SYMBOLOS

Revista internacional de
Arte - Cultura - Gnosis
COMENTARIO AL INFIERNO
DE LA DIVINA COMEDIA

(Primera parte)

CARLOS ALCOLEA


Dondequiera que encuentres a Dios manifestándose en el amor, ahí encontrarás el cielo, sin tener que viajar por ello ni un solo paso. Y entiende así también lo que es el infierno, y dónde se encuentra. Te digo que no es sino volver la voluntad hacia la ira de Dios. Dondequiera que la ira de Dios se manifiesta más o menos, ahí ciertamente habrá más o menos infierno, sea cual sea el lugar.*

Nadie negará que el campo de batalla sobre el cual debe combatirse hasta el fin la psicomaquia está dentro de uno o que, donde Cristo combate, también debe encontrarse su enemigo, el Anticristo. Ni nadie, “superstición” aparte, pretenderá tampoco que las “Tentaciones de San Antonio”, como se pintan en el arte, pueden considerarse de otro modo que como “proyecciones” de las tensiones internas. De la misma manera en que el “Guernica” de Picasso es el espejo del alma desintegrada de Europa, el “infierno de la existencia moderna”, los cuernos y el zuncho del Diablo son una imagen de la peor bestia en el hombre mismo. (…) el mejor don por el cual un hombre puede suplicar es estar “en paz con-sigo mismo”,** y, en verdad, en tanto no está “en paz con-Sigo mismo”,*** difícilmente puede estar en paz con nadie más, sino que “proyectará” sus propios desórdenes, haciendo del “enemigo” —por ejemplo, Alemania, o Rusia, o los Judíos— su “diablo”. “¿De donde vienen las guerras y las luchas entre vosotros? ¿Acaso no vienen de las concupiscencias (placer, o deseos, en sánscrito Kâmâh) que contienden en vuestros miembros?” (Santiago 4:1) (…) Abû Sâîd pregunta: “¿Qué es el mal, y cual es el peor de los males?” y contesta, “El mal eres ‘tú’, y el peor de los males eres ‘tú’ si no lo sabes;…****


Rafael Flores.
Dante y Virgilio visitando el Infierno.
Museo Nacional de Arte, México.


Introducción

El viaje comienza aquí y ahora, de la mano de Dante (c. 1265-1321), uno de los más eminentes representantes de la tradición universal que en su Divina Comedia deposita en síntesis el Conocimiento esotérico (iniciático) en su vertiente cristiana. Y lo hace valiéndose de un diagrama extraordinario, un modelo inspirado que recrea la Unidad (Amor) y su presencia oculta expresada a 3 niveles o mundos (Infierno, Purgatorio y Paraíso), que deben ser gradualmente recorridos superando los obstáculos formidables que se presentarán y que son los propios que porta en sí el iniciado (sus condicionamientos que también deberá purgar), los que le harán de espejo pudiendo de este modo conocerse a sí mismo y dejarlo todo, que es de lo que trata este viaje.1 Para este propósito el postulante cuenta con la guía de la doctrina esotérica a la cual adherirse teniendo en cuenta la cobertura que ofrece (hasta un cierto punto en el que aquélla deja paso a la Sabiduría o intuición-intelectual). También conviene saber que esta obra posee niveles de lectura: literal, alegórico, simbólico-arquetípico y metafísico, en correspondencia con otras cosmovisiones que plantean un modelo análogo con niveles o planos. Para que se entienda en qué consiste esto de los niveles de lectura, pondremos un ejemplo. Una montaña es un lugar geográfico del que extraer lo necesario para usos varios de acuerdo a intereses individuales o grupales. Bien sea para construir viviendas en las que estar a cubierto, bien para obtener el sustento diario, o para otras cuestiones más secundarias, lo cierto es que estamos ante un reservorio de minerales (piedras varias y tierra), vegetales (árboles y otros) y animales. Amén del agua que asciende de las profundidades y desciende de las alturas formando fuentes, arroyos y demás accidentes geográficos. Es decir, una multitud de recursos naturales a disposición del ser humano. Esta es una lectura literal en la que el objeto de que se trata, en este caso la montaña, se valora desde un punto de vista cuantitativo, eminentemente práctico y contingente. Un lectura alegórica contempla la misma montaña como un entorno que evoca distintos estados anímicos, acerca de lo cual da cuenta cierto tipo de poesía que no va más allá de pretender despertar emociones, sentimientos y sensaciones. Dicha lectura pertenece al mundo de la psique inferior, mientras que la superior comprende el reino de los arquetipos. En este caso la montaña simboliza un eje que une el cielo (estados superiores) con la tierra (estado humano). Respecto a la lectura metafísica, diremos que se trata del Conocimiento directo, la intuición intelectual-espiritual en el corazón sin intervención del pensamiento reflexivo. Como dice Alan Watts, “una conciencia de la ‘vida’ en la que la mente no está intentando apresar o definir lo que conoce”. El hecho es que los niveles de lectura a los que nos estamos refiriendo no son excluyentes sino simultáneos aunque forman una gradación jerárquica. Dante lo explica expresamente en una carta al Can Grande de la Scala, Vicario General de la ciudad italiana de Verona. En la misiva, además de ponerle al corriente de la obra y dedicarle el “Paraíso”, le hace partícipe del sentido velado (iniciático-doctrinal) oculto por las apariencias. Efectivamente en el Convite indica explícitamente “que todas las escrituras, y no solo las escrituras sagradas, pueden comprenderse y deben explicarse principalmente según cuatro sentidos”. Esto mismo es aplicable a la realidad cotidiana, aunque por lo general hoy en día se ignora.

La construcción de la Divina Comedia sigue el mismo orden: tres niveles, o mejor, cuatro incluyendo el metafísico al que se refiere Dante al culminar el Paraíso, representado como el centro inmutable, puerta de acceso a lo ilimitado, alrededor de lo cual giran deseo y voluntad “como rueda que igualmente es movida por el amor que mueve el sol y las demás estrellas”. Por supuesto esta vía no es un camino de rosas ni muchísimo menos y está bien difícil completarlo. Recuérdese el pasaje bíblico que dice: “más liviano trabajo es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios” (Mt 19, 24). Y es que la mayor dificultad reside en el hecho de que hay que ir dejándolo todo (como ya se ha dicho) y asumir las propias miserias. En definitiva, se ha de reconocer en sí el horror y la belleza para trascenderlos en aras de alcanzar nuestro destino: la Suprema Identidad. Un proceso que hasta determinados estadios muy avanzados requiere imperiosamente la guía de la ciencia sagrada, que en el caso de la Divina Comedia, objeto de este estudio, viene representada por la figura de Virgilio cuya obra sintetiza la tradición grecolatina (como así lo reconoce Dante), es decir, una de las fuentes de las que abrevar quien quiera ir más allá de las apariencias.

Dante describe a través de imágenes impactantes que acuñan la memoria, el viaje del iniciado al centro de sí mismo en lo más profundo de la propia conciencia. Viaje representado en un primer tramo como el recorrido interior que realiza atravesando una monumental caverna en forma de embudo con 9 círculos (el séptimo dividido en 3 recintos y el octavo en 10 bolsas), que presentan una diversidad de estados poblados por entidades y condenados (aspectos que están en uno mismo) padeciendo horrores sin cuento a distinto grado en relación a la naturaleza de sus hechos. A continuación ofrecemos un esquema rescatado de la web con las secciones y nombres de los círculos que sugerimos sea contemplado como un “todo” cuyas partes representan estados jerarquizados, niveles o planos relacionados entre sí y no compartimentos estancos susceptibles de ser clasificados nominalmente otorgándoles la etiqueta correspondiente que encaje en nuestro particular horizonte intelectual.


Esquema del Infierno según Dante.

El paraje más hondo, en el centro donde la luz brilla por su ausencia, es en el que se encuentran los traidores. Un frío helador mantiene inmovilizadas a millares de almas en un perpetuo y gélido invierno oscuro presidido por Lucifer, el ángel caído de proporciones monstruosas con 3 rostros, (tríada que simboliza la triunidad invertida, de carácter tamásico),2 cada uno de un color, lo que coincide con la simbólica de los colores en el proceso alquímico, sintetizado en 3 grados que son denominados la obra al negro (nigredo, putrefacción), al blanco (purificación), y al rojo (sublimación). Tales colores se relacionan con los 3 reinos descritos en la Divina Comedia: “Infierno” (se reconocen lo estados inferiores, esto es, se les pone nombre), “Purgatorio” (purificación de los errores) y “Paraíso” (sublimación del alma liberada de adherencias). Desde luego, como la parte simboliza al todo, no podía ser menos que aquí también estuviera presente la totalidad de la Creación, expresándose bajo las apariencias que corresponden a las características del plano que estamos considerando, sede de Lucifer, centro neurálgico del que emana y al que retorna “la energía pesante y descendente vinculada a la ignorancia”.3

Cuanto dijera sería insuficiente. No morí y no permanecí vivo. Piensa por ti, si tienes un poco de imaginación, cómo me quedé al verme privado de una cosa y otra. El emperador del doloroso reino, desde la mitad del pecho sobresalía de la superficie helada, y más proporción guardo yo con un gigante que los gigantes con los brazos de aquél. (…) su cabeza tenía tres rostros! (…) Debajo de cada uno brotaban dos grandes alas del tamaño que convenía a pájaro semejante. No he visto jamás velas de buque parecidas. No tenían plumas, pues eran al modo de las del murciélago, y se agitaban de manera de que de ella nacían tres vientos. A causa de ellos se helaba todo el Cocito. Con los seis ojos lloraba y por las tres barbillas corrían el llanto y una baba sanguinolenta. Con cada boca trituraba con los dientes un pecador, a guisa de agarradera, de modo que tres a un tiempo experimentaban aquel dolor (…).4


Francisco Scaramuzza. Lucifer.
Divina Comedia. Infierno, canto XXXIV, 1803-1886.

Así lo describe Dante en esta arquitectura armoniosa de palabras y números dividida en 3 partes con 99 cantos más uno al comienzo del Infierno a modo de presentación introductoria, lo que hace un total de 100 cantos repartidos en 3 grupos que como ya hemos dicho se corresponden con los 3 mundos o planos: superior, intermediario e inferior, tal los 3 gunas del hinduismo.5 La construcción está concebida en tercetos endecasílabos de principio a fin, y de ahí en más se pueden extraer indefinidas correspondencias simbólicas apoyándonos en las ciencias del número, el ritmo y la proporción. En este caso dichas correspondencias apuntan siempre a la triunidad de los principios en conformidad proporcionada por la causa primera como puerta de acceso al No Ser.

El tres significa los tres principios sagrados que dan lugar a cualquier manifestación por medio del cuaternario. Aritméticamente es aquel conformado por sus dos antecesores (1+2=3) y por ello el primer número triangular, (…) es la suma o sea el acoplamiento, de lo activo, lo pasivo y lo neutro, conjunción que ilumina la conciencia. (…) El 3 es el primer número impar. Los tres primeros números son la base de la matemática, y su relación un símbolo de cualquier asociación o proporción, un caso particular de la cual es la sección áurea.6

Desde ya decir que no es el propósito de este trabajo profundizar en la simbólica numérica de la obra, lo que sin duda reportará sorprendentes revelaciones al buscador. Nos limitaremos más bien (y ya nos parece mucho decir) a recorrer, si no los tres mundos que constituyen la Divina Comedia, sí al menos el Infierno, los estados inferiores que pueden y deben ser reconocidos en este proceso de transmutación. Además, teniendo en cuenta que en la parte está el todo, el Infierno no iba a ser menos. No olvidemos que su recorrido es a 4 niveles, tantos como lecturas tiene según llevamos visto.

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Dicho lo cual, empezaremos por el canto primero que como ya hemos comentado es una introducción a los 33 que conforman el primer tramo de esta gesta iniciática en la que el autor comienza recordando en primera persona el estado en que se encontraba hacia la mitad de su vida: dominado por el sueño se siente perdido y aterrorizado en un valle que llena de espanto el corazón (realidad que no nos es desconocida). A duras penas logra dejar atrás tan lamentable escenario calmando miedos y dudas, por lo que puede reposar un poco de las fatigas. Pero como quiera que se halla en un lugar salvaje aparecen tres feroces criaturas a las que tendrá que hacer frente: una pantera, un león y una loba. Son las bajas pasiones, deseos y posesiones mentales que lo inmovilizan e impiden salir de esas circunstancias. También la soberbia y la ambición, vicios que alimentan el deseo de obtener poder, riquezas, dignidades o fama, enfilando de nuevo el camino que conduce hacia la selva oscura, es decir a las densidades psíquicas y el pensamiento enmarañado tan característico a una existencia angustiosa. El propio autor reconoce su tendencia a caer hacia lo bajo. Estando en estas circunstancias, cuenta que de entre la oscuridad aparece Virgilio que se le ofrece como guía. A partir de este momento, los diálogos entre Dante y Virgilio serán una constante, lo que no deja de ser una imagen de la conversación que mantiene el iniciado con su maestro interno,7 cuya sede simbólica es el corazón, imagen de la receptividad de ciertas influencias de orden suprahumano vehiculadas por la enseñanza doctrinal, oculta en la obra de Virgilio (como igualmente lo está en la de Dante) autor de la Eneida entre otras creaciones extraordinarias. Estamos hablando de una de las grandes epopeyas que narra el peregrinaje del héroe troyano Eneas en su huida de Troya arrasada por los griegos. Empresa heroica que sintetiza el viaje del iniciado en pos del origen, incluyendo un descenso a los infiernos y otros acontecimientos que culminan con la llegada del héroe al centro de sí mismo, un ámbito virgen exteriorizado en un lugar geográfico a otro nivel, y el comienzo de un nuevo ciclo entre cuyas posibilidades incluye la fundación de una nueva civilización que materializará en el pueblo romano. Y quién mejor que Virgilio, uno de sus descendientes para cantar esta gloriosa hazaña.

basada en las aventuras corridas por Eneas y en su destino, donde la influencia de Homero y su Ilíada es tomada como modelo, dando a la epopeya carta de ciudadanía latina y configurando una lengua de modo arquetípico, haciendo a Roma heredera directa de Grecia tal como lo fue en su épica y en todo lo que hizo culturalmente como también en la adopción esencial de su mitología, con lo que esto significa.8


Virgilio flanqueado por Clío y Melpómene.
Mosaico s. III. Museo Nacional del Bardo, Túnez.

En seguida Virgilio pondrá al corriente a Dante sobre lo conveniente de iniciar un viaje como único medio de librarse de la espesa maraña de los condicionamientos y la ignorancia. Ademas le dice que la bestia a la que enfrenta (que está en él mismo) acaba con la vida de quien pretende pasar por donde ella. Siempre insatisfecha nunca tiene bastante y crece su apetito después de comer, como bien sabe por experiencia la individualidad que la alimenta. Aquella alimaña se unirá con otras bestias y aumentará su dominio en tanto que la sabiduría, el amor y la virtud ubicadas en la pureza como fundamento, no extingan su poder. Para lograrlo le conducirá por los infiernos (de sí mismo) donde encontrará la desesperación y antiguos espíritus dolientes clamando por la segunda muerte; aunque también almas felices a pesar de estar quemándose en el fuego, porque llegado el momento oportuno esperan acceder al estado de bienaventuranza. Estado que solo se alcanza por la Sabiduría, como ya se apuntó, por lo que la obra y guía de Virgilio (enseñanza tradicional) es insuficiente aunque necesaria en los primeros estadios hasta el punto preciso en que esta deberá dejar paso a aquella otra de naturaleza oculta, secreta e interior (esotérica), simbolizada por su amada Beatriz. Ahora bien, hacia el final del recorrido, aquélla también deberá ceder sus funciones a otra entidad superior (en el caso presente simbolizada por la figura de San Bernardo) por cuya mediación culmina el tránsito a la suprema identidad, más allá de todo estado condicionado. Único punto afirmado en el océano de la pura posibilidad.

El metafísico René Guénon reconoce en San Bernardo la acción de la gracia divina, comunicándose a través de él como por un canal. Vinculado con la Orden del Temple,

era, como se ha dicho, un verdadero “caballero de María”, y que la consideraba verdaderamente como a su “señora”, en el sentido caballeresco de esta palabra. Si se atiende a este hecho del papel que desempeña el amor en su doctrina, y que desempeñaba también, bajo formas más o menos simbólicas, en las concepciones propias a las Órdenes de Caballería, se comprenderá fácilmente por qué hemos puesto cuidado en mencionar sus orígenes familiares (Guénon se refiere a la alta nobleza de la Borgoña, estrechamente relacionada con las instituciones dependientes de la corona y el ideal caballeresco). Devenido monje, permaneció siempre caballero como lo eran todos aquellos de su raza; y, por eso mismo, se puede decir que de alguna manera estaba predestinado a desempeñar, como lo hizo en tantas circunstancias, el papel de intermediario, de conciliador y de árbitro entre el poder religioso y el poder político, porque tenía en su persona como una participación en la naturaleza del uno y del otro. Monje y caballero todo junto, éstos dos caracteres eran los de los miembros de la “milicia de Dios”, de la Orden del Temple; eran también, y primeramente, los del autor de su regla, del gran santo a quien se ha llamado el último de los Padres de la Iglesia, y en quien algunos quieren ver, no sin alguna razón, el prototipo de Galaad, el caballero ideal y sin tacha, el héroe victorioso de la “gesta del Santo Grial”.9

Todo lo cual hace de ello

sin duda la razón por la que Dante debía escoger a San Bernardo como su guía, en los últimos círculos del Paraíso.10


Filippino Lippi. Aparición de la Virgen a san Bernardo.
Badìa Fiorentina, Florencia, 1486.

El canto segundo comienza con el protagonista rogando a las Musas y al alto ingenio, ser asistido para narrar fielmente la lucha del iniciado que comienza con el peregrinaje al interior de la tierra y la súbita aparición de la cobardía que tanto poder tiene haciéndonos retroceder a la primera de cambio. Virgilio (esto es, la enseñanza doctrinal que refleja la sabiduría), para librarlo del temor que le infunde la errónea creencia de no estar a la altura de las circunstancias11 le comunica que está allí a instancias de Beatriz (Sabiduría) para guiarlo hasta el centro del Paraíso. En estos términos expresa Virgilio lo que ella le hace partícipe a su través:

—¡Oh alma cortés mantovana, cuya fama dura todavía en el mundo y vivirá lo que el mundo viva! Mi amigo, y no de la ventura, está en la desierta playa con tantos impedimentos en el camino, que se ha vuelto atrás por miedo. Temo que esté ya tan extraviado, por lo que he oído decir de él en el cielo, que mi socorro llegue tarde. Ve (Virgilio), y con tu elegante palabra y con lo que sea menester para su salvación ayúdalo de manera que yo quede consolada. Soy Beatriz la que te manda que vayas; vengo del lugar adonde deseo volver y es el amor quien me mueve y me hace hablar.12

Y es que la gran diosa madre (figurada por la Virgen) envía a Lucía (hija de la Luz) ante Beatriz (Sabiduría)13 para encomendarle que descienda al círculo donde se encuentra Virgilio a quien confiar el rescate del alma perdida de Dante sumida en el olvido y la miseria anímica y vil.14 El corazón del iniciado se inflama al conocer que tres benditas mujeres de la Historia Sagrada, tres damas comprometidas con la Verdad y el Amor, tres entidades paradigmáticas mueven como una sola los hilos de su destino.15 Profundamente agradecido vuelve al propósito inicial: seguir los pasos de Virgilio. Ha reconocido que una misma voluntad los une. Así entra, siguiendo a su mentor “por el difícil y áspero camino”.

Sobre el dintel de una puerta están escritas las siguientes palabras:

Por mí se va a la ciudad doliente; por mí se va a las penas eternas; por mí se va entre la gente perdida. La justicia movió a mi supremo Autor. Me hicieron la divina potestad, la suma sabiduría y el amor primero. Antes que yo no hubo cosa creada, sino lo eterno, y yo permaneceré eternamente. Vosotros, los que entráis, dejad atrás toda esperanza.16


William Blake.
Dante y Virgilio en las Puertas del Infierno, 1824-1827.

Teniendo en cuenta que la puerta “es un símbolo fundamental de lo que significa el paso de un mundo a otro mundo, de un estado a otro, y por lo mismo vinculado directamente con la iniciación”,17 conviene meditar en el enunciado que apunta a los principios universales (y aun más allá, supracósmicos), arquetipos que se concretan en la imagen de dos columnas (rematadas por un dintel) que son las que sostienen y enmarcan la puerta, símbolo también de las energías activas y pasivas que se complementan en una central e invisible que las sintetiza, la puerta estrecha que conduce finalmente a la Suprema Identidad. En este sentido las tres figuras femeninas mencionadas anteriormente (la Virgen, Santa Lucía y Beatriz), son la expresión directa de aquellos principios18 que encauzan el destino del iniciado, guiado por las enseñanzas de Virgilio e introducido “en las cosas secretas”.

Entre suspiros, llantos y otros lamentos avanza el protagonista. El panorama descrito es desolador, y lo peor es que las imágenes sugeridas coinciden con las de una realidad que nos es muy familiar:

Extraños lenguajes, horribles blasfemias, palabras de dolor, acentos iracundos, voces fuertes y roncas, batir de manos desesperadas, formaban un continuo tumulto en aquel aire denso y caliginoso como la arena removida por el vendaval.19

Quienes aquí llegan “no abrigan esperanza de morir y su ciega vida es tan despreciable que envidian cualquier otra suerte”, son “los olvidados por la misericordia y la justicia”.20 Poco más dice (por el momento), aunque da para entender que se trata de aquellas almas mencionadas en el Apocalipsis, cap. 3, 14, satisfechos e incluso ufanos con sus posesiones (sean de la índole que sean, no sólo materiales), asegurando no tener necesidad de nada más.

“El Amén, el testigo fiel y verdadero, el Principio de la creación de Dios, dice esto:
15 ‘Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17 Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo. 18 Por tanto, yo te aconsejo que compres de mi oro refinado en el fuego para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez. Y unge tus ojos con colirio para que veas. 19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete. 20 Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo. 21 Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono. 22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias’”.21

Más vale pues no dar nada por hecho y sin cerrarnos la puerta, tener siempre presente para quién se trabaja, e interrogarse uno constantemente dónde tiene puesto el corazón, en qué se acredita, no sea que sin sospecharlo estemos aportando sustancia al caldo infernal en el que Dante reconoce “la sombra de aquél que hizo, por cobardía, la gran renuncia”.22 Hay quien considera probable que se trate de una alusión directa a cierto papa contemporáneo del autor, que abandonó sus funciones desentendiéndose de todo como hacen los tibios, que no se ponen ni a favor ni en contra de nadie, y coexisten mezclados con el odioso coro de ángeles que ni se rebela contra Dios ni le es leal, sino que permanecen apartados. Sea como sea, lo que a nuestro juicio parece querer señalar Dante es el grave error que supone renunciar a ser pontífice de Sí Mismo (pontífice=puente), es decir, renunciar a la función consciente de ser intermediario y portavoz de las energías celestes que descienden a la realidad terrestre a nuestro través, actualizándose el mundo.

En la orilla del río Aqueronte (del dolor) se ve a gente que nunca vivió de verdad. Paradójicamente están impacientes por pasar al lugar del que jamás se regresa, y es que “la divina justicia los empuja y el temor se les vuelve deseo”.23 Aparece el barquero Caronte, demonio con ojos de brasa que conduce a las almas perversas al otro lado, donde las tinieblas eternas, el fuego y el hielo. Según el propio Virgilio explica, por ahí no pasa jamás un alma buena. Dante queda observando cómo se pierden las almas por las ondas oscuras sobre las que navega la barca gobernada por el siniestro batelero. Mientras, ya hay nuevas multitudes reunidas a la espera de cruzar.

En esto, aquella tierra sombría tembló con tal fuerza que todavía el espanto me baña la frente en sudor. Del lugar de los afligidos brotó un viento que hizo relampaguear una luz roja que me privó de sentido, y caí como un hombre rendido por el sueño.24


Giovanni Stradano. Ilustración para la Divina Comedia.
Infierno, canto III de Dante, 1587.

Un trueno fragoroso despierta a Dante del sueño profundo en el que estaba sumido. Envuelto en tinieblas no es posible discernir nada e inútil cualquier esfuerzo por escrutar en lo profundo. El guía latino propone bajar al mundo ciego, círculo primero de los nueve que rodean el abismo, al que Dante desciende asistido por Virgilio (la doctrina) cuyo semblante refleja la angustia por los que están allí: grandes muchedumbres de todas las edades soportando “dolor sin martirio” al no recibir el bautismo. Aquí conviene hacer un paréntesis para examinar cuidadosamente qué oculta dicha afirmación más allá de la literalidad que parecería condenar a toda persona ajena al cristianismo o que no ha recibido este sacramento. Pensemos en la posibilidad de renacer al estado edénico anterior a la caída mediante una purificación, lo cual es análogo a experimentar un regreso al útero, a las aguas primordiales. Aguas que simbolizan la sabiduría divina en estado original (sentido de la eternidad), del cual estamos exiliados pero al que se retornaría en caso de producirse verdadera y profundamente la regeneración equiparable a la mencionada purificación mediante el baño ritual de inmersión en las aguas que manan del centro del mundo (edén).25 Eso significa que la posibilidad de la Liberación es real y entraña los padecimientos del hombre viejo que debe morir, y el nacimiento a un estado en el que no hay acepción de personas. A ello se refiere Virgilio (aunque de modo velado) cuando explica que recién llegado a aquel limbo vio entrar a un ser poderoso coronado, con los atributos de la victoria,26 y a su paso llevarse a muchas sombras entre las que figuran la del primer padre, Adán, y aquella de su hijo Abel, y la de Noé, Moisés, Abraham, el rey David, etc. Se trata de entidades que se corresponden con ciclos, y su desarrollo (auge-caída) incluye una redención (retorno al origen). Las energías celestes descienden a la realidad terrestre: nacimiento de la divinidad al estado humano crucificado en las propias coordenadas espacio-temporales de las que debe desembarazarse entregando la vida, lo que simultáneamente es un retorno al estado original.

Atravesando aquella selva poblada de sombras llegan al punto en que se encuentran Homero, Horacio, Ovidio y Lucano, en torno a un fuego que circunda un hemisferio de tinieblas. Mientras caminan van conversando de cosas que conviene callar tanto como en ese momento hablar de ellas, hasta que llegan a una fortaleza rodeada por siete muros y ceñida por un “lindo riachuelo” que atraviesan como si fuera tierra firme. Según indica la nota de la edición se trataría del “castillo de la fama, templo de inmortalidad”. Dante entra junto a aquellos sabios por siete puertas para reunirse en un prado verde y fresco con otras gentes de talante sereno y semblante de autoridad. Grandes espíritus cuya vista le colma de gozo, permanecen en esta especie de limbo a cubierto de las inclemencias exteriores. Por la descripción se diría que se trata de un lugar idílico, de hecho recuerda mucho a un estado ideal, utópico, del que ciertos iniciados parecen haber tenido constancia aventurándose incluso a tratar de recrearlo en vida. En él se encuentran Sócrates, Platón, obviamente el propio Virgilio y también Dante, y Pentesilea entre otras; y Orfeo, Séneca, Euclides, Hipócrates, Avicena, por mencionar sólo un puñado de eslabones entre los miles que conforman la Cadena Áurea de Conocimiento. Es lo que se conoce como Iglesia Secreta, Colegio Invisible, Ciudad de los Bienaventurados, Reino del Preste Juan, Agartha, etc., un lugar interior, oculto, subterráneo (Infierno). Aunque en la Edad de Oro (estado primordial) en que el ser humano es Uno y no uno hecho de muchos (legión=egos), esta Ciudad Interior está a la vista,27 es simultáneamente exterior, abierta la entrada a la par de la Conciencia.


Priamo della Quercia. Dante y Virgilio con Homero (portando la espada), Horacio,
Ovidio y Lucano, al pie de la fortaleza (Limbo), c.1403–1483.

En cuanto a las siete puertas que la protegen, está claro que se trata de ir abriéndolas como quien abre los cerrojos del alma para acceder al centro de sí mismo, morada del Sí Mismo en lo más oculto y recóndito del corazón. Por supuesto ello implica reconocer y experimentar las Potencias correspondientes a cada uno de esos estados (cerrojos-puertas) que se van transitando. En este sentido existen ciertos modelos cosmogónicos como por ejemplo el Árbol sefirótico de la cábala hebrea compuesto por diez esferas numeradas en el que está implícita la idea de descenso-ascenso de la unidad al denario y retorno por las denominadas “esferas de construcción cósmica”, asociadas a nombres, números, elementos, planetas, metales, artes liberales, letras hebreas, signos zodiacales, etc., etc. En síntesis se trataría de un mapa de ruta al En-Sof (No-Ser).

          
Img. 1: Diagrama del Árbol sefirótico con algunas de sus correspondencias
Img. 2: Esquema volumétrico en forma de zigurat, de la Ciudad del
Sol
, según descripción de Campanella. G. Reale y D. Antiseri,
Historia del Pensamiento Filosófico y Científico II.

Ni qué decir que la utopía es un estado en el que dan ganas de instalarse indefinidamente, pero optar por ello sería lo mismo que despreciar el conocimiento verdadero (intelecto divino) para quedarnos con un punto de vista relativo en relación a lo inmutable. Dicho de otra manera, sería renunciar a “la fusión del Rey Exterior con el Sabio Interior, del ‘Regnum’ con el ‘Sacerdotium’”28 por lo que no debe extrañarnos que Dante enseguida sea conducido por otro camino, esta vez fuera de la quietud, hacia vientos temblorosos donde no brilla ninguna luz. Es decir, que el viaje continúa y de hecho recién ahora comienza.

Así descendí del círculo primero al segundo, que abarca menor espacio y mayor dolor, dolor que arranca desgarradores ayes. Allí está el horrible Minos, que, rechinando los dientes, examina las culpas a la entrada, juzga y señala lugar según las vueltas que se da con la cola. Digo que cuando el alma pecadora se le presenta, se confiesa con él; y aquel gran conocedor de los pecados ve qué lugar del infierno le corresponde, y se ciñe con la cola tantas veces como el número de círculo en que quiere que el alma sea colocada.29


Gustave Doré. Minos, rey de Creta.
Ilustración para la Divina Comedia de Dante Alighieri.

De todas las historias protagonizadas por el célebre Minos, fruto de la unión entre Zeus y Europa, 30 una de las más conocidas quizá sea aquella que narra la desventurada relación que tiene con su tío, el dios Poseidón-Neptuno de quien recibe apoyo para hacerse con el trono (y ser rey de sí mismo). Agradecido por ello y en señal de la alianza que compromete a ambas partes, jura ofrecerle en sacrificio lo primero que vea emerger de sus dominios. Como quiera que lo primero que aparece es un toro albino de una rara belleza, decide quedárselo olvidando la promesa, lo cual será el desencadenante de una serie de vicisitudes entre las que destacan la unión contranatura de su esposa Pasífae con el imponente animal,31 que dará lugar al nacimiento de un ser monstruoso al que se confina por vergüenza y horror en el centro de un laberinto que el rey cretense manda construir. Haciendo las debidas transposiciones, no es difícil entrever que el mito posee elementos semejantes a los que aparecen en la Divina Comedia: el minotauro es análogo a Lucifer, mientras que los círculos por los que transita el iniciado son una representación del laberinto que debe recorrer (conocer) hasta llegar al centro (de sí mismo) en el que se encuentra la bestia (a la que hay que vencer) que reside en lo más profundo e interior de aquella construcción dedálica que recuerda mucho a la propia psique y sus intrigantes complicaciones en forma de tortuosos derroteros, de los que es posible salir airoso gracias al hilo (la doctrina esotérica) que se nos ofrece por amor.

En cuanto a Minos, reconocido legislador, recordaremos que establece y ordena su imperio bajo leyes inspiradas directamente de su padre Zeus. De hecho la Justicia se expresa a su través como corresponde a tan elevada función, pero el hecho de incumplir la alianza con el dios de los océanos y mares y todo lo que de ello resulta sugiere una caída, un descenso de grado, y por consiguiente una disminución en cuanto a los dominios en los que es efectiva su autoridad como magistrado, nada más que facultado para enviar a cada alma a su correspondiente destino en el Infierno, nada menos.

El viaje por los bajos fondos del psiquismo inferior (infierno) continúa. Minos repara en Dante y le increpa por pretender entrar (es un alma que todavía no ha dejado el cuerpo) cuestionando por ello las cualidades de Virgilio como guía (enseñanza doctrinal iniciática en la que el neófito deposita su confianza, otra no le queda). Por alusiones, el Poeta latino responde que no se le puede cerrar al iniciado (Dante) el “camino señalado desde allí donde se puede lo que se quiere”.32 Penetramos entonces a un lugar totalmente falto de luz en el que reina un ruido sobrecogedor, como de mar tempestuoso agitado por la tormenta y sus corrientes contrarias sin cesar de girar. Aquí los espíritus a merced de los torbellinos son golpeados violentamente contra el cerco una y otra vez. Sin esperanza de reposo ni mengua de la pena, cientos de miles de sombras exhalan ayes sin cuento mientras son arrastradas por aquella borrasca infernal, condenadas por someter la razón (recto juicio) a los deseos y pasiones. En un momento dado, tiene la oportunidad de escuchar la historia de dos amantes violentamente conducidos a ese estado al ser sorprendidos por el hermano (de uno) y marido de la otra. Historia prototípica que recuerda a la traición de Lanzarote y Ginebra, aquél mano derecha del Rey Arturo y ésta su esposa. El triste relato de aquellas dos almas atormentadas le hace experimentar un desfallecimiento de muerte.

Al recobrar los sentidos, (…) nuevos tormentos y nuevos atormentados vi en torno mío, doquiera fuese o doquiera me volviese o mirara. Estaba en el círculo tercero, el de la lluvia eterna, maldita, fría y densa, pertinaz y constante, sin cambiar jamás. Espeso granizo, agua cenagosa y nieve vertían por el aire tenebroso sobre la tierra, que se volvía hedionda al recibirlos. Cerbero, fiera cruel y diversa con tres fauces ladra caninamente sobre la gente que está aquí inmersa.33


Tumba de Cerbero. En el centro del fresco el guardián de las puertas del
inframundo. A su derecha Hércules y a su izquierda Hermes, el dios
psicopompo, mensajero, escriba divino análogo al Thot egipcio
o al Quetzalcóatl mesoamericano. Soprintendenza
Archeologia Belle Arti e Paesaggio per
l'Area Metropolitana di Napoli.

La descripción del bicho nos ha llevado a pensar lo siguiente: que el número de bocas con las que “de tal modo aturde a las almas que quieran ser sordas”34 desgarrándolas hasta hacer pedazos su integridad, tiene que ver con la estructura ternaria presente en todo y a todos los niveles: “fuerzas contrarias que se equilibran en el centro del eje en la bipolaridad”.35 Y no olvidemos que la divina potestad, la suma sabiduría y el amor primero (Trinidad) son los principios ontológicos que fundamentan la construcción de la ciudad doliente, tal y como está escrito sobre el dintel de la entrada al Infierno.

En este punto del recorrido las almas agobiadas ante la que está cayendo yacen revueltas por tierra, desperdiciada su potencialidad por el vicio de considerar exclusivamente los bienes mundanos y sus gozos y glorificar a los apetitos como tope de las posibilidades a las que se puede aspirar. Por su parte, el iniciado y su guía continuan viaje. Y lo hacen (según narra como siempre con gran riqueza de imágenes), pasando por encima de las sombras sometidas “a la misma pena por la misma culpa”. De hecho se describe explícitamente que van poniendo las plantas (de los pies) “sobre sus vanos cuerpos” (vanidad=ilusión) “con apariencia de personas”. Una de dichas sombras condenadas a agitarse por la dañosa conducta de entregarse a la gula, reacciona apenas ve pasar a Dante y Virgilio y se da a conocer. Anticipa graves hechos entre dos facciones opuestas que se derribarán sucesivamente por soberbia, envidia y avaricia, “las tres chispas que inflaman los corazones”. También informa del destino de ciertas almas por las que se interesa el poeta florentino y a las que considera dignas, aunque resulta que están entre las más negras por distintas culpas que las han llevado a lo más profundo. Finalmente le ruega a Dante que lo recuerde a los demás e inclinando la cabeza cae entre los otros ciegos. “Ya no se levantará hasta que suene la trompeta del juicio y venga la potestad enemiga del pecado. Cada cual volverá a ver su triste tumba, recobrará su carne y su fisonomía y oirá lo que ha de resonar eternamente,36 dice Virgilio a su pupilo refiriéndose no a una literalidad inverosímil a todas luces, sino más bien a

la vida después de la muerte del mundo profano, que se realiza a través de los espíritus intermediarios, como son los expresados por los símbolos. Este nacer de nuevo a otra realidad es visto como una resurrección a un distinto nivel de conciencia, o a otro plano vital. El neófito renace de sus propias cenizas como lo hace el pájaro Fénix, siendo éste el acceso a una vida diferente.

En alquimia esta palabra es equivalente a aquella de transmutación, renacer que se produce en tres planos diferentes, y que por lo tanto no sólo incluye el renacimiento, sino incluso una segunda muerte que da lugar a un tercer espacio nuevo. Este proceso, rebatido en el tiempo, es un viaje por etapas en busca del cielo de las ideas, o sea del Arquetipo, tal como Platón lo concebía. También para este autor, debe salirse de la caverna donde las figuras proyectadas sobre sus paredes parecen darnos la idea de la realidad, aunque sólo son sombras ilusorias.

Salir de la caverna, o renacer, es enfrentar al hombre nuevo a través del proceso alquímico de transmutación, que como su nombre lo indica, requiere del cambio total del ser anterior para regenerarse en una auténticamente nueva criatura, o acceder a otro plano de la conciencia. Resucitar de entre los muertos es pues el nacimiento a un tiempo nuevo, sin ningún parangón con lo conocido anteriormente. De hecho, este es el proceso de cualquier iniciación cuyos objetivos no difieren de los postulados alquímicos.

Y cuando se habla de una regeneración se está manifestando la totalidad del hombre como tal, sin fisuras ni posibilidades no efectuadas. Este proceso es llamado entre los hindúes la realización espiritual, en la que tampoco ninguna parte del ser queda ausente.

Meta de todos los sabios, artistas y hombres de Conocimiento, es a su vez un fin y un comienzo que se produce innumerables veces a lo largo de esta difícil vía, comparada en el cristianismo con una puerta estrecha. La realización espiritual, el nuevo hálito vital, el auténtico nombre, es, bien mirado, la libertad total que se consigue mediante la efectivización de posibilidades dormidas, o desconocidas, y ha sido reconocida unánimemente por todos los pueblos y sus culturas.37


Lámina del Mutus Liber, 1677.

En el tránsito en que se desciende al cuarto foso circular se encuentra Plutón, el dios de las riquezas cuya influencia bestial pierde poder invocando a lo más alto. Dante y Virgilio penetran en aquel extremo confín de tormentos y penas que encierra todo el mal del universo. Una muchedumbre de condenados forma un colosal remolino constituido por dos corrientes que chocan. En el punto en que se encuentran se gritan unas a otras: “¿Por qué atesoras? y ¿por qué derrochas?”38 volviendo una vez más al comienzo para repetir el mismo recorrido por los dos extremos periféricos hasta coincidir de nuevo e injuriarse con renovado empeño. Entre estos dos bandos la pugna no tiene fin, y cabe recordar la parábola que advierte “no echar perlas a los cerdos” en cuanto a los derrochadores, mientras que en lo tocante a sus opuestos conviene preguntarse donde se pone el corazón, en qué riquezas (bienes), si terrenales o espirituales. Interesa igualmente no guardarnos nada por si acaso, que eso no es entregarse por entero. Ya lo hemos dicho, esta vía exige dejarlo todo, sin autoengaños. Pero uno no lo puede hacer si no dispone de un elemento que le haga de espejo en el que mirarse, función de la enseñanza doctrinal mediante la cual conocerse, lo que supone tener que recorrer los propios bajos fondos de la psique (Infierno), para experimentar lo que jamás se hubiera creído de seguir con las ilusiones, afanes, y esperanzas puestas en bienes efímeros bajo los dominios de la diosa Fortuna, a la que Virgilio presenta como sigue:

Aquel cuya sabiduría trasciende a todo, hizo los cielos y les dio una guía, de modo que de una parte u otra llega el esplendor con la luz distribuida armoniosamente. De la misma manera señaló una guía rectora a los esplendores mundanos, la cual, de tiempo en tiempo, cambiase los bienes de nación en nación, de una en otra familia, más allá del alcance de la prudencia humana, por lo cual una nación impera y otra languidece, según la voluntad de aquella que está oculta como la serpiente entre la hierba. Vuestro saber no puede contrastarla, porque ella provee, juzga y prosigue su reinado, como el suyo los demás dioses. Sus mudanzas no conocen tregua. La necesidad le impone rapidez, ya que son tantos los que cambian de situación. Esa es la que tan a menudo vituperan los mismos que la deberían alabar y que sin razón la motejan y la maldicen. Pero ella es feliz y nada oye. Contenta entre las primeras criaturas, sigue su camino y se goza de beatitud.39

Dante y Virgilio descienden ahora donde hay penas mayores. Para ello atraviesan el círculo en el que están, pasando a la otra orilla, junto a una fuente de aguas muy negras que bullen y generan un canal por el que fluyen energías de un extremado rigor. Al punto discurre un camino otro a seguir en compañía de aquellas ondas tenebrosas que alimentan la laguna Estigia. En esos lodos permanecen embarrados los vencidos por la ira y entre ellos se ensañan con ciego enojo causándose el mayor dolor posible. Los suspiros de la multitud sumergida en esta ciénaga inmunda hacen que sea un hervidero. Esto es lo que dicen: “Estuvimos tristes en el aire dulce, alegrado por el sol, porque llevábamos dentro turbios vapores, y aquí nos entristecemos en la negra charca”.40 El iniciado y su guía rodean aquel lodazal de hediondez infecta sin apartar la vista de aquellos tristes despojos ahogados en vanos lamentos. Caminan hasta llegar al pie de una torre. En su cúspide dos lucecillas emiten destellos a los que responde otra desde tan lejos que apenas se alcanza a distinguir. Dante se interesa por lo que significan aquellas señales luminosas y quiénes las hacen, a lo que Virgilio contesta que si los propios vapores del pantano no lo ocultan, por encima de las aguas advertirá lo que ha de suceder. Entonces una nave se desliza cual flecha sobre la superficie hasta donde están ellos. Es Flegias el barquero,41 cuya colaboración les es necesaria para atravesar aquellos densos lodos, sin peligro por ello de quedar atrapados en estos dominios infaustos como ya daba por hecho Flegias, frustradas sus expectativas y por ello doblemente humillado, ya que debe contener su ira y trasladarlos hasta los hondos fosos que circundan la ciudad desolada llamada Dite, cuyo fuego eterno la abrasa desde dentro.

Mientras navegan por la laguna muerta, aparece una sombra enfangada de las que se entristecen ante el bien ajeno (envidia), adversario al que Dante reconoce y al que conmina de inmediato a permanecer en aquél miserable foso de corrupción, por soberbio e iracundo, gesto que enoja en extremo a la sombra,42 tornándose amenazante aunque en vano pues no tiene poder cuando la recta intención guía al iniciado, de modo que Virgilio la envía de regreso a la ciénaga donde se destrozan unas a otras por la rabia que las consume. Al punto se acercan a las murallas de la ciudad que parecen de hierro y las circundan navegando hasta llegar a la entrada. En la puerta una legión de caídos del cielo aguarda con intenciones perversas haciendo que Dante tema perderse en ese mundo tan bajo, pese a que rápidamente su mentor lo tranquiliza.43 Consolado por Virgilio, éste se acerca para hablar con aquellos demonios rabiosos que finalmente les niegan el paso cerrando puertas. Pero Virgilio confía en la Providencia, tiene la certeza de que saldrán airosos cualquiera que sea el obstáculo que se le oponga desde dentro. En medio de las tinieblas espesas quedan en una angustiosa espera detenidos en esta vía que Virgilio conoce bien. Un camino que pocos transitan y que obliga a pasar por la ciudad del dolor (Dite).44 En un punto sobre la cúspide de la torre más alta aparecen súbitamente las tres Furias infernales. Van cubiertas de sangre y tienen serpientes en la cabeza pero su aspecto y ademanes son femeninos. Amenazantes se desgarran el pecho con las uñas y se golpean mientras invocan a Medusa para que convierta en piedra al iniciado y jamás pueda volver arriba. Virgilio en prevención toma las medidas oportunas, vuelve de espaldas a Dante y le cubre los ojos con sus propias manos, evitando riesgos innecesarios.45


Priamo della Quercia. Frente a Dite. Ilustración al canto IX del “Infierno”.

Así quedan por el momento, aguardando la llegada de quien les abra las puertas que les han sido cerradas. O sea que todo está en manos de la Providencia que en este caso adopta la forma de una entidad intermediaria (ángel) que llega abriéndose paso por aquella atmósfera angustiosa hasta situarse ante la puerta de la ciudad doliente. Puerta que abre con una varita sin encontrar oposición ninguna. Y es que pese al poder aparente del adversario (no olvidemos que está en uno mismo) y las múltiples formas en que sus influencias puedan presentarse como obstáculos muchas de las veces formidables, la voluntad divina no puede dejar de cumplirse, por lo que es vano luchar contra el Destino (Origen). De modo que ambos entran sin lucha en aquella fortaleza donde reina el dolor e inflexibles tormentos (hay que conocerlo todo para dejarlo definitivamente). Doquiera que uno mire se ven sepulcros suspendidos candentes como hierro al rojo vivo de los que salen ásperos lamentos, que bien parecen de miserables y ofendidos. No podemos dejar de pensar en la imagen que propone Dante, representada en la forma de sepulcros (tapa, cobertura) semejantes al que cada quien posee y lleva consigo a todas partes. De hecho a ello se refiere el libro VIII de El Divino Poimandrés de Hermes, titulado “Que la ignorancia de Dios es el mayor mal entre los hombres”, en donde se exhorta a mirar hacia lo alto con los ojos del corazón para no contraer “el mal de la Ignorancia que inunda toda la Tierra y corrompe el Alma prisionera del Cuerpo”. También a no dejarse arrastrar por las corrientes de la división y el caos, sino que antes bien nos insta a buscar un guía que enseñe el camino hacia las puertas del Conocimiento. Pero primero es imprescindible

7. …desgarrar de punta a punta la túnica que te reviste, tejido de la ignorancia, soporte de la maldad, cadena de corrupción, celda tenebrosa, muerte viviente, cadáver sensible, sepulcro que contigo llevas por todas partes, ladrón que habita en tu casa, compañero que te odia por las cosas que él ama y que por las cosas que odia, te envidia.

8. De un enemigo tal te has revestido como de una túnica que te estrangula y te atrae con ella hacia lo bajo, por miedo de que, alzando los ojos hacia lo alto y contemplando la belleza de la verdad y el bien que reside en ella, acabes por aborrecer la maldad del enemigo después de comprender todos los embustes que ha dirigido contra ti.

9. Has tornado insensibles los órganos de los Sentidos inaparentes para que no sean tenidos por tales obstruyéndolos con la masa de la materia y llenándolos con una repugnante voluptuosidad, con objeto de que no tengas oído para las cosas que has de oír, ni vista para las cosas que has de ve.46

En estas coberturas (tumbas) tenebrosas sitúa el autor de la Comedia a los herejes y sus secuaces de todas las sectas con sus arcas más llenas de lo que se podría pensar, cada cual ardiendo con fuegos distintos de acuerdo a intereses (apegos) varios.

Dirigiéndose entonces a la derecha, Virgilio y Dante pasan entre las tumbas47 y las altas murallas. Avanzan entonces por un camino oculto hasta que de una de las sepulturas surge la voz de un alma junto a la que concurren más de mil y entre las que se cuentan los de una misma facción, la de los gibelinos afines al Sacro Imperio Romano Germánico, mientras que sus opuestos (güelfos) lo son al Papado.48 Dante escucha por boca de aquél (jefe de los gibelinos) lo que le depara el futuro ya que tal y como le explica pueden ver lo que está por venir mas no les es posible apreciar lo presente ni lo más próximo a éste. Hecho que nos hace pensar en la cita cuarenta y cinco donde se explican los males que trae la ignorancia y el olvido de los Principios eternos e inmutables. En cuanto al destierro que le vaticina el cabecilla de los gibelinos a Dante y que efectivamente se cumplirá,49 no podemos dejar de ver en ello un hecho significativo (simbólico) del exilio que experimenta el iniciado en los Misterios. A este respecto el Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos nos dice lo siguiente:

El exiliado es un término que se refiere a aquella persona que, por numerosos motivos, ha tenido que renunciar a su tierra. El exilio está pues relacionado con el viaje o con la extranjería; también con el peregrinaje y siempre con el desarraigo, es decir con el tener que haber destruido las raíces por la necesidad de adaptarse a nuevas circunstancias. Los que han tenido que dejar su país y enfrentar otras realidades sufren las características propias de este problema que prácticamente es imposible de comprender a menos que se sea otro exiliado, en particular de edad adulta, o que ha debido abandonar involuntariamente su país por las circunstancias que fueran, aunque incluso los que lo han hecho voluntariamente deben pasar por un período de dolor, de nostalgia y, en definitiva, de reinserción en el drama de su vida.

Análogamente el Hombre Nuevo, o sea el iniciado que ha dejado su antigua existencia profana y en su camino se siente como un extranjero en el medio que le circunda, es tal por haber desertado de sus identificaciones poco a poco al punto que se siente extraño en su patria, como un exiliado en su propio hábitat, como aquel que ha tenido que renunciar a su tierra.

Y no es que sea desconocido lo que acontece en el paisaje de su alma sino que lo que ha sido lo habitual comienza lentamente a morir, ya que van desapareciendo las valorizaciones (a las que nos aferramos hasta el último momento) pero que terminan por expirar definitivamente, siendo suplantadas por otras perspectivas. Este cambio de piel equivale a un renacimiento en el que todo se estrena y las cosas se presentan como inéditas y flamantes en su realidad íntima, tal cual ellas son en sí y no falsificaciones de la ensoñación.

(…)

El exiliado auténtico jamás vuelve del exilio.50

Siguiendo los pasos de Virgilio y Dante, ahora torcemos hacia la izquierda dejando el muro para dirigirnos al centro por un camino que conduce a un valle en el que se halla una multitud más cruel y atormentada, de donde emana un hedor muy desagradable. La senda discurre por un alto desnivel formado por enormes piedras desgajadas dispuestas en círculo.51 La insoportable fetidez que exhala el profundo abismo mueve a buscar el abrigo que ofrece la losa de un gran sepulcro con una inscripción que se refiere a cierto Papa al que otro heresiarca arrancó de la vía recta.

Al igual que el alquimista, concentrado en sus labores de Transmutación sabe cuando redoblar, aumentando el fuego con el que se calcinan las impurezas propias de la piedra Filosofal, o si por el contrario resulta imperioso manejarse con prudencia precisamente para no llevar a la ruina el proyecto, así en este caso Virgilio propone ahora descender poco a poco por aquellos bajos fondos (de uno mismo) para acostumbrarse a los malos humores y después no tener que cuidarse de ello. Es entonces cuando el Poeta explica a Dante que dentro de aquellas piedras desgajadas “hay tres círculos más pequeños que disminuyen de escalón en escalón” y están llenos de almas condenadas.52 La causa de los tormentos que se padecen allí está en la malicia e insensata bestialidad ejercida con fines interesados ya sea por la fuerza o de manera fraudulenta en perjuicio y daño del prójimo. Y como toda acción contraria a la verdad y a la recta intención es el mal propio del hombre, más desagrada a la deidad que, alojada en el corazón más oculta queda en el olvido, y por eso los fraudulentos están más abajo y padecen un dolor más vivo.

De los mencionados “tres círculos más pequeños que disminuyen de escalón en escalón” (los que ineludiblemente debe atravesar el iniciado en su viaje de retorno al Origen), decir que en el primero están los violentos. Este primer círculo a su vez está construido y dividido en tres recintos,53 en correspondencia con tres clases de ejercer la violencia: contra el prójimo, contra sí mismo y contra la deidad. Las almas que usan la fuerza contra el prójimo se alojan en el primer recinto; en el segundo los suicidas o bien quienes han consumido los bienes propios; y en el tercero los que niegan a Dios en el corazón. Esto, en cuanto a los tres recintos en que se divide el primer círculo. Ahora veamos el siguiente círculo de los tres anteriormente mencionados “que disminuyen de escalón en escalón” y que son, como ya hemos dicho de obligado tránsito. Aquí se afanan quienes por falta de Amor hacen fraude tanto con los que confían en ellos como con los que no. Y en el siguiente círculo (el noveno y último del Infierno), más reducido todavía, es donde Dite tiene su asiento en el centro del mundo, y se consumen los traidores por toda la eternidad, olvidado el amor creador que “nos vacía de extrañamiento y nos llena de intimidad”, como tan bellamente lo presenta el Banquete de Platón. Termina este canto XI con la explicación de porqué la usura ofende la bondad divina, pues revela en qué clase de bienes se está poniendo el corazón, despreciando el arte de hacer uno consigo mismo una obra afinada en consonancia con su Destino:

Un don que se hace en ciertos hombres, que tienen necesidad de él y que fijan la voluntad en la prosecución de su camino.

Fin inexorable en el que confluyen la Necesidad, la Voluntad y finalmente se obtiene por la Providencia.

Para obedecer ese Destino hay que ver constantemente qué se está edificando, no perderse en indefinidos horizontales, equiparables a charlas de café; sino que se necesita una concentración, y tener presente en cierto modo todas las posibilidades, abocado uno a una permanente síntesis, y no moverse de esa perspectiva, o sea, no ser como otro —o el “otro”—, que eso no es ser: el hecho de imitar un modelo pero sin vivir el dramatismo y la comedia que éste te impone.

Quizá podría parecer que uno se evade, pero ello es imposible; son múltiples, indefinidos los recovecos que utiliza este juego, que es el Destino. Seguramente el sujeto haya luchado de joven en batallas más materializadas, o mejor, más visibles, aunque igualmente válidas, no obstante después vienen guerras más invisibles, internas, y desde luego, sin aquellas cualidades necesarias o sin haberlas terminado de realizar, hay al menos que comprender de qué se trata la doctrina para no retornar a lo mismo una y otra vez. Como se ha visto no todos los hombres tienen un destino sino que éste lo hace crecer y lo va forjando posteriormente. O, lisa y llanamente:

“Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos”. (Mateo 22, 14).54

Bajamos ahora por un precipicio guardado por la ira bestial personificada en el monstruo mitad hombre mitad toro al que dio muerte Teseo.55 Monstruo que no podrá cerrarle el paso a Dante (y eso que ganas no le faltan) ya que lo tiene abierto por la Voluntad que todo lo puede. Llegamos al valle por donde pasa el tercero de los ríos del Infierno llamado Flegetón. En este caudal sanguinolento hierven quienes dañaron al prójimo con violencia. Aparece entonces una escuadra de centauros armados que forma parte de la numerosa tropa que hace guardia asaeteando a las almas que pretenden salir de la corriente más de lo que permite su culpa. Entre aquellas criaturas mitad humanas mitad equinas está el gran Quirón,

un centauro curador y educador de personajes encabezados por Apolo y seguidos por Asclepio, Jasón, Aquiles, Teseo y Heracles, entre otros. (…) generalmente [los centauros] simbolizan los impulsos incontrolados que también pueden ser curados por el intelecto, es decir por la espiritualidad medicinal y capaces de llevarnos al auténtico Conocimiento. (…) asimismo son signos de la dualidad, de los venenos y los remedios. (…) Las manadas de centauros son bestiales, violadoras, o por lo contrario son aliados del bien.56


Bénigne Gagneraux. La educación de Aquiles, 1785.

Virgilio solicita escolta a Quirón para que lleve en su grupa a Dante al no ser espíritu que pueda ir por el aire y sortear aquella perniciosa corriente. El centauro Neso será el guía ahora,57 mientras que Virgilio pasa a un segundo plano. Con semejante compañía continuamos camino por aquella bullidora corriente carmesí evitando la amenaza de otros grupos de centauros que intenten cerrar el paso. Allí se hallan tiranos a millares que vivieron del pillaje y la sangre padeciendo ahora sus violentas acciones. A medida que descienden, el torrente sanguíneo que hierve se hace menos profundo, hasta un punto que se puede vadear sin peligro y es cuando la escolta, cumplido su cometido se vuelve por donde vino. Toca entrar ahora en un bosque tenebroso sin senderos, lleno de ramas retorcidas, espinas y veneno en vez de frutos. Aquí hacen sus nidos las arpías, seres de apariencia femenina, con alas y garras (vinculadas con lo aéreo pero también con las energías ctónicas), que ejercen una irresistible atracción hacia lo bajo y la multiplicidad (mucho cuidado con ellas pues están al acecho). Tan perniciosa influencia priva al iniciado del sustento necesario que le brinda la doctrina esotérica para su regeneración, tal y como representan poéticamente los mitos en el caso del adivino Fineo, atormentado por estas criaturas que le impiden alimentarse cada vez que trata de hacerlo.58 En este sentido conviene recordar lo que dice la Introducción a la Ciencia Sagrada en uno de los acápites que tratan el tema:

los alimentos que nutren al cuerpo físico son considerados como símbolos de los espirituales, que son los que alimentan el alma del ser humano.

O esto otro, no menos revolucionario que desmonta los modelos con los que la sociedad moderna acuña nuestra conducta carente de significado trascendente:

Al comer, el hombre asimila el cosmos exterior a su propio cosmos corpóreo y sutil, es decir se integra armónicamente con el mundo que lo envuelve y del que forma parte. Y esta comunión produce una alegría análoga en otro plano, a la experimentada por la emoción que genera la contemplación de la Belleza, pues también vivir de Belleza y Amor es alimento.59

Cabe recordar que éste es el segundo recinto (donde están los que hacen violencia consigo mismos) perteneciente al séptimo circulo, recinto que se extiende hasta un horrible arenal. Si miramos bien, advierte Virgilio, podremos intuir cosas que no pueden expresar sus palabras, así que le hacemos caso y seguimos. Ahora se oyen terribles ayes que provienen de almas encarceladas en plantas sensibles. Virgilio le pregunta a una de ellas (a Dante se lo impide la compasión), víctima del golpe que la envidia le asestó, cómo es que el alma pueda encerrarse en tales nudos y si es posible liberarse de ello. Esto es lo que responde:

Cuando el alma feroz se parte del cuerpo del que ella misma se ha arrancado, Minos la envía al séptimo círculo. Cae en la espesura y no escoge el sitio; pero allí donde la fortuna la arrastra, allí germina como grano de espelta. Brota como un vástago y es planta silvestre a la que las arpías, paciendo después de sus hojas, le causan dolor y le abren bocas para gritarlo. Como las otras almas, iremos un día por nuestro cuerpo; pero ninguna de nosotras se revestirá con él, porque no es justo recobrar lo que se ha arrojado.60


Gustave Doré. Las Harpías.
Ilustración para la Divina Comedia de Dante Alighieri.

Otras culturas tradicionales de cosmovisión sagrada como por ejemplo las precolombinas no han visto en el hecho del suicidio un acto execrable. En todo caso pensemos que el hombre tradicional se reconoce a sí mismo como mediador entre lo divino y lo humano, y a la creación de la que forma parte como un símbolo, una expresión mutable de la inmutabilidad (Espíritu) con la que se identifica, por lo tanto la existencia es una ilusión que deviene con respecto a lo que siempre Es en sí mismo, o sea el Misterio. Desde este punto de vista, quitarse la vida equivaldría a ser llamado a despertar a la realidad. En este sentido existen ejemplos como el caso de los mayas en los que el suicidio está auspiciado por la diosa Ixtab. Acerca de ello escribe el relator franciscano (1524-1579) Diego de Landa lo siguiente, recogido por Henrich Berlin en su obra Signos y Significados en las Inscripciones Mayas: “Decían también, y tenían por muy cierto, iban a esta su gloria los que se ahorcaban; y así había muchos que con pequeñas ocasiones de tristezas, trabajos o enfermedades, se ahorcaban para salir de ellas e ir a descansar a su gloria, donde decían los venía a llevar la diosa de la horca que llamaban Ixtab”. Por otro lado cabe recordar que en el juego de pelota mesoamericano, el que ganaba era sacrificado a la deidad, es decir, jugaban para ser inmolados y los jugadores hacían todo lo posible por obtener semejante privilegio. Asimismo da que pensar que en el antiguo Egipto la vida era considerada de hecho el viaje post mortem del alma que conduce a la vida eterna. Pero todo esto pertenece a estados superiores enterrados en el olvido a los que por supuesto es posible acceder, por lo que en este sentido, actualmente cabe considerar a la vida como un regalo de la deidad que conviene aprovechar tratando de hacer de nosotros un ejemplo vivo de la creación que está llevando a cabo la inteligencia creadora.

Continuamos viaje. De pronto dos personajes desnudos y rasguñados centran la atención de la escena, fuera de sí se abren paso entre la maraña huyendo de una jauría rabiosa. El de delante va llamando a la muerte para que venga y el otro en su agonía rememora a cierto combatiente que finalmente prefirió la muerte a la fuga. Lo que nos lleva a recordar a aquellos iniciados que deciden no seguir adelante en la vía del Conocimiento dándose por vencidos, no permitiéndose la posibilidad de fugarse en vida ascendiendo de grado en grado por los estados superiores del Ser para salir finalmente por la puerta estrecha al Infinito (el No-Ser o En-Sof de la Cábala). Aunque también está implícita otra lectura que se corresponde con los intereses (iniciáticos) de quienes optan por arrostrar su destino, en vez de elegir una vez más lo de costumbre, es decir la fuga en el indefinido horizontal de lo conocido, pese a saber que en el fondo es un engaño. Pero volvamos a aquellos dos elementos que se desgarran en su huida despavorida hacia ninguna parte: faltándole el aliento al segundo, se abraza a un arbusto, en el que es despedazado por las dentelladas de aquellos perrazos negros que terminan llevándose sus palpitantes miembros. Una escena que ilustra la atrocidad del desmembramiento de un alma a merced de ciertas energías infrahumanas encarnadas en unas malas bestias capaces de trocearte la integridad. Ello nos lleva a recordar el mito egipcio del descuartizamiento de Osiris a manos de su hermano (adversario) y los esfuerzos de su esposa Isis por reunir lo disperso, que es de lo que trata el viaje a contra corriente que emprende el iniciado: de la multiplicidad, cuya fuerza de arrastre centrífugo es absolutamente desproporcionada con respecto a las fuerzas y medios de que se dispone al comienzo, a la Unidad.

Nos dirigimos ahora “al límite que separa el segundo recinto del tercero donde se ve el horrible rigor de la justicia”.61 Aquí la ira divina adopta la forma de un ardiente arenal en el que no puede arraigar la vida. En ese estado se consumen incontables almas desnudas que lloran la miserable esterilidad. No tienen abrigo posible, ni salida alguna de la abrasadora lluvia de copos ardientes que cae de manera constante como la nieve cuando no hay viento. Por si esto fuera poco, la arena arde como la yesca incendiada al contacto con los copos, y las almas asediadas por el tormento que les produce el fuego eterno no descansan jamás, tratando de aliviar inútilmente la quemazón que siempre se renueva. Sólo unas pocas yacen tumbadas boca arriba, otras están sentadas y encogidas y las más van y vienen, saltan y se revuelven sin parar manoteando con el fin de aplacar las quemaduras. Tan sólo una por la que Dante se interesa, se muestra como si no le afectara lo que está pasando. Se trata de un antiguo personaje,62 prototipo del consumido por la rabia que niega a la deidad y si pudiese iría contra ella. De ahí que como ya se ha dicho éste sea el estado en el que se hallan los que tratan de alguna manera de hacer violencia contra la deidad.


Amos Nattini. “Infierno”, canto XV, c.1921.

Seguimos caminando en silencio por la linde del bosque, evitando aquellos dominios ardientes donde la ira exaltada por la violencia es pasto de las llamas, hasta alcanzar cierto lugar en el que mana una corriente que las extingue, del mismo color con el que el dios de la guerra, la muerte y la destrucción (de lo caduco) se complace (sangre). Aquí conviene prestar especial atención a las palabras de nuestro guía acerca del origen de los cuatro ríos que circulan por estos derroteros tenebrosos. Para explicarlo se vale inteligentemente de la ciclología (otro nombre de la Cosmología Perenne), una de las Ciencias Sagradas caídas en el olvido, cuya complejidad requiere de explicaciones que no es posible abordar en este estudio, aunque sí compartimos algunas pautas con el fin de acercar al interesado a esta rama del saber tradicional que todas las culturas y pueblos en sus orígenes han conocido.63

En medio del mar hay una tierra devastada (…) que se llama Creta, bajo cuyo rey fue feliz el mundo.64 Un monte que hay allí, llamado Ida, fue rico en aguas y en selvas y está desierto ahora como cosa antigua. Rea lo escogió como cuna segura para su hijo,65 y con objeto de ocultarlo mejor, hacía que sonasen fuertes gritos cuando lloraba. En el seno del monte está de pie un gigantesco anciano con las espaldas vueltas a Damieta y mirando a Roma como a su espejo. Su cabeza está modelada en oro fino, y de pura plata son los brazos y el pecho. Es de cobre hasta las ingles, y de allí para abajo, del mejor hierro, salvo el pie derecho, que es de barro cocido y descansa más sobre él que sobre el otro. Cada parte de su cuerpo, excepto el oro, está surcada por una grieta que vierte sus lágrimas, las cuales, reunidas, horadan aquella gruta. Su caudal se despeña por el valle, formando el Aqueronte, la Estigia y el Flegetón; después se van por este estrecho conducto hasta allí donde ya no se puede descender más, y forman el Cocito.66

En clara semejanza con el pasaje bíblico del sueño de Nabucodonosor, se está evocando la doctrina hindú de los ciclos y ritmos cósmicos y a sus equivalentes en otras tradiciones. Dicha doctrina divide en cuatro las edades de la humanidad: de oro, plata, bronce y hierro, análogas a las del ser humano: infancia, juventud, madurez y ancianidad respectivamente. Por otra parte Dante menciona junto a los ríos citados el Leteo (olvido) al que podrá ver en el purgatorio, “donde van las almas a purificarse cuando la culpa se cancela con el arrepentimiento”.67

Y ya que estamos en onda de lanzar cables que puedan ser de utilidad al buscador del Sí Mismo, aquí va el Himno Órfico titulado A Hermes Infernal, un canto y toda una invocación mágico-teúrgica al numen que guía al iniciado en su viaje por el interior de la tierra, el reino de los muertos:

Tú, que habitas el inexorable sendero del Cocito, impuesto por el destino, que guías las almas de los mortales al fondo de la tierra. Hermes, hijo de Dioniso, que danza con delirio báquico, y de la doncella pafia, esto es, de Afrodita de ojos vivos, que frecuentas la sagrada mansión de Perséfone, asistiendo a las almas de funesto sino, bajo tierra, como acompañante, a las que conduces, cuando les llega el día fijado de su destino, porque todo lo seduces, hipnotizador, con tu caduceo mágico, y de nuevo despiertas a los que están dormidos. Pues te dio la diosa Perséfone el honor de acompañar a las almas eternas de los mortales por el camino que lleva al ancho Tártaro. Bienaventurado, envía, pues, te lo ruego, a tus iniciados un fausto final a sus labores.68

Ahora es momento de alejarse del bosque. Los márgenes en los que nos movemos forman un camino (Templanza) a cubierto del fuego devorador que lo consume todo. Aparece un tropel de almas llorando. A ninguna le está permitido detenerse, de hacerlo se exponen al instante a yacer cien años inmóviles sin defensa posible de las llamas abrasadoras y sus efectos. Dante se cruza con un viejo amigo al que no ha olvidado, tan lleno de agradecimiento le está por haberle enseñado en vida que el hombre puede hacerse inmortal.69 El espíritu figurado en esta naturaleza sutil (reflejo del maestro interno) recomienda encarecidamente alejarse de las influencias perniciosas de la avaricia, la envidia y la soberbia que han arraigado como costumbre entre las gentes. Y le pronostica el excelso destino que le reserva la fortuna, tal que ambas partes tendrán hambre de él,70 aunque no está hecha la miel para sus bocas, es decir, no apreciarán ni su obra ni lo que representa su presencia como pontífice (puente, mediador entre la Tierra y el Cielo). Por eso asevera con rotundidad que si bien puedan devorarse entre sí las bestias, no toquen aquella planta (iniciado) si es que nace alguna entre su inmundicia en la cual reviva la semilla de aquella estirpe divina que allí se mantuvo cuando se construyó el nido de tanta maldad.

En este recinto del séptimo círculo se encuentran las almas de quienes fueron religiosos y literatos de renombre, manchados todos con el mismo error: hacer violencia contra Dios yendo contranatura. Violación que se comprenderá sin dificultad si tenemos en cuenta esto: la naturaleza toma su principio del divino intelecto y de su arte, hecho que imita el ser humano en sus creaciones. Por lo que podría decirse en conformidad con Virgilio (canto XI, 97-105) que el gesto creativo humano (arte que sigue a la naturaleza) es como nieto de Dios siendo entonces la naturaleza su hija.71

Estamos ahora en el lugar en que se oye el fragor del agua (río Flegetonte) cayendo al siguiente círculo (octavo). De pronto se acercan tres sombras con horribles úlceras producidas por las precipitaciones que las laceran a perpetuidad. Como están condenadas a no detenerse giran en torno a Dante, interesándose en conocer la identidad del que con paso vivo va caminando con tanta seguridad por el Infierno.72 Por su parte las sombras se dan a conocer como ciudadanos florentinos ilustres por los que Dante se duele sin nada que pueda hacer, salvo comunicarles que deja la amargura para ir hacia los dulces frutos prometidos por su guía Virgilio (Enseñanza esotérica, transmisión de una influencia espiritual).73 También las pone al corriente en pocas palabras de como van las cosas por el mundo de los vivos por el que se interesan (Florencia), y es curioso observar que no ha perdido un ápice de actualidad lo que dice: “La nueva gente y las ganancias repentinas han generado orgullo y exceso”.74 Finalmente las almas le piden a Dante que si sale de aquél ciego lugar y ve de nuevo las estrellas hable en favor de ellas acerca de su antigua nombradía, deshacen la rueda y se van como si sus piernas fuesen alas.

Prosigue el descenso hasta llegar al punto en que se despeña la corriente tinta en sangre produciendo un fragor que ensordece. A petición de su guía, Dante se desciñe la cuerda que porta en su cintura, símbolo “íntimamente relacionado con el de los nudos y por lo tanto con el de atar y desatar, es decir, unir y dispersar”. También relacionado con las Moiras o Parcas que “tejen la creación y la vida del hombre con las cuerdas del telar del destino”.75 De modo que se la entrega a Virgilio enrollada y recogida y este volviéndose a la derecha y muy apartado de la orilla, la lanza al abismo. Nada más se dice de ella, pero está claro por su significado y lo que narra a continuación, que éste es uno de los puntos donde se produce una ruptura de nivel análoga a las que ritualizan las ceremonias sagradas que psicodramatizan el paso de un estado a otro del Ser (de la Conciencia), como es el caso análogo en la masonería del rito de paso de Aprendiz a Compañero. De hecho el propio Dante presagia que algo nuevo está por ocurrir, como así lo confirma su guía señalando al monstruo que les servirá de vehículo para descender al octavo círculo del Infierno. Se trata de un engendro que el autor describe con el rostro de hombre justo y benigna apariencia, pero “de serpiente todo el resto de su cuerpo (…) con más colores en el fondo y en los bordados no hicieron jamás ningún chal tártaros ni turcos, ni la misma Aracne”.76 Una manera poética de representar el prototipo de personalidad encantadora, con discurso atractivo, colorido y tejido con filigrana preciosa, pero que en el fondo es un engaño. Así es el fraude que apesta al mundo.


Joseph Anton Koch. El infierno de la Divina Comedia
de Dante Alighieri. Detalle de Fresco.

Virgilio sugiere a Dante que se acerque a ver la triste condición en que se encuentran las almas que allí se duelen atormentadas por los efectos de la usura alentada en vida, mientras él habla con el humano reptil llamado Gerión para que les conceda el apoyo necesario sin el cual no es posible seguir viaje.77 Sin duda una situación paradójica, ya que plantea la necesidad de aprovechar la fuerza del adversario poniéndola a favor (como se ha dicho Gerión representa el fraude, uno de los disfraces del ángel caído), es decir, ubicarlo de tal manera que nos haga de espejo para reconocer a qué nos enfrentamos, nuestros propios egos, fobias, manías, apegos, etc., etc., para lo cual se impone necesariamente tener que transitar todos los estados inferiores que son aspectos de su presencia (Lucifer).78

Virgilio ya subido a la grupa del monstruo invoca la fortaleza y el atrevimiento necesarios para superar los miedos ante los peligros y dificultades (aparentes) que se presentan en el descenso. Mudo de pavor, a Dante no le sale la voz para pedir a su mentor que lo asista, aunque nada más montar a lomos de la criatura, éste lo sostiene entre sus brazos. Sugiere una forma poética de explicar la protección que le brinda la doctrina al iniciado en los Misterios, sobre todo en circunstancias tan delicadas y tremendas como éstas que ahora debe afrontar, perdiendo toda referencia salvo la del monstruo engañoso (fraude) del que se valen en este momento crítico. Gerión desciende lentamente dando vueltas como un ave hasta posarse en el fondo, donde descarga a sus personas, alejándose rápido como flecha.

En el centro de este círculo abominable, el octavo en el que ahora nos movemos, se abre un pozo muy ancho y profundo. Lo circundan diez fosos (o bolsas como lo hemos visto traducido) separados por muros y nuestra posición no puede ser más periférica. La imagen geométrica de este gigantesco anfiteatro se representaría en el plano como diez círculos concéntricos en torno a un punto central del que parte un radio que los une. Dicho radio es en este caso una serie de escollos que desde el punto en que nos encontramos y a modo de puente atraviesa todos los fosos hasta el abismo central por el que se ven unidos. Cada uno de los mencionados fosos son estados del alma que recrean el fraude y sus disfraces.79

Continuará.


NOTAS.
* Jacob Bohme. Del Cielo y del Infierno. “Un diálogo entre el estudiante Junio y su discípulo Teodoro”. Ver en la web del anillo telemático de SYMBOLOS, ATRIVM: Hacia la esencia del cristianismo: Artículo.
** Contest of Homer and Hesiod. (Oxford Classical Texts, ed. Allen, Vol. 5-ED), 165, donde la expresión eunon einai eautov=metanoien (“arrepentimiento”, es decir, “volver a estar en la mente justa de uno”) es lo opuesto de paranoien.
*** El Sí mismo que queremos significar cuando decimos a un hombre que está comportándose mal “sé tú mismo” (“en sautov genou”, Sófocles, Filoctetes 950), pues “todo es intolerable cuando un hombre olvida su propio Sí mismo, para hacer cuanto no le conviene” (ídem 902-903), ibid.
**** A. K. Coomaraswamy. “¿Quién es Satán y donde está el infierno?” Artículo publicado en 1947 recogido en Búsqueda, Revista sobre el discernimiento último, nº 0. Ed. Sirio, 1990.
1 Cuando decimos “dejarlo todo” nos estamos refiriendo a una desidentificación total y absoluta de lo que creemos ser, fruto del aprendizaje adquirido del medio profano que da lugar al nacimiento y desarrollo de egos, miedos, fobias, manías, etc., sin olvidar que todo ello también participa en la realización espiritual, “que lo malo de hoy es lo bueno de mañana y que lo que nos sirvió hasta un punto y fue nuestro aliado, es el enemigo en otro nivel o situación”, como dice Federico González en su libro de poemas titulado En el Vientre de la Ballena. Textos alquímicos. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2024. Por lo que no hay que desechar a priori nada. Incluso se dice explícitamente en los Evangelios que a la cizaña conviene cortarla a su debido momento, cuando la nueva planta=neófito, (iniciado en los Misterios), está lo suficientemente arraigada (con profundas raíces en el cielo) como para no sufrir el desbroce de lo que debe ser eliminado.
2 Alusión a uno de los gunas hindúes. “Son tres: satwa, rajas y tamas: El primero es la conformidad a la esencia pura del Ser y se visualiza como una energía ascendente; el segundo es rajas asimilado a la irradiación expansiva, horizontal y tamas la energía pesante y descendente vinculada a la ignorancia”. Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Gunas (hindú)”. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013. Integramente en versión online: Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos.


Gráfico de los tres gunas.

Ilustración extraída de Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. Revista SYMBOLOS nº 25-26, Barcelona, 2003. Ver en la web del anillo telemático: Programa Agartha.
3 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. Revista SYMBOLOS nº 25-26, ibid.
4 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto XXXIII. BAC, Madrid, 2015.
5 “Estas tres ‘vibraciones’ se manifiestan en todos los seres, cosas, o fenómenos a distintos grados aunque nunca de modo puro, sino mezcladas entre sí. Se las considera como condiciones de la Existencia Universal. Según las proporciones de una u otra que predominen en ese ser, fenómeno o cosa, se determinará su naturaleza, aunque todas ellas coexisten y pueden variar según circunstancias espacio-temporales o por la intervención de algún accidente o imprevisto igualmente capaz de alterarlas. Asimismo puede que una, o dos de ellas, se impusieran a la tercera tiñendo con su tono el conjunto. Las cualidades de esos principios marcan los diversos niveles de existencia y los grados de la perfección espiritual, en relación con el predominio de una u otra”. Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Gunas (hindú)”, ibid.
6 Federico González. Las Utopías Renacentistas. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2016.
7 Que también puede manifestarse de manera externa en cualquier criatura, cosa o hecho, incluso en una piedra. De lo que se trata es de que diga verdad y esta sea contemplada directamente, sin mediación del pensamiento reflexivo.
8 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Virgilio (70-19 a. C.)”, ibid. Reproducimos aquí el resto de la entrada, ya que aporta explicaciones valiosas para entrever el vasto alcance de la obra del gran poeta latino, lo que a Dante no le pasó desapercibido. No por nada es quien le guía en su viaje de retorno al origen: “Autor de las Églogas, también llamadas Bucólicas, con las que comienza su labor de poeta; escritas entre el año 41 al 39 antes de Cristo, ejerce una profesión heredada de los griegos e inspirada por el espíritu, es decir por los efluvios del más allá, emanaciones a las que da forma. En este sentido no se puede dejar de mencionar el canto IV en el que se profetiza el advenimiento de un niño tradicional, el niño alquímico en la historia, que los paganos tomaron por un nuevo nacimiento del dios Hermes en Alejandría, donde se da un movimiento, el hermetismo —una pléyade de sabios directamente emparentados ideológicamente con el neoplatonismo, neopitagorismo y los gnósticos, al punto que estas designaciones parecen ser nombres de un mismo cauce espiritual— que publica el Corpus Hermético, o sea la Hermética y otras numerosísimas obras firmadas por los maestros que perpetuaron la Tradición hasta el siglo V en que muere el neoplatónico Proclo, aunque hay que aclarar que este pensamiento ha subsistido hasta nuestros días.
Por otra parte el cristianismo igualmente creyó en que Virgilio profetizaba el nacimiento de Jesús, es decir, del anunciado Mesías, lo que también es muy interesante ya que confluyen en la profecía del poeta latino la imagen de un nuevo Hermes con la del niño Jesús según se lea por uno o por otros, lo escrito por Virgilio”.
Para profundizar en este autor —verdadero cabeza de serie— y en la mencionada Eneida, el lector encontrará información precisa y una vía por donde penetrar a estancias secretas del alma en el artículo de Lucrecia Herrera titulado La Eneida y los orígenes míticos de Roma publicado este mismo número de SYMBOLOS.
9 René Guénon. San Bernardo. Texto de la web. Los paréntesis son nuestros. Sin duda que a Dante también le corresponden idénticas funciones y características que las atribuidas a San Bernardo (mediador, transmisor de las Ideas eternas y vehículo de una influencia espiritual que ellos han devenido=identidad), dadas las circunstancias que le tocó vivir y el papel que asumió con respecto a ello, ubicado siempre en un punto de vista Polar, es decir, eminente y central.
10 René Guénon. San Bernardo, ibid.
11 En un momento dado Dante se ve a sí mismo insignificante frente a figuras divinizadas como el mencionado Eneas o San Pablo con las que se compara.
12 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto II, op. cit. Los paréntesis son nuestros.
13 Pasaje en el que se figura a Beatriz sentada junto a la Raquel bíblica esposa de Jacob, a la que en nota al texto traducido se la vincula con la contemplación.
14 Como ya se ha dicho reiteradamente, Beatriz es la personificación del conocimiento directo mediante el cual el ser humano se torna consciente de que participa de estados muy elevados y profundos correspondientes a la triunidad de los principios ontológicos del Ser. Los que se actualizan por mediación de la figura de San Bernardo (símbolo de la acción de la Gracia divina). Mientras que Virgilio (tanto su figura como su producción literaria, —uno es lo que conoce—) sintetiza la enseñanza relativa a los planos intermediarios (en perfecto acuerdo con la doctrina de las emanaciones), en correspondencia con el conocimiento de las Artes Liberales y otras ciencias tradicionales.
15 Y lo hacen a tres niveles simultáneamente: físico, psíquico-anímico/psíquico-arquetípico y ontológico en correspondencia con los tres gunas hindúes. Ver notas 2 y 5.
16 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto III, ibid.
17 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Puerta”, ibid.
18 Para profundizar en la simbólica de la puerta recomendamos la lectura de René Guénon, en especial aquellos artículos recogidos en su obra Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, que se refieren a la simbólica de las puertas solsticiales y a ciertos aspectos concernientes al simbolismo de Jano. También el mencionado Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos y la Introducción a la Ciencia Sagrada, ambas obras concebidas por el mismo autor, de gran interés para el buscador ya que contienen constantes referencias al simbolismo de pasaje en correspondencia con otros.
19 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto III, ibid.
20 Ibid.
21 Ver en la web el pasaje completo al que se alude: Cita bíblica.
22 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto III, ibid.
23 Ibid. Guardando las distancias, pensamos que es como estar al borde de un abismo con miedo a caer (vértigo) y al mismo tiempo experimentar con horror una irresistible atracción hacia ello, pese a ser de hecho la vía directa a la desintegración.
24 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto III, ibid.
25 Para profundizar en el tema, recomendamos la lectura del interesante artículo escrito por Lucrecia Herrera “Acerca de la Mikvah: las Aguas del Edén”. Ver en la web: Artículo También publicado en el libro La Cábala en el Corazón. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2025.
26 Es decir Jesucristo: Rey, Sacerdote y Profeta. Así lo explica René Guénon en alusión a la ofrenda con que saludan los tres ‘Reyes Magos’ del Evangelio al recién nacido: “estos personajes misteriosos no representan en realidad sino los tres jefes del Agartha [el Centro Supremo]. El Mahânga ofrece a Cristo el oro y le saluda como ‘Rey’; el Mahâtma le ofrece el incienso y le saluda como ‘Sacerdote’; y finalmente, el Brahmâtmâ le ofrece la mirra (el bálsamo de incorruptibilidad, imagen del Amritâ) y le saluda como ‘Profeta’ o Maestro espiritual por excelencia. El homenaje rendido así a Cristo naciente en los tres mundos que son sus dominios respectivos, por los representantes auténticos de la tradición primordial, es al mismo tiempo, obsérvese bien, la prenda de la perfecta ortodoxia del Cristianismo”. René Guénon. El Rey del Mundo, cap. IV. Ed. Paidós, Barcelona, 2003.
27 Nada que ver con lo que supone la mentalidad moderna, es decir, la ciudad interior como un pequeño yo y sus construcciones anímicas hechas de sentimientos, pasiones, ideologías y creencias varias, copiadas todas de un falso original (demiúrgico) al que se le suele otorgar una categoría cualitativamente mayúscula que no tiene ni muchísimo menos. En definitiva, el cambalache de la psique inferior entre el placer y el horror y sus contradicciones en relación con otros individuos que estarían en análogas circunstancias.
28 Ananda K. Coomaraswamy. Sobre ser en la mente recta de uno. Trad. Pedro Rodea. Ver online: Artículo.
29 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto V, ibid.
30 Recordaremos que Zeus rapta a Europa adoptando la forma de un toro blanco fuera de lo común, y las consecuencias a que ello da lugar son las que explicamos en el estudio: de su unión nacerá un hijo que será un gran legislador (civilizador) aunque por faltar éste a una alianza parental también verá la luz un engendro monstruoso (minotauro) fruto de la unión entre su esposa Pasífae (nuera de Zeus) con un toro que aparece nadando en el mar (dominios de Poseidón relativos a las aguas inferiores símbolo de la psique inferior). Lo cual es una forma de narrar el orden cosmogónico mediante un despliegue concatenado descendente que reproduce cualquier civilización y a escala microcósmica todo ser humano.
31 No es de extrañar que éste sea el círculo del infierno en el que las sombras encadenadas a la desproporción y falta de mesura por la reiteración de ciertos hábitos perniciosos, se consumen en sus propios deseos eternamente insatisfechos, padeciendo además la falta del soporte sensual necesario para experimentarlo.
32 Pues ya se sabe que, “pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre”. (Mt 7, 7-8). Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto V, ibid.
33 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto VI, ibid.
34 Ibid.
35 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Tríada”, ibid.
36 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto VI, ibid.
37 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Resurrección”, ibid.
38 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto VII, ibid.
39 Ibid.
40 Ibid.
41 Se dice que Flegias tuvo como hija a Corónide que fue seducida por Apolo. De esa unión nace Asclepio, adoptado por Quirón el centauro a petición del dios, ya que su madre muere por acción de Artemisa cumpliendo órdenes de su hermano (Apolo) que así lo determina por una infidelidad. Considerando las circunstancias, su padre encolerizado incendia el templo de Delfos y Apolo le da muerte, y ahora Dante lo sitúa como barquero del Estigia, ejerciendo la misma función que Caronte aunque a un nivel más profundo y próximo al centro, en los dominios de los consumidos por la ira, trasladando a las almas a la ciudad donde penan los iracundos.
42 Si recordamos el modelo cabalístico del Árbol de la Vida sefirótico, la envidia y la ira se ubican en la columna del rigor, esferas 8 y 5 respectivamente. Ambos números están vinculados al simbolismo de tránsito o pasaje junto con el de la destrucción de lo viejo y caduco, aunque sus dominios están en planos distintos: el de la psique inferior y el de la superior.
43 El viaje continúa con los mil y un obstáculos que debe superar el iniciado, obstáculos que reflejan los propios miedos, inseguridades, dudas, vacilaciones y en definitiva apegos del hombre viejo que se resiste a perecer. Para ello cuenta con la inapreciable guía que le proporciona la entrega paciente y concentrada en el estudio y meditación de la doctrina esotérica (iniciática), que le conducirá a la Sabiduría si así lo dispone quien puede, es decir el Espíritu, que sopla donde y cuando quiere.
44 Como llevamos dicho y por tenerlo presente, recordaremos que la liberación (identidad suprema) implica conocerse, lo que incluye transitar por los bajos fondos de uno mismo. Dicho tránsito supone la existencia de tramos que son análogos a los momentos que en la navegación marítima se conocen como “calma chicha”, en los que la travesía queda interrumpida sin posibilidad aparente de avanzar, aunque esto obviamente es pasajero y forma parte de las pruebas que pueden y deben ser superadas por el aspirante.
45 Consideramos a Medusa (Gorgona) como el símbolo del encantamiento que producen en el ser humano las ilusiones mundanas con sus placeres y pasiones que distraen y petrifican (matan) al alma sumiéndola en un profundo letargo, olvidando lo que en ella es inmanente o potencial, (la suprema identidad). No obstante, así como la propia existencia y la realidad que nos toca vivir se corresponde con uno de los estados múltiples del Ser Universal (Unidad) también es el único medio del que disponemos a través del cual acceder a lo suprahumano, es decir, que jugando el juego de la vida es el modo de trascenderlo. Pensamos que ello guarda relación con que los mitos acerca de la Gorgona se refieran también al hecho paradójico de que de su cuello cortado nace Pegaso, el caballo alado, símbolo del Conocimiento y los estados superiores. Amén de que literalmente signifique que cortándole el cuello a la Furia rabiosa figurada por Medusa es como se accede al palacio interior de la Sabiduría. También nos parece importante recordar que Perseo decapita a la Gorgona (como lo muestra la constelación) pertrechado entre otras cosas con las sandalias aladas, características del dios Hermes, hijo de Zeus y Maya, mensajero celeste que al igual que otras entidades civilizadoras es en síntesis la transmisión por la Palabra (Fiat Lux) que da nacimiento a la Cultura, de ahí que el mito lo presenta como benefactor de Perseo, y recíprocamente éste sea la personificación del emisario celeste que estamos mentando, quien además le proporciona las armas precisas para decapitar a su enemigo, amén de que Atenea (la Sabiduría, que a partir de ciertos estadios en la vía de Conocimiento es quien guía al iniciado en los Misterios, tal y como lo recoge Dante) le entrega un espejo. En este sentido no podemos dejar de mencionar que en el rito de iniciación masónico se le insta al iniciado a reconocer a sus peores enemigos volviéndose sobre sí mismo, para verse reflejado en un espejo previamente colocado por uno de los oficiantes a tal efecto. Además el espejo es también uno de los objetos mágicos con los que ver lo que está por venir, tal y como más adelante manifiesta Virgilio (canto X), cuando le hace saber a Dante que es por la Sabiduría (figurada por Beatriz) cuyos bellos ojos todo lo ven, que sabrá lo que le deparará el destino en el viaje de su vida.
46 Cita extraída de Letra Viva. Una Utopía Hermética. “Alejandría”. Ver online: Artículo.
47 Donde yacen a millares los mártires heresiarcas y sus seguidores, sometidos a este estado infernal y sus característicos padecimientos relativos a puntos de vista religiosos e ideológicos.
48 “La división entre los güelfos, que simpatizaban con el papado, y los gibelinos, que simpatizaban con los emperadores alemanes (del Sacro Imperio Romano Germánico), contribuyó a las luchas crónicas dentro de las ciudades del norte de Italia en los siglos XIII y XIV”. Cita extraída de La Crónica del Henares. “Historia. Güelfos y Gibelinos, la lucha entre el poder civil y el papado”. Ver online: Artículo.
49 “La rivalidad entre los gibelinos (en este caso representando a los aristócratas feudales) y los güelfos (representando a los comerciantes adinerados) fue especialmente feroz en Florencia, donde los güelfos fueron exiliados dos veces (1248 y 1260) antes de que el invasor Carlos de Anjou (aliado del Papa) pusiera fin a la dominación gibelina en 1266”.
“Dante, un güelfo blanco: Cuando los predominantes güelfos de Florencia se dividieron en dos nuevas facciones, ‘Blanca’ y ‘Negra’, fue la causa del exilio de Dante (1301), y lo llevó durante un tiempo a las filas de los gibelinos”, op. cit.
50 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Exilio”, ibid.
51 Queremos recordar que la construcción del templo (lugar sagrado) donde se erige el altar (corazón), punto de unión entre lo vertical (celeste) y lo horizontal (terrestre), se realiza con piedras perfectamente talladas y pulidas a tal efecto, es decir acabadas y dispuestas para cumplir su función. En la masonería, la piedra bruta simboliza al propio iniciado que debe aplicarse concentradamente en el desbastado y pulido de sus asperezas y cortedades que le impiden hacer consigo mismo una piedra útil con la que edificar dicho templo (representación del Cosmos). Recordar también el pasaje de los Evangelios Mt 16-18: “Yo te digo que tú eres Pedro. Sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las puertas de los dominios de la muerte” (Infierno) “no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.
52 En realidad estos tres círculos a los que se refiere se corresponden al 7º, 8º y 9º, sólo que los enumera en una tríada. Acerca de esta constitución triangular conviene tener en cuenta lo que apunta la nota siguiente.
53 Queremos hacer notar que esta estructura es análoga a los modelos cosmogónicos de otras tradiciones. Por ejemplo el Árbol de la Vida sefirótico de la cábala (del que ya hemos aportado una imagen) está dispuesto en planos cada uno de los cuales comprende tres esferas. Para profundizar en ello recomendamos la lectura de los libros Presencia Viva de la Cábala 1 y 2 de Federico González y Mireia Valls, editados por Libros del Innombrable en los años 2006 y 2013 respectivamente; además el cuaderno recientemente publicado por la misma editorial dentro de la colección Aleteo de Mercurio titulado La Cábala en el Corazón, escrito por el Ateneo del Agartha. Y finalmente la Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha de Federico González y cols. una síntesis de la tradición unánime expresada en su vertiente hermética que incluye la doctrina esotérica cabalística, así como la pitagórica, hermética, alquímica, entre otras, como método efectivo de aprehensión de la gnosis.
54 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Destino”, ibid.
55 El mito narra que el héroe Teseo, hijo de Neptuno-Poseidón entra en el laberinto (imagen simbólica de la propia psique) guiado por el hilo que le brinda Ariadna y que simboliza la doctrina tradicional que procura el Conocimiento. En su centro se halla el monstruo al que vence, pudiendo entonces identificarse con los Principios eternos e inmutables. También se desposa con Hipólita, reina de las Amazonas (o sea su parte pasiva y oscura, uno de sus egos inestables) vencida en lucha de amor, según representa la célebre comedia El sueño de una noche de verano de William Shakespeare. Respecto al minotauro, ver comentarios correspondientes a las notas 28 y 29.
56 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Centauro (gr.)”, ibid. Los corchetes son nuestros.
57 Según el mito narrado por Ovidio en su Metamorfosis (VIII), Neso trata de raptar a Deyanira, la esposa de Hércules y éste lo hiere de muerte disparándole una flecha rociada con la sangre de la Hidra de Lerna a la que también dio muerte. (Como nos dice la Introducción a la Ciencia Sagrada, este monstruo con siete cabezas es una “imagen de los egos serpentinos a los que es casi imposible cortar la cabeza”). En venganza, antes de morir el centauro entrega a la raptada una prenda empapada en su sangre (ahora emponzoñada al mezclarse con el jugo letal que impregna el asta), dándole a entender que se trata de un filtro mágico capaz de mantener vivo el amor con su esposo. Pasa el tiempo y a oídos de Deyanira llegan rumores engañosos de que Hércules ya no le corresponde, por lo que envía la túnica embebida en sangre a su cónyuge que la acepta sin sospechar nada. Al ponérsela, el calor del fuego prendido para hacer las libaciones y plegarias acostumbradas desata el poder venenoso que se difunde a través de sus miembros, y siendo imposible detener el curso de los acontecimientos se lanza a la pira que él mismo forma a tal efecto. Y aquí viene lo interesante del mito en tanto que Zeus, su padre, dictamina lo siguiente, aplicable al iniciado en los Misterios cuya providencial determinación lo conduce a la reintegración al Sí Mismo: “El que todo lo venció” (refiriéndose a Hércules, célebre por su fuerza y los doce trabajos que llevó a cabo exitosamente), “vencerá el fuego que estáis viendo, y no sentirá el poderoso Vulcano más que en la parte que tiene de su madre” (se refiere a la mortal Alcmena que lo engendró fecundada por el dios). “Lo que se llevó de mí es eterno, libre y fuera del alcance de la muerte, e indestructible por ninguna llama. Y esa parte, una vez terminada su misión en la tierra, yo la voy a recibir en las regiones celestes, y espero que mi acción será agradable para todos los dioses. Pero si hay alguno que acaso vaya a molestarse porque Hércules sea un dios, no querrá que se le haya otorgado ese premio, pero sabrá que ha merecido que se le otorgue y lo aprobará sin querer”. (…) “Y el padre omnipotente lo arrebató (…) y lo colocó entre los astros centelleantes”. En nota al texto: “convirtiéndolo en la constelación Hércules o el Arrodillado, catasterismo de Hércules”. Cita extraída de Ovidio. Metamorfosis. Ed. Gredos, Madrid, 2008. Sin duda una hermosa y didáctica forma de narrar la consumación de la epopeya iniciática, con lo que ello implica de transmisión de ciertas Ideas que actúan en la psique regenerándola progresivamente a lo largo de un proceso lleno de peligros y dificultades que tiene como objetivo final la Liberación o Identidad Suprema. Mientras que a nivel macrocósmico, representa la consumación de un ciclo, el comienzo de una nueva edad dentro de un período signado por la caída.
58 Uno de los más célebres episodios mitológicos en el que participa el adivino Fineas narra que se libró de las Arpías con ayuda de los Argonautas, comandados por Jasón (bajo la guía de Hera) en su viaje a la Cólquida en busca del vellocino de oro, símbolo de la realización intelectual-espiritual. El anciano agradecido por ello, ayudará a la expedición a sortear ciertos obstáculos aparentemente insalvables que los conducirán a la culminación de su gesta.
59 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. Revista SYMBOLOS nº 25-26, Barcelona, 2003. También cabe recordar lo que dice el maestro Jesús a sus discípulos: “Yo tengo una comida que no sabéis vosotros” (…) “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y completar su obra” (Juan 4, 32-34). Además instituyó el misterio de la Eucaristía mediante el cual se transubstancia el pan y el vino en el cuerpo y la sangre del redentor que se ingiere para ser uno con él.
60 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto XIII, ibid.
61 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto XIV, ibid.
62 Su nombre es Capaneo, personaje mítico que participó en el asedio de Tebas. Su arrogancia le lleva a creerse todopoderoso a tal punto que estando en el asedio proclama que ni siquiera Zeus podría detenerlo. La reacción que promueve este ataque de arrogancia sobreviene en forma de rayo que lo fulmina. Para el interesado buscador se sugiere la lectura de la obra Los siete contra Tebas, escrita por Esquilo (525 a.C.-456 ca.) de lectura más que recomendable, en la que se halla la escena en rigor.
63 Existen fuentes fiables al respecto con numerosos textos y referencias que tratan el tema en profundidad y cuyo estudio se sugiere encarecidamente. Ver en la web del anillo telemático de SYMBOLOS “Ante el fin de los tiempos”: Web.
64 En nota al texto se refiere a Saturno, bajo el cual se desarrolló la edad de oro. Aunque el dios Jano (Janus-Bifrons) también es el regente de la edad de oro en la Roma clásica. Deidad íntimamente relacionada con la simbólica de pasaje (puerta). En este sentido cabe recordar el episodio en el que Dante narra lo que está escrito en el dintel de la entrada al Infierno y que ya hemos comentado incluyendo una nota al texto (nº 18). Reproducimos aquí el acápite dedicado a esta entidad, extraido de la Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha:
Janus-Bifrons, dios romano, de origen babilónico-asírico, y que se encuentra también en otras tradiciones muy arcaicas, mira con su rostro dual en las direcciones opuestas del espacio y del tiempo calendárico. Espacialmente marca el eje Norte-Sur, temporalmente el solsticio de invierno y de verano. Es pues un mediador entre cielo y tierra, en cuanto a que al cielo se le ha hecho corresponder con el Norte e inversamente a la tierra con el Sur. Igualmente es la deidad que abre en el hemisferio Norte la puerta del año en invierno —movimiento ascendente del Sol— y la cierra en el solsticio de verano, cuando el astro comienza su carrera descendente. Desde un punto de vista iniciático el solsticio de verano corresponde a la puerta de los hombres y constituye la entrada a los misterios menores de la antigüedad, mientras que el de invierno se vincula con la puerta de los dioses y los llamados misterios mayores. Astrológicamente, el verano, asociado al mediodía, se corresponde con el signo de Cáncer, mientras el invierno lo hace con el de Capricornio. La Navidad cristiana (uránica) se celebra el 24 de Diciembre, y el 24 de Junio se festeja la noche de brujas (ctónica). En estas mismas fechas en la Masonería se recuerda a los dos San Juan, al que abre la historia evangélica y al que recibe el mensaje testamentario”.


Cyril M. Harris (ed.). Illustrated Dictionary
of Historic Architecture
. Dover Publ. New York 1983.

“Toda clase de hechos asombrosos y heroicos atribuyeron los romanos a Jano, uno de los más grandes dioses de su panteón. Entre otras cosas habría gobernado Roma en una edad de oro, donde todo era perfecto. También era el protector de la ciudad y en tiempo de guerra las puertas de su templo se dejaban abiertas para que pudiera acudir a ayudar a sus habitantes. Deidad intermediaria que con su doble faz todo lo señala, símbolo de la ambivalencia, en particular del hombre, sus atributos eran la llave y la barca, heredadas por los pontífices católicos.
Su rostro central, invisible, está vinculado con el no-tiempo, o tiempo primordial de los orígenes, y se corresponde en lo espacial y constructivo con el eje de simetría, y por lo tanto con una vía o camino de unión, de permanente conjunción de opuestos, lo que explica que presidiera en los Collegia fabrorum, los gremios e iniciaciones de los artistas y artesanos romanos”.
65 Rea o Cibeles es la contraparte femenina de Saturno, la Shakti (hindú), o “energía femenina de un dios, su esposa, su cómplice, ella misma, como parte integrante del cosmos amalgamada en un abrazo a la deidad a la que se une como paredro”, dice Federico Gonzalez Frías en su Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Shakti (hindú)”, ibid. También puntualiza que la Shakti actúa con independencia de su correspondiente consorte, de ahí que Rea disponga por cuenta propia ocultar a su hijo para que su padre no lo devore como a los otros.
66 En nota al texto explica que el Cocito es el último de los ríos del Infierno. El nombre de origen griego significa llanto. Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto XIV, ibid.
67 Ibid. Acerca de este río, leemos lo que dice Federico González Frías en su Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Leteo (gr.)”: “Río del olvido del Sí Mismo equiparable a la muerte espiritual. Los hombres hemos bebido de esas aguas y por lo tanto somos prácticamente incapaces de recordar nuestro auténtico Yo, aunque la metafísica y la enseñanza en los misterios pueden transportarnos a ese mundo de la Inteligencia y la Sabiduría espiritual.
Pero hay que hacer notar que las aguas del Leteo son tanto atroces como beneficiosas, pues se trata de la pérdida de la memoria en uno y otro sentido, o sea que nos hacen olvidar lo sagrado pero también lo profano cuando emprendemos el ascenso hacia nuestro verdadero origen”.
68 Himno a Hermes Infernal (LVII), citado en Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Cocito (gr.)”, ibid.
69 A este respecto recordaremos las palabras de Marsilio Ficino en su carta a Niccolò degli Albizzi titulada “Exhortación al Conocimiento” donde entre cosas dice: “En verdad, hemos de imitar al sabio Solón, quien incluso al morir buscó aprender algo pues se nutría con el alimento de la verdad y la muerte no era para él más que renacer. Jamás puede morir quien disfruta del alimento inmortal”. El amigo de que se trata es Brunetto Latini (ca. 1220-1294), “notario, filósofo y canciller de la República de Florencia” (ver en la Wikipedia). Que Dante lo sitúe en este séptimo círculo, ya que según se indica en nota al texto fue acusado de sodomía (por eso en este grupo de condenados están los sodomitas), no quita para que le muestre un profundo agradecimiento y lo reconozca como maestro ya que le transmitió los conocimientos de las fuentes clásicas de las que beberá estando exiliado en Francia. Por cierto que Latini le recomienda su Tesoro, obra en la que dice estar vivo todavía.
Para el buscador interesado se recomienda la audición del podcast titulado Las cartas de Marsilio Ficino alojado en el anillo telemático de la Revista SYMBOLOS: Podcast.
70 Se trata de los dos bandos ya mencionados en el pasaje correspondiente a la nota 46, cuya polarización tiene que ver con lo religioso y todo su componente ideológico, sentimental-pasional, higiénico-moral, y que pese a las apariencias son lo inverso de lo Espiritual.
71 En el caso de las almas que se hallan en este estado, ir contranatura está representado simbólicamente en el episodio bíblico de Sodoma, ciudad de la que se dice fue arrasada ya que sus habitantes (que reciben el gentilicio de sodomitas) se pervirtieron haciendo violencia contra la deidad, al igual que los que aquí se duelen. Y es bien curioso observar que según narra el Génesis 19, Yahvé hace llover sobre Sodoma azufre y fuego destruyendo cualquier forma de vida y toda la llanura queda arrasada por completo, cual el arenal estéril que describe Dante, análogo al corazón yermo como tierra baldía en la que no puede fecundar la semilla de la enseñanza iniciática.
72 Obviamente no puede ser otro que el iniciado en los Misterios que marcha en pos de su Destino.
73 De ahí que como ya se ha dicho reiteradamente tenga que descender al centro del Infierno para conocerse a sí mismo, que en esto consiste básicamente este proceso tal y como indica el anagrama V.I.T.R.I.O.L.V.M cuyas letras corresponden a la traducción de la frase escrita en latín “visita el interior de la tierra” (de uno mismo) “y rectificando encontrarás la piedra oculta, verdadera medicina”. Anagrama cuyo significado coincide esencialmente con el proceso que describe Dante, lo que no quiere decir que el camino sea para todos igual, sino que el que recorre cada iniciado es único a él, con sus imágenes, estados y situaciones propios a su naturaleza y a las circunstancias espacio-temporales en las que se desenvuelve. Dante narra su viaje utilizando la iconografía propia de su época y tradición que es la que conoce: la cristiana y la grecolatina, esta última herencia de su mentor Virgilio. A este respecto cabe recordar las similitudes que guarda dicho viaje en relación al episodio que narra el viaje nocturno de Mahoma y la ascensión al cielo, perteneciente a la tradición islámica, formalmente distinta pero esencialmente igual. En cualquier caso, no deja de ser curioso que el mencionado anagrama coincide con el nombre de una conocida sustancia venenosa (vitriolo=ácido sulfúrico), lo que nos recuerda al bendito Sócrates condenado a tomar la cicuta, y a todos los auténticos afiliados a la cadena áurea de Conocimiento, hombres y mujeres de distintas épocas y tradiciones que han completado la realización intelectual-espiritual asumiendo la función de intermediarios a la par que reconocen no quedarles otra que apurar el veneno de la enseñanza si es que quieren en verdad despertar de la ilusión, es decir morir a todo habiendo o no dejado el cuerpo físico, pues hay quienes completan la vía en vida y quienes la completan en el estado post mortem. Obviamente esto no sería lo mismo en el comienzo de la humanidad, en el que el ser individual está bien despierto y se ve a sí mismo como un símbolo (aspecto) de la deidad, hecho a imagen y semejanza.
74 No obstante, doscientos años mas tarde, las cortes y repúblicas italianas con Florencia a la cabeza, figurarán como ejemplo a seguir entre los pueblos de Europa, y sabios de todos los países seguirán las enseñanzas de eminencias como el ya mencionado Marsilio Ficino, entre otros, por la profundidad de los conocimientos que transmiten a través de las Artes y Ciencias.
75 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Cuerda”, ibid. Respecto a lo que se está planteando, conviene saber que el propio Dante dice en la narración que más de una vez pensó en la posibilidad de utilizar la cuerda ceñida a su cuerpo para cazar a la pantera y atarla con ella. La pantera, una de las imágenes para representar a la lujuria, es un animal relacionado con Dioniso, el dios del vino y el teatro, del éxtasis y los goces de la sublime y fogosa belleza vinculada al horror que también conduce al palacio de la Sabiduría.


Dioniso con pantera, escultura.

La talla representa la jerarquía implícita en esta Energía-Fuerza llamada Dioniso, con dos partes bien diferenciadas, la bestial-tenebrosa y la divina-luminosa, esta última figurada como un andrógino de bellas proporciones.
76 Obras completas de Dante Alighieri. “La Divina Comedia”, Infierno, canto XVII, ibid.
77 Gerión es uno de los gigantes mitológicos hijo de Urano y Gea (Cielo y Tierra) que es derrotado en la lucha contra los dioses olímpicos junto a sus hermanos, lo que denota el final de un ciclo y el comienzo de otro. Por otra parte uno de los 12 trabajos de Hércules consiste en vencer al gigante Gerión, que es un símbolo “de la bestialidad y lo antiespiritual, gracias a lo cual este héroe” (prototipo del iniciado) “podrá cazar a los emisarios celestes, los pájaros del lago de Estinfalo, lo que le permitirá obtener viva a la cierva de los pies de bronce, imagen de la ligereza, levedad y rapidez”. Así lo explica el acápite dedicado a Heracles-Hércules de la Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha, ibid.
78 En este sentido, ofrecemos al lector la traducción a la estrofa 126 perteneciente al canto XVIII que hace Ángel Crespo para la edición bilingüe editada por Galaxia Gutenberg y el Círculo de Lectores en el año 2002, respecto al descenso vertiginoso a lomos de la bestia Gerión en la que Dante dice ver fuego y sentir llantos que le encogen el alma acongojada:
“Y vi males terribles —que escondidos
tuve mientras bajábamos girando—
en lugares distintos repartidos”.
79 El Diccionario de la Lengua Española define esta palabra en su primera acepción como “acción contraria a la verdad y a la rectitud”. Son muchas las formas que adopta el fraude. En este caso Dante lo presenta en 10 escenarios que ocupan los cantos XVIII al XXX y que nombraremos a continuación siguiendo los datos que ofrece la edición de la Comedia anteriormente referenciada: en el primero están los rufianes y seductores azotados por demonios, mientras que en el segundo se hallan los aduladores sumergidos en heces (ambos lugares ocupan el canto XVIII); en el tercero (canto XIX) están quienes creen que es posible traficar con lo sagrado y lo ponen en práctica (simoníacos). En el cuarto ámbito (canto XX) se hallan los adivinos, cuyas cabezas están vueltas de tal modo que miran hacia atrás y en esa dirección caminan, como forma poética de sugerir el retroceso que representa la vana pretensión de mirar al futuro. En el quinto (cantos XXI y XXII) una serie de entidades infrahumanas cuidan de mantener bajo la pez hirviente las almas de los corruptos estafadores y barateros; en el sexto (canto XXIII) los hipócritas bajo un manto de plomo; en el séptimo (cantos XXIV y XXV) están los ladrones mordidos por serpientes padeciendo horribles metamorfosis; en el octavo ámbito están los malos consejeros envueltos en llamas (cantos XXVI y XXVII); en el noveno los discordiadores (cantos XXVIII y XXIX) y en el décimo los falseadores cubiertos de llagas (cantos XXIX y XXX).
En este sentido no es difícil advertir la naturaleza multiforme de esta bestia que es el fraude, guardián formidable que oculta el centro donde se halla la salida del Infierno (Lucifer), por lo que requiere vigilancia constante y estar dispuesto a manejar la espada del discernimiento con la que cortar la cabeza a esta hidra cuyas cabezas se duplican al corte, de manera que es preciso cauterizar el flujo de sangre venenosa (cauterizar es una palabra cuya segunda acepción en el Diccionario de la RAE significa “corregir eficazmente algún error”). Esto es lo que hace Hércules ayudado por el joven Yolao, fruto de su hermano que maneja con soltura el fuego, símbolo de la pasión por Amor a la Verdad y del verbo encendido, o sea el Fuego que es el Espíritu mismo en los términos de su actividad característica, que es la de vivificar. “¿Qué es de uno que conoce ese Fuego? Deviene elocuente, el habla no le falta”. Ver en la web del anillo telemático de la Revista SYMBOLOS el artículo de Ananda K. Coomaraswamy “Medidas de Fuego”: Artículo.
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