo que es propiamente humano, de ahí su opción por lo 'ritual' en contra de lo 'moral' por ejemplo"11.

Pero muerto Schuon no se ha acabado la rabia. Sus acólitos continúan con la desfiguración del legado de Guénon, aplicando la cirugía estética a la momia del suizo para que éste asemeje el más alto, el más sabio y la brújula infalible de una 'escuela tradicionalista' supuestamente iniciada por Guénon y continuada por los schuonianos. Para quien dude de lo que aquí afirmamos o crea que se trata de una exageración, que lea a Schuon y juzgue por sí mismo...

3.4. Del integrismo católico al "catolicismo pseudoesotérico"
En su obra escrita, Guénon siempre se refirió a la Iglesia Católica con ponderación. Reconocía en ella una organización tradicional exotérica capaz de prestar un "punto de apoyo" al restablecimiento de una "élite intelectual", compuesta por hombres liberados del letargo en el que está sumida la generalidad de los habitantes del planeta, que pudiese contribuir a generar un "punto de detención" en la caída o alejamiento de la civilización moderna de sus Principios, de manera semejante a lo acaecido en otros momentos del 'Kali Yuga'. En 1927, Guénon afirmaba12:

"Es por esto por lo que, para volver más especialmente sobre la cuestión que nos ocupa en este momento, podemos decir que, si todos los hombres comprendieran lo que es verdaderamente el mundo moderno, éste dejaría rápidamente de existir, porque su existencia, como la de la ignorancia y la de todo lo que es limitación, es puramente negativa: él no es sino mediante la negación de la verdad tradicional y suprahumana. (...) Pero, de otro lado, parece desgraciadamente muy difícil admitir que todos lleguen a este conocimiento del que la mayoría de los hombres están ciertamente más lejos que lo han estado nunca; es verdad que esto no es en absoluto necesario, porque basta con una élite poco numerosa, pero lo bastante fuertemente constituida, para dar una dirección a la masa, que obedecería a sus sugestiones sin tener la menor idea de su existencia ni de sus medios de acción".

Por tanto, no se trata de una 'élite política' ni siquiera religiosa de lo que Guénon habla, siendo los asuntos políticos y los religiosos de aquéllos que, por su naturaleza, se ventilan en la plaza pública y muchas veces en los medios de comunicación. Tampoco se trata de un grupo de 'manipuladores secretos' que deban maniobrar resortes de poder al estilo de determinadas logias desviadas tipo P-2 para operar una 'salvación de Occidente'. Se trata, simplemente, de hombres libres que puedan recobrar la conciencia de quienes son, de su vínculo indisoluble con los Principios, de su naturaleza íntimamente ligada al Ser Universal y Único de quien forman parte. Esta anamnesis por parte de individualidades que trabajan a cubierto en su taller, su templo o su laboratorio, por pocas que éstas sean, es la que efectiviza la posibilidad de una detención en la caída. Es el gesto de quienes han visitado el interior de la tierra y han rectificado lo que podrá conducir a la piedra oculta, a la verdadera medicina; es ese gesto el que podrá detener la caída, el que podrá congelar el agua de la cascada. Como en Sodoma, bastará con que haya cincuenta justos en la ciudad, o cuarenta y cinco, o cuarenta, o treinta, o veinte o diez para que la ciudad no sea destruída "por amor de aquéllos" (Gn 18, 16-33). El fondo del corazón de esos justos albergará la simiente luminosa de la nueva edad de oro, la cual florecerá cuando todo parezca perdido. En palabras de Guénon13:

"La élite de la que hablamos, si llegara a formarse cuando todavía es tiempo, podría preparar el cambio de tal suerte que se produzca en las condiciones más favorables, de manera que la turbación que inevitablemente lo habrá de acompañar se vea en cierto modo reducida al mínimo; pero, inclusive si no es así, a ella le corresponderá siempre otra tarea, más importante aún, la de contribuir a la conservación de lo que debe sobrevivir al mundo presente y servir para la edificación del mundo futuro".

En cuanto a las 'modalidades' del apoyo que la Iglesia Católica podría prestar a la constitución de una élite espiritual en Occidente, Guénon se expresa en estos términos13:

"Bastaría para ello, sin cambiar para nada la forma religiosa bajo la que se presenta externamente, con restituir a su doctrina el sentido profundo que realmente tiene en sí misma, pero de la que no parecen tener la menor conciencia sus representantes actuales, como tampoco la tienen de su unidad esencial con las otras formas tradicionales; ambas cosas, por otra parte, son inseparables la una de la otra. Ello significaría la realización del Catolicismo en el verdadero sentido de la palabra, que etimológicamente, expresa la idea de "universalidad" (...); y se puede decir que, en el presente estado de cosas, el Catolicismo no tiene más que una existencia virtual, puesto que en él no encontramos realmente la conciencia de la universalidad; pero no es menos verdad que la existencia de una organización que lleva un tal nombre es la indicación de una base posible para una restauración del espíritu tradicional en su acepción completa, y esto tanto más cuanto que, en la Edad Media, ya sirvió de soporte a este espíritu en el mundo occidental".

Cuando se recuerdan estas páginas de Guénon, en las que muchos quizás adviertan una ponderación inmerecida de la Iglesia Católica a la vista de su rumbo durante el siglo que ha vencido, es chocante topar, no ya con el olvido casi absoluto de la obra del metafísico francés en los medios eclesiales, sino con ataques calumniatorios desde determinados sectores de una supuesta 'ortodoxia' católica, los cuales sólo cabe atribuir, en el mejor de los casos, a una ignorancia que viene a coadyuvar a la obra destructiva antitradicional a la que nos hemos referido con anterioridad. En la revista católica de corte integrista Sísínono, fundada en 1975 por un sacerdote romano que "había observado con preocupación los efectos en la Iglesia de la aplicación del Concilio Vaticano II, y la penetración en los dicasterios vaticanos de destacados progresistas" (web "Sísínono", sección "Qué Somos"), encontramos un artículo de un tal Joseph titulado "El rostro y la máscara de René Guénon" del que entresacamos los siguientes párrafos llenos de basura que se comentan por sí solos (ver el texto completo en: http://members.nbci.com/sisino no/paganism/elrostro.htm):

"René Guénon, masón convertido al islamismo y uno de los principales valedores del gnosticismo moderno, se inventó una leyenda sobre su proceso de 'iniciación', leyenda que le permitiese aparecer como un 'maestro' de la verdadera espiritualidad 'tradicional' (según su falso concepto de la Tradición) ...".

"Como dice el profesor Renato del Ponte: 'desde 1904 el jovencísimo Guénon (18 años) se establece en París para seguir un curso académico de matemáticas superiores en el internado Rollin. Pero dos años después, el fracaso cosechado en el 'topo' (término que en la jerga estudiantil hace referencia precisamente al curso preparatorio para la Escuela Politécnica) y el abandono de sus ambiciones universitarias le permiten satisfacer su gusto por el ocultismo' ... ".

"En el transcurso del Congreso Espiritualista y Masónico de 1908, René Guénon trabó conocimiento con Fabre des Essarts, mejor conocido como Synesius, 'Patriarca de la Iglesia Gnóstica' en la que Guénon muy pronto pedirá ser admitido. La afiliación de Guénon a dicha secta, acaecida en 1908, tuvo mucho que ver con la conjura urdida por éste para apoderarse de la Orden martinista ...".

"A la vista de lo anterior, se dibuja una imagen de Guénon harto sórdida, muy distinta de la 'leyenda dorada' que forjó. Guénon se presentó como 'el maestro de los que saben', como un iniciado enviado por algún centro misterioso para restaurar la 'Tradición' en Occidente. Falso, claro es, pues fue ocultista, reencarnacionista, conspirador, subversivo (recuérdese su adhesión a las ideas de Weishaupt, el fundador de la secta revolucionaria de los iluminados de Baviera) y, para colmo, jamás confesó sus errores de juventud; es decir: mintió hasta el final de sus días. ¿Qué crédito puede concederse a las ideas de un individuo de una catadura moral tan siniestra?"

Sea como fuere, el mensaje de Guénon en cuanto a la posibilidad de una regeneración espiritual de Occidente esta ahí, para quien pueda acogerlo y comprenderlo. En cuanto al posible papel de la Iglesia Católica en apoyo de una tal regeneración, y a la vista del actual estado de cosas, muchos nos contentaríamos con que la Iglesia dejase de ser un estorbo y eliminase medidas tales como la excomunión de los masones, la cual, aunque haya desaparecido del actual Código Canónico, pareciera continuar vigente a juzgar por las 'aclaraciones' antimasónicas realizadas por la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe. Por otra parte, nos parece meridiano que cuando Guénon dice que para que la Iglesia Católica fuese una base apropiada para la formación de una élite "bastaría para ello, sin cambiar para nada la forma religiosa bajo la que se presenta externamente, con restituir a su doctrina el sentido profundo que realmente tiene en sí misma", esto no tiene nada que ver con ningún intento de 'esoterizar el Cristianismo', forma tradicional que hoy reviste un carácter exclusivamente exotérico, sino con una relectura simbólica de los ritos cristianos como transposiciones al orden social de verdades metafísicas, si así pudiese decirse. Como apunta Federico González14:

"Pero volviendo al tema de lo esotérico y lo exotérico, o si se quiere de metafísica y religión, eso no quiere decir que lo horizontal no sea un reflejo de lo vertical, y que por lo tanto en lo horizontal no existan los medios de aprehender lo vertical, cuestión conocida por todas las gnosis. De allí que el rito exotérico sea un poderoso medio para vivificar lo esotérico, aunque lo esotérico ya nos sea conocido, por la misma necesidad de actualizarlo permanentemente. En este caso se trata de ritos religiosos (horizontales), pero se debe tener en cuenta que estos ritos están comprendidos en otro más amplio que es el rito de nuestro compromiso con el Conocimiento (vertical) que signa todos los actos y momentos sagrados de nuestra vida, como sucede en las sociedades tradicionales".

Por consiguiente, nos parecen aberrantes los postulados acerca de la constitución 'literal' de una élite espiritual que sostienen determinados medios del integrismo católico, los cuales comparten tesis preconciliares con los sectores ultracatólicos que insultan a Guénon, pero que a diferencia de éstos, usan la obra del autor francés, en versión troceada y moldeada a su conveniencia, como argumento de su error. En un artículo de Santiago de Vilanova que lleva por título "¿Está constituida la élite intelectual en Occidente?", este autor afirma que la "función expresa" de René Guénon "fue la llamada al enderezamiento tradicional de Occidente y, para ello, a la constitución de la élite intelectual que lo haría posible", lo cual se nos antoja, por decir lo menos, una concepción bastante limitada del significado de la obra del metafísico francés. Para Vilanova, "la restauración tradicional, en el caso de que llegara a darse la hipótesis más favorable, forzosamente sería una continuación de la forma tradicional católica", afirmación esta que creemos que carece de todo fundamento y que ciertamente no podría ser puesta en boca de Guénon. En cuanto al tema al que Vilanova alude en el título del artículo, su tesis es la siguiente: "Desde ahora afirmamos que, en nuestra opinión y según los datos que presentamos, la preparación del enderezamiento occidental está ya en marcha y, por lo mismo, la élite constituida desde hace tiempo...". El autor intenta construir una argumentación creíble de su tesis en base a dos ejes, a saber, un conjunto de datos tradicionales manipulados y una lectura literal de la "profecía de San Malaquías". En cuanto a la primera parte de su argumentación, Vilanova hace un análisis tendencioso de fragmentos de La Crisis del Mundo Moderno que le sirven para concluir que "para los que conocen la obra de Guénon no puede haber duda, dado el cuidado que ponía en la expresión buscando siempre la máxima precisión, que de estos párrafos se deduce claramente que en su pensamiento la constitución de la élite occidental era inevitable". Por otra parte, Vilanova trae a colación un dudoso comentario de Martin Lings, compadre de Schuon, acerca del capítulo 24 del evangelio de San Mateo para justificar que "la restauración tradicional es, incluso, una profecía evangélica", cuando es evidente, para cualquiera que lea el discurso escatológico de Mateo sin prejuicio alguno, que la destrucción avanzará de manera inexorable hasta que no quede piedra sobre piedra y nada más que un pequeño resto de la humanidad, y que la regeneración del mundo se operará al final de los tiempos de manera repentina "como el relámpago que sale por oriente y brilla hasta occidente" (Mt 24, 27). Comprendemos que esto sea un tanto inconveniente para Vilanova, quien afirma en la conclusión de su artículo que la supuesta élite occidental se constituyó en 1930 y tira millas desde entonces... En cuanto a la profecía de San Malaquías, predicción que, según el autor, se revela como "la única capaz de poder ofrecer una cronología precisa acerca de acontecimientos capitales en el orden espiritual, ya que marca los periodos sucesivos por los pontificados romanos", Vilanova sigue los lineamientos de un libro de Marcel Clavelle (alias Jean Reyor), autor cuya falta de honradez y limitada capacidad de comprensión de las doctrinas tradicionales y de las enseñanzas recibidas de René Guénon queda perfectamente retratada en su "Documento confidencial inédito"15.

3.5. La propaganda islámica
No podríamos concluir este estudio de las manipulaciones sufridas por la obra de René Guénon sin hacer mención de las que están realizando en el ciberespacio, de manera creciente, determinados sectores ilustrados del fanatismo islámico. Éstos distorsionan la crítica guenoniana al mundo moderno de una manera parecida a como lo hacen los neonazis aunque para un propósito distinto –'vender' el exoterismo islámico en el mundo occidental–, e intentan subir a Guénon a su carro. Por poner sólo un ejemplo, en el trabajo "Danzando con el Liberalismo", Abdal Hakim Murad afirma que Guénon fue el iniciador de una "tradición de escritura teológica musulmana occidental" que "permanece, en opinión de este comentarista, entre las teologías pluralistas más fascinantes del Islam o de cualquier otra religión, pese a sus errores indudables" (ver: http://www.iol.ie/~afifi/Articles/dancing.htm) .

Para 'patrimonializar' el pensamiento de Guénon y usarlo en su provecho, estos propagandistas del integrismo musulmán, para quienes el Islam es superior al Cristianismo porque Mahoma vivió seis siglos después de Jesús de Nazaret, argumentan que el índice cronológico de la vida del metafísico francés es una 'demostración' de que éste 'comprendió' que debía islamizarse; y la verdad es que la cronología de la vida de Guénon se presta bastante bien a esta manipulación. Según Paul Chacornac16, Guénon se adhirió a la Orden Martinista hacia 1906 y a continuación ingresó en dos talleres masónicos que estaban en relación de amistad con dicha Orden, la Logia Simbólica "Humanidad" del Rito Nacional Español (posteriormente, logia madre para el Rito Memphis-Misraím en Francia) y el Capítulo y Templo "INRI" del Rito Primitivo y Original Swedenborgiano. En 1909 entró en la Iglesia Gnóstica, en la cual fue consagrado obispo, y hacia 1910 fue admitido, dentro del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, en la logia masónica "Thebah" de la Gran Logia de Francia. Por otra parte, recibió entre 1908 y 1909 enseñanzas metafísicas sobre el Vedanta y el Tao de maestros orientales desconocidos, y en 1912 ingresó en el Islam. Con este currículum y sin nada más a la vista, resulta creíble afirmar que Guénon abrazó el Islam como 'única verdad' después de descartar 'múltiples errores', por más que ello sea una falsedad manifiesta. Por otro lado, Guénon emigró a Egipto en 1930 y allí vivió como un musulmán bajo el nombre de Abdel Wahed Yahia hasta su muerte en 1951, lo cual viene a añadir otra 'evidencia' más a la tesis integrista que presenta a un Guénon abjurante de lo no islámico... si bien ésta se desploma como un castillo de naipes cuando se estudia cuáles fueron los temas de los libros, artículos y cartas escritas en Egipto durante los últimos 21 años de su vida: el simbolismo universal, la doctrina de los estados múltiples del ser, la metafísica hindú, la acción antitradicional y contrainiciática en Occidente, la iniciación en las diversas formas tradicionales –y en la Masonería en particular–, las limitaciones del cálculo infinitesimal, la tradición hermética, la metafísica taoísta, etc... Asimismo, muchos de los trabajos reunidos en la recopilación póstuma Estudios sobre la Francmasonería y el Compañerazgo (1964-1965) fueron publicados por Guénon con posterioridad a su marcha a Egipto: "A propósito de los peregrinajes" (junio de 1930), "El enigma de Martines de Pasqually" (julio de 1936), "Masones y carpinteros" (diciembre de 1946), "Heredom" (octubre de 1947), "Iniciación femenina e iniciaciones de oficio" (julio-agosto de 1948), "Palabra perdida y nombres substitutos" (julio-diciembre de 1948)... Y es que, lejos de las pretensiones hegemonistas-patrimonialistas del integrismo islámico (por otro lado, semejantes a las del integrismo católico), Guénon prestó atención a lo largo de toda su vida a todas las vías iniciáticas verdaderas que podían conducir al ser humano a una liberación por el Conocimiento, estableciendo correspondencias entre los símbolos, ritos y mitos de unas y otras y recomendando la adhesión a aquellas más conformes a la naturaleza interior de cada individuo. En este sentido, un Guénon con fez y chilaba afirmaba sin ambages lo siguiente en 194617:

"Apenas hay en el mundo occidental otras organizaciones iniciáticas que puedan reivindicar una filiación tradicional auténtica (fuera de la cual, recordémoslo una vez más, no podría haber más que una 'pseudo-iniciación') que el Compañerazgo y la Masonería, es decir, formas iniciáticas basadas esencialmente en el ejercicio de un oficio, en su origen por lo menos, y que por consiguiente están caracterizadas por métodos particulares, simbólicos y rituales en relación directa con este mismo oficio".

¿Qué converso al Islam 'desencantado' de las vías tradicionales de Occidente podría expresarse en estos términos?

4. Epílogo
René Guénon escribió su obra para unos destinatarios concretos: todos y cada uno de nosotros. Como dice Roland Goffin18:

"Por mal que le pese a esa gente, René Guénon existe para nosotros, y hasta tal punto que lo consideramos, en su misma obra, como el intérprete privilegiado de la Tradición una y perenne en nuestro tiempo. Diciendo esto, no tenemos la impresión de estar haciendo acto de guénonismo o de guénolatría. El hombre era transparente, y a lo que nos invita, después de él, es al redescubrimiento de los principios sin cuyo conocimiento –aunque sólo sea teórico– nuestra vida en el mundo parecería 'una sombra que pasa, un pobre actor que se pavonea y se agita durante una hora sobre el escenario, y al que luego no se vuelve a escuchar jamás; es un cuento, explicado por un idiota, lleno de estrépito y de furia, que no significa nada' (W. Shakespeare en Macbeth) ...".

"Para nosotros, René Guénon... es la respuesta a nuestros mayores interrogantes, sobre la existencia, el mundo y nosotros mismos. Él nos habrá hecho evidente que la civilización occidental moderna, imbuida de sus "superioridades" en los dominios material, científico y técnico, desprovista de todo vínculo orgánico con lo sagrado y lo suprahumano, es una falsa civilización; y que a falta de poder reformarla, conviene reformarse uno mismo, pudiendo el resto darse por añadidura".

"Él nos habrá hecho inteligible y comprehensible nuestro destino de hombre, devuelta la memoria de nuestro origen, que no es aquél que una ciencia presuntuosa y enana nos quiere asegurar, sino el que la tradición más cercana a la primordialidad siempre ha enseñado: nosotros no somos el producto nacido de un coito animal, nuestro origen es cósmico y metafísico, nuestro nacimiento al estado de hombre es una fase entre otras de un 'Viaje' que tiene como punto de partida el Infinito y del cual el Infinito será la terminación".

Si René Guénon es para nosotros, leámoslo, estudiémoslo y acojamos su enseñanza para comprender nuestra ubicación en el seno del mundo y recordar la naturaleza de aquello de lo que hemos sido hechos depositarios por medio de un rito antiquísimo y venerable. Desconfiemos de quien se interpone entre Guénon y nosotros para construir unos 'sistemas' que nada tienen que ver con la Tradición. Sepamos por donde pueden venir los ataques de esa entidad contratradicional y evitemos sus andanadas; y si guerreamos, que sea por lo alto, y en primer lugar, contra el enemigo interior que nos distrae de las vías que nos han sido trazadas. Así podremos sumarnos al pequeño Resto de los últimos tiempos al que Guénon se refirió de este modo19:

"(...) pero basta con que algunos guarden integralmente el verdadero conocimiento para estar preparados, cuando se hayan cumplido los tiempos, para salvar todo lo que todavía pueda ser salvado del mundo actual, y que se convertirá en el germen del mundo futuro".

 

ANEXO

ERRORES Y MANIPULACIONES DE LA OBRA DE GUÉNON
EN INTERNET

– Utilización ultraderechista de la crítica al mundo moderno

http://members.es.tripod.de/disidentes/

http://www.arrakis.es/~emila/

http://www.fortunecity.es/conjuntos/libertad/43/documentos.html

– La confusión entre religión y metafísica, el integrismo católico y la propaganda islámica

http://www.kiva.net/~julianus/tradition.html

http://www.prophecyinthenews.com/articledetail.asp?Article_ID=33

http://members.xoom.com/SISINONO/paganism/elrostro.htm

http://www.counterrevolution.f2s.com/misc/divineconcept.html

http://www.tanzeem.org/qh/basit.htm

http://www.iol.ie/~afifi/Articles/dancing.htm

http://www.ummah.net/bicnews/BICNews/Books/books15.htm

http://www.hf.uib.no/smi/pao/sedgwick.html

http://www.islam-shia.org/kauzar/19/textotradiciones.htm

http://www.webislam.com/00_3/Articulos%2000_3/Ciudadanos_
musulmanes.htm

– Otras manipulaciones y errores

http://www.december.com/cmc/mag/1997/apr/last.html (informáticos para quienes Guénon es un "pesimista" frente a Teilhard de Chardin, que es un "optimista")

http://www.enteract.com/~julianus/main.html (currículum personal de un individuo confuso)

http://www.suba.com/~rcarrier/revcon.html (id.)

http://www.well.com/user/jay/esoteric.overview.html (id.)

http://www.ups.edu/bulletin/zzzz/9900/rel2.htm (ámbito académico schuonista)

http://www.networks-now.net/sspp/9709rose.htm (web moralista de la iglesia ortodoxa en la que se compara la influencia de Guénon a la de las óperas rusas)

http://www.randomhouse.com/features/magiccircle/research.html (notas superficiales de una novelista)

http://www.paisvirtual.com/ciencia/esotericas/arcano/guenon.htm (página new age con Guénon como "protagonista")

http://sicsa.huji.ac.il/15spain.html (web antifascista muy interesante, pero que lamentablemente demuestra no conocer la obra de Guénon. Se le califica de "autor neonazi")

http://www.ecn.org/freedom/Trans/jan98.html (se afirma que Guénon es un "reaccionario teosofista")

http://dencity.com/kiaosfera/sub/Grial.htm (ácratas que denostan al "tradicionalista Guénon")

http://www.hermetic.com/bey/taz_cont.html (anarquistas)

http://www.spunk.org/library/pubs/lbc/sp000349.txt (id.)

 

NOTAS
1 F. González, Esoterismo Siglo XXI. En torno a René Guénon, cap. III, Muñoz Moya Eds., Sevilla, 2000.
2 Publicado en castellano en SYMBOLOS: Revista Internacional de Arte - Cultura - Gnosis, nº 11-12, pp. 357-383. Guatemala, 1996.
3 Publicado en castellano en ibid., Nº 8, pp. 145-161, id., 1994.
4 Op. cit., cap. XXVIII.
5 Op. cit., cap. XXXVIII.
6 En: F. González, Op. cit., cap. IV, Muñoz M. Eds., Sevilla, 2000.
7 Op. cit., cap. I.
8 R. Guénon, La crisis del mundo moderno, cap. I.
9 Cita de Jean-Pierre Laurant en, Le sens caché dans l'oeuvre de René Guénon, L'Age d'Homme, Lausanne, 1975.
10 F. González, Op. cit., apénd. II, Muñoz M. Eds., Sevilla, 2000.
11 Cita extraída de Colectivo Redacción, "Schuon versus Guénon", Cuadernos de la Gnosis nº 9, pp. 9-12. Ed. Symbolos, Guatemala, 1998.
12 R. Guénon, La Crisis del Mundo Moderno, cap. IX.
13 Op. cit., cap. IX.
14 F. González, Op. cit., cap. IV, Muñoz M. Eds., Sevilla, 2000.
15 Publicado en castellano en SYMBOLOS Nº 19-20, pp. 255-332, y comentado en detalle por la Rivista di Studi Tradizionali (Italia).
16 P. Chacornac, La Vida Simple de René Guénon, Ed. Obelisco, Barcelona, 1987.
17 R. Guénon, Apreciaciones sobre la Iniciación, cap. XIV.
18 R. Goffin, "Para nosotros, René Guénon", publicado en la revista francesa Vers la Tradition, y en castellano, en SYMBOLOS Nº 9-10, Guatemala, 1995, pp. 158-174.
19 R. Guénon, Estudios sobre el Hinduismo, cap. "El espíritu de la India".
   

 


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