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UNA HIPÓTESIS SOBRE LA CAUSA DEL EXILIO DE OVIDIO Y SOBRE EL NOMBRE SECRETO DE ROMA. (En el bimilenario de la muerte del poeta).* FELICE VINCI · ARDUINO MAIURI. 2ª parte.Edición original en italiano en revista Roman Notes of Philology (2017). |
2. Bona Dea, Maia y la condena de Ovidio. Siguiendo con la lectura del libro V de los Fastos, después de la introducción, dedicada toda ella a la explicación posible del nombre Maius, Ovidio pasa revista al primer día del mes, en el que las calendas de mayo vieron la fundación de un altar a los Lares tutelares y de pequeñas estatuas a los dioses, 24 para luego detenerse en los Lares y su función de praestites, o sea la tutela ejercida a varios niveles (sobre los individuos, sus casas, las encrucijadas etc.).25 Coherentemente, la divinidad introducida a continuación, incluso desde el mismo verso con el que concluye el tema precedente –el mes de agosto reclama el derecho sobre el poema que trata de eso. Mientras tanto hay que cantar a la Bona Dea26– también tenía una clara función protectora, operando pro populo, y por tanto por la salus rei publicae. Y es asimismo notorio que el verdadero nombre de Bona Dea nunca debía ser pronunciado.27
No sería entonces una casualidad que Ovidio nombre a Bona Dea justamente el 1 de mayo, o sea al principio del mes de Maia, dedicándole además los cinco dísticos conclusivos de las celebraciones de esa fecha, evidentemente dotada de una importancia central como parecería indicar la alusión común que se hace en este punto a Livia y a Augusto (a partir del 12 a. C. pontifex maximus):
Además, según Macrobio, el flamen de vulcano realiza los oficios divinos a esta diosa en las calendas de mayo.30 Esto podría confirmar la relación en cierto modo “triangular” entre Maia, Bona Dea y las calendas de Mayo –por otra parte, totalmente coherente con la raíz ovidiana Maia-Maius– que es posible esquematizar de la siguiente manera: La relación entre Vulcano y Maya también parece particularmente significativa, ya que en el contexto perfilado recuerda un paralelismo, ya puesto de relieve por Dumézil, con el mundo ritual de la India, en el que se dispone “el tercer fuego del área sacrificial, que vigila a los espíritus cautivos en el límite del terreno: Vulcano procede de aquel fuego”.31 Por tanto, el dios representaría, en este sentido, el fuego protector, poniéndose así al servicio de Maia en la defensa de la ciudad.32
Que las cosas hayan ido realmente así no puede ser probado mínimamente, por lo que convendrá no forzar excesivamente los límites de una conjetura ya de por sí audaz; y sin embargo, si se decidiera asumirla, también adquiriría una nueva fuerza la alusión de Ovidio a la clementia de Augusto que, relegando a Tomis al imprudente poeta, le habría perdonado la vida de todas maneras.
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NOTAS. | |
* | La primera parte de este artículo publicado en Symbolos número 54, ha sido redactado materialmente por Felice Vinci, la segunda, que ofrecemos en la presente actualización del solsticio de invierno, pertenece al Sr. Arduino Maiuri. Lo cual no quita que la contribución en su totalidad sea el fruto de una asidua obra de consulta, revisión y recomposición entre los dos autores, que se atribuyen la paternidad integral y conjunta. |
24 | Ov., Fast. V, 129-130. |
25 | Acerca de los Lares y de su huella fundamental en la vida religiosa romana véase Arduino Maiuri, Sacra privata. Rituali domesticos e istituti giuridici in Roma antica, Roma, “L’Erma” de Bretschneider, 2013, pag. 20-22 (con alusión a la bibliografía anterior). |
26 | Ov., Fast. V, 148. |
27 | Sobre esta misteriosa divinidad mujer, totalmente sumergida en la realidad femenina, es imprescindible la referencia a Giulia Piccaluga, Bona Dea. Due contributi all’interpretazione del suo culto, “Studi e Materiali di Storia delle Religioni”, XXXV, 1964, pp. 195-237. |
28 | Macr., Sat. I, 12, 21. |
29 | Ov., Fast. V, 157-158. La referencia es al templo de Bona Dea en el Aventino, restaurado por Livia. |
30 | Macr., Sat. I, 12, 18. |
31 | Georges Dumézil, La religione romana arcaica. Miti, leggende, realtà della vita religiosa romana con un’appendice sulla religione degli Etruschi, ed. it. e tr. a cura di Furio Jesi, Milano, Rizzoli, 1977, p. 284 (ed. or. La religion romaine archaïque, suivi d’un appendice sur la religion des Étrusques, Paris, Payot, 1966). El autor, que fue definido por C. Lèvi-Strauss como “uno de los más grandes espíritus de nuestro siglo”, se formó en París bajo la guía de M. Bréal, y mostró desde muy pronto un extraordinario talento en los estudios de filología y lingüística. En 1925 obtuvo la cátedra de Historia de las Religiones en la Universidad de Estambul para luego especializarse en las lenguas caucásicas y escandinavas. Gracias a las amplias competencias que había adquirido en ámbitos culturales extensos y variados, en el 1931 fue nominado director de los “Studi comparati delle religioni dei popoli indoeuropei”, en la quinta sección de la École Practique des Haute Études. En ese prestigioso contexto tuvo la ocasión de conocer y frecuentar M. Mauss y M. Granet, gracias a los cuales logró refinar su método notablemente, diluyendo la inspiración frazeriana que prevalecía originariamente. Después de la guerra fue llamado al Collège de France, en el cual concluyó su docencia oficial, en el 1968, para dedicarse a partir de entonces a una intensa actividad de conferenciante en los principales polos académicos de Europa y America. En el 1978, como extremo reconocimiento a su extraordinaria carrera científica, fue acogido en el foro exclusivo de la Académie de France. El motivo principal de la fama de Dumézil en la historia de los estudios se debe a su teoría de la “tripartición funcional”. Fundamentalmente, el estudioso reconocía la constante presencia de la misma visión del mundo en todos los pueblos de origen indoeuropea, con una rígida distinción entre una función de tipo jurídico-sacro, una guerrera y una productiva, y con la consecuente división de la sociedad en esquemas y mecanismos recurrentes dictados por las susodichas funciones. A pesar de reconocer a este extraordinario autor el mérito de haber desvelado conexiones hasta ese momento desconocidas a la comunidad científica, hay que decir, por otra parte, que a veces sus hipótesis se revelan bastante nebulosas y quizás por eso la aplicación del enfoque trifuncional a absolutamente todos los aspectos de la vida de los pueblos antiguos puede resultar arriesgada e inducir a confusión. A pesar de tales reservas, nos parece justo, por otra parte, reconocer también la brillantez de muchas intuiciones dumezilianas, lo cual induce a atreverse con la aproximación propuesta en el cuerpo del texto sobre la importancia del fuego en la vida religiosa romana, tanto a nivel publico como privado (el hogar representaba para el hombre romano el elemento principal de continuidad genética, como ya evidencia Numa Denis Fustel de Coulanges en, La Cité Antique, París, Librairie Hachette et Cie, 1872, p. 49). |
32 | Sobre el culto de este dios, véase en la misma dirección que la sugerida aquí el conspicuo volumen de Gérard Capdeville, Volcanus. Recherches comparatistes sur les origines du culte de Vulcain, Roma, École Française de Rome, 1995. |
33 | Macr., Sat. I, 12, 20. |
34 | Ver John Percy Vyvian Dacre Balsdon, Fabula Clodiana, «Historia. Zeitschrift für Alte Geschichte», XV, 1966, pag. 65-73; Philippe Moreau, Clodiana religio. Un procès politique en 61 av. J.C., París, Les Belles Lettres, 1982. Sobre el rol que jugó Ciceron en el caso, David F. Epstein, Cicero’s Testimony at the Bona Dea Trial, «Classical Philology», LXXXI, 1986, pag. 229-235; W. Jeffrey Tatum, Cicero and the Bona Dea Scandal, «Classical Philology», LXXXV, 1990, pag. 202-208. |
35 | App., Bell. Civ. II, 2, 14. |
36 | Ov., Fast. V, 11-52. |
37 | Ov., Fast. V, 57-78. |
38 | Ov., Fast. V, 81-106. |
39 | Ov., Fast. V, 80. |
40 | Giorgio Ferri, Tutela Urbis, Il significato e la concezione della divinità tutelare cittadina nella religione romana, Stuttgart, Steiner, 2010, p. 224. |
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